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Al agua, patos

España se hunde, con más de cinco millones de parados por primera vez en su historia, y a Antena 3 no se le ocurre otra cosa que reunir a 28 famosetes y tirarles al agua. Para entretener al personal, dicen. En eso consiste “Splash! Famosos al agua”, el nuevo concurso de la cadena de Planeta: reunir a una banda de cantantes, toreros, modelos, actores, cocineros, presentadores y vividores, calzarles un bañador, y conseguir que se lancen desde un trampolín. Excitante ¿verdad? Dicen que es un talent show con celebritis, pero a mí me recuerda los concursos para jubilados que organizan en Torrevieja los animadores del Imserso. Sea usted sincero, querido lector: ¿Le apetece ver en traje de baño a Jesulín de Ubrique, Máximo Valverde, Carmen Lomana, Miki Nadal, Toñi Salazar o Falete? Si la respuesta es negativa, deje de leer este post de inmediato y abra un libro. Si es afirmativa, me temo que está usted muy enfermo.

Las imágenes de Falete embutido en un traje de baño negro, con volantes de lunares, resultan de una sordidez tan, tan, tan acojonante, que solo se justificarían dentro de una campaña de promoción de la morcilla de Burgos. Por aquello de la Marca España. Con el resto de las celebritis no me gustaría hacer sangre, que bastante desgracia tienen: ganarse la vida con este tipo de concursos no tiene que ser fácil para quien se considere torero, cantante, actor o cocinero. Para los vividores está hecho a medida: el premio son 50.000 euros, más el caché por mostrarse en bañador, más la portada de Interviú, más….

La pesadilla comienza a toda galleta, con el arranque explosivo que se le supone a todo prime time: la cancioncilla esa del Gangnam Style, bailarines, un micro con sonido infame, saltadores profesionales, albornoces… Y después, la nada. La primera tanda de concursantes en bañador, y un jurado en el que no podía faltar Santiago Segura. ¿Morbo? Dicen que los seguidores de la prensa hortera podrán ver cómo Guti puntúa las actuaciones de su novia, una tal Romina Belluscio.

El plató es curioso: tiene una piscina muy grande en el centro, con cámaras sumergidas, y gradas con publico alrededor. Mandan los tonos azules. La primera concursante es Daniela Blume, una actriz y locutora de radio a la que yo no conocía de nada. Aparece en traje de baño, como es lógico. “No veo, con las tetas”, dice cuando se mira los pies en el borde del trampolín. Hace el pino, se deja aconsejar por los profesores, se tira por primera vez y llora… Sube hasta los siete metros y medio para su primer salto con público. Bikini azul prieto de verdad. Anuncia un salto mortal carpado. Por detrás, el bikini parece aún más prieto. Levanta los brazos, se le suben los pechos, dramatiza el momento… y se tira. Cae en el agua. Sabe nadar y sale con vida.

“No disfrutaba tanto viendo salir a alguien del agua desde que ví a Pamela Anderson en Los vigilantes de la playa”, dijo Arturo Valls, el presentador. “¡Qué cabrón!”, respondió, muy fina, la saltadora. Después saltaron Juanjo Ballesta, Toñi Salazar, Miki Nadal, Elisabeth Reyes, Gervasio Deferr y, como guinda, Falete, “la sirenita de Splash!”.

Poco más que contarle. Salvo que el programa se hace absolutamente interminable. Y que dentro de aproximadamente una semana ya ni siquiera ofrecerá algo original. En un alarde de agilidad Antena 3 se ha adelantado a Telecinco, que estrenará “¡Mira quien salta!”, su programa piscinero, el próximo día 13. Imaginación y originalidad no les falta a nuestras principales cadenas, siempre con un ojo en la competencia, siempre derrochando talento y creatividad: “¡Mira quién salta!” es una adaptación de “Stars in danger: The High Dive”, formato creado por Brainpool, mientras que “Splash! Famosos al agua” es una versión del formato británico “Celebrity Splash!”, creado por Eyeworks.

Lo mejor, con mucha diferencia, Arturo Valls, un presentador que trasmite buen rollo, es ágil en la improvisación y no resulta ni engolado, ni pedante, ni mucho menos estúpido. “Yo ya no presento programas si no es tirando gente”, dijo Valls, un tipo simpático que hace su trabajo.

 

Un motivo para NO ver la televisión

El asesino de Green River.

Autores: Jeff Jensen y Jonathan Case.

Editorial: Norma editorial.

Esta podría ser la historia de un asesino en serie que mató a más de 48 mujeres, pero en realidad cuenta las obsesiones del policía que le siguió las huellas. “El asesino de Green River” narra el intento por comprender las razones de un comportamiento criminal y sádico, el por qué de las perversiones y obsesiones de un criminal, la razón de sus mentiras.

