La tensión informativa en las últimas horas ha sido enorme. Los principales programas de radio y televisión, las webs con mayor pulso informativo, las barras de los mejores bares… Los grandes mentideros hervían en espera de la gran noticia. Esa que dejase los pactos postelectorales, las dimisiones púnicas o las encuestas del Gobierno a la altura del betún. Esa capaz de interesar a todo un pueblo, de acaparar la atención de la gran mayoría de ciudadanos, de hacer estremecer a todo un país. ¿Telefonearía Isabel Pantoja al programa de Telecinco “Supervivientes” para hablar en directo con su hija?
“Este portal ha podido confirmar que ha habido conversaciones entre la organización de Supervivientes 2015 y el entorno de Pantoja”, escribía José Álvarez en Bluper. El locutor de radio estaba más caliente que el asfalto de Georgia: “¡Sería un bombazo, estamos todos pendientes, que nadie se pierda el programa!”.
La intervención de la tonadillera presidiaria más famosa del planeta en un programa del prestigio de “Supervivientes” podría producirse en medio de la polémica por la posible modificación por parte del Partido Popular de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para proteger la imagen de los detenidos. Mientras el PP quiere evitar la llamada “pena de telediario”, esa en la que el ex vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato abre los informativos siendo introducido en un coche de la policía, las asociaciones de prensa, sindicatos y asociaciones de telespectadores y usuarios señalan que se pretende ocultar a los ciudadanos imágenes de interés general. ¿Usted qué opina?
La Pantoja lo tiene muy claro: se pasa la pena de telediario, la Ley de Enjuiciamiento Criminal e incluso el interés general por el forro del traje de lunares. Salió de la cárcel de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) como quien lo hace de un concierto de Bertín Osborne y Arévalo, con la sonrisa congelada pero feliz de poner tierra de por medio. Y no sería raro que, con la que está cayendo, desde Cantora o de vuelta a la sombra, llamase a Honduras para dar ánimos a su hija. Ya lo hizo cuando Paquirrín, cacho carne de su propia carne, participó en el mismo reality en 2011.
Frivolidades. El PP quiere cuidar su imagen, y para ello ha puesto en marcha una estrategia dividida en dos grandes líneas de actuación. La primera, evitar que las cámaras capturen a sus ideólogos en situaciones críticas. Es decir, siendo arrestados, detenidos, esposados, juzgados, enchironados… contando dinero negro… Evitar manchar una imagen oscura como cojón de grillo. Y la segunda, intentar blanquear esa imagen ponzoñosa resaltando las innumerables virtudes y buenas costumbres de los populares. Como ha hecho María Dolores de Cospedal, tragándose el orgullo y zampándose la soberbia para asistir por sorpresa a la misa pontifical del jueves en la Catedral de Toledo.
El populacho no se merecía la presencia de una Cospedal derrotada y encabronada, por no ser votada lo suficiente, pero la líder popular, que es generosa y sabia, ha superado su soberbia y se ha ofrecido a sus fans. No me parece suficiente. Si algún día quiere recuperar la popularidad perdida debería apostar fuerte. Por ejemplo llamando a “Supervivientes” para dar ánimos a, no sé… ¿Nacho Vidal?