Este cómic espeluznante está basado en hechos reales. El detective Tom Jensen existe, y tuvo que esperar veinte años para poder realizar a Gary Leon Ridgeway, el asesino de Green River, una sola pregunta. La pregunta. El momento culminante de un interrogatorio de 188 días. Un instante de inusual intensidad en una novela gráfica. “Una obra sensacional y escalofriante”, ha llegado a decir Stephen King.

Jeff Jensen es hijo del policía que protagoniza la historia, y ha hecho un excelente trabajo periodístico reuniendo toda la documentación necesaria para poder escribir el libro. Jonathan Case es un dibujante de Oregón que ha ganado varios premios, y que ha conseguido el trazo perfecto para una historia tan dura como ésta, en riguroso blanco y negro. Juntos han creado un excelente cómic policiaco, premio Eisner 2012 a la mejor obra basada en hechos reales.

 

 


Reality Show

Se entera uno de cada cosa… Por ejemplo de que el Papa lleva marcapasos desde hace diez años. Y de que hace unos tres meses se sometió a una operación para cambiar la batería del aparato. La pila. Lo dicen ahora que el hombre se retira, incapaz de soportar la presión que conlleva ser el comercial de Dios en la tierra. Una barbaridad de curro, muchos viajes, muchas intrigas, demasiados disgustos. El bueno de Benedicto, con el corazón a trompicones, traicionado por su mayordomo y con algunas pesadas losas en el lomo, se siente tan solo y cansado como para retirarse a un monasterio. Puede que uno de Mallorca, que es donde terminan un sinfín de alemanes. Ante tan trascendente noticia, los medios se vuelven locos: TVE manda a sus presentadores a Roma, desde donde abren el Telediario. Y el diario El País le dedica la portada, abriendo a cinco columnas, y las primeras quince páginas, que son todas las dedicadas a Internacional. Será que el resto de actividades del planeta se ha detenido para despedir al Sumo Pontífice.

El presentador del Telediario comenta la renuncia de Benedicto XVI con una pared detrás. Nos han advertido que se encuentra en Roma, pero muy bien podía estar en un polígono de Móstoles. Una vez que se ha hecho el viaje, yo por lo menos le habría puesto delante de una pizzería. Y otra cosa: jamás incluiría en una pieza supuestamente informativa las declaraciones de ciudadanos que pasean por la calle, puro relleno: “Debía estar cansado, el hombre”, dice un tal Franchesco…Pero se supone que en TVE saben lo que hacen, o al menos lo que escriben: en el guión de una de las piezas principales recuerdan al televidente asuntos tan espinosos como que Joseph Aloisius Ratzinger miró para otro lado cuando surgieron escándalos de pederastia, que su papado ha estado marcado por escándalos y asuntos turbios, y hasta que en su juventud perteneció a las Juventudes Hitlerianas.

Lo cuenta el propio Ratzinger en su biografía con total naturalidad: enrolarse en las Juventudes Hitlerianas era algo común entre los jóvenes de su generación. ¡Joder con los jóvenes de su generación! La prensa alemana llegó a llamarle “Panzerkardinal”, pero el tiempo cambió a nuestro hombre hasta el punto de condenar el Holocausto. Muy aficionado a los trajes despampanantes, Ratzinger cambio el recio uniforme de la Wehrmacht por las livianas albas, casullas y mitras del Vaticano.

Pero cuidado, porque ahora viene lo bueno: ¿Quién será el sucesor? Comienzan las apuestas, las intrigas, las luchas de poder. Durante las próximas semanas no se hablará de otra cosa. ¿Será italiano, americano o africano? ¿Será viejo o joven (menos de setenta tacos)? ¿Será conservador o… menos conservador? Desde este modesto blog no podemos aportar grandes cosas en torno a esta carrera por el poder católico que acaba de comenzar. Solo puedo adelantarle quien NO va a ser el nuevo Papa: Falete.

No por que no se lo merezca, no sea religioso hasta la médula o su pasado no esté inmaculadamente limpio de devaneos fascistas. Sino porque está comprometido, puñetero, con otro reality show. El cantante acaba de firmar con Antena 3 para ser uno de los 18 concursantes de “¡Splash! Famosos al agua”, versión ibérica de un concurso de piscinas y trampolines. La Esther Williams de Triana.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Alberta Hunter

CD: Remember my name.

La recomendación de hoy será breve, puesto que se trata de la edición, por primera vez en cd, de un clásico del blues. “Remember my name” es la banda sonora de una película dirigida por Robert Altman en 1978, y protagonizada por Anthony Perkins y Geraldine Chaplin. La música es de la gran Alberta Hunter, cantante de Memphis que, con 82 años, interpretó diez canciones propias en esta banda sonora. Una maravilla de nuevo en circulación. Como todo, absolutamente todo, lo que grabó esta demoledora vocalista de intensa vida.