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Compañerismo

El País ofreció ayer una entrevista con Juan López de Uralde, candidato de EQUO. Media página, exactamente el mismo tamaño que el diario de Prisa dedica ese mismo día a la noticia “Bradd Pitt caduca en tres años”, en la cual el actor no descarta tener más hijos con Angelina Jolie. Y algo menos de espacio que el dedicado al partido de fútbol “decisivo” que estaban a punto de jugar las selecciones de Portugal y Bosnia. Para colmo de males, la entrevista a López de Uralde no me gustó: el 90% está dedicada a especular sobre resultados electorales, coaliciones con otros partidos y demás zarandajas (“¿Quién le pone más zancadillas, PSOE o IU?”), y evita analizar el programa de EQUO, la verdadera razón para votar o no a un partido. Lástima.

Si tuviese empleo, por decir las barbaridades que acaban de leer en el párrafo anterior sobre el trabajo de unos compañeros es posible que me pusieran una sanción. También es posible que no tenga empleo precisamente por escribir sobre compañeros barbaridades como las que acaban de leer en el párrafo anterior. El periodista, un profesional que por naturaleza debería ser crítico (incluso consigo mismo), en realidad suele ser rastrero, servil y, sobre todas las cosas, vanidoso. Admite muy mal las críticas a su trabajo. No tengo que explicarle hasta qué punto se acrecientan todas estas miserias en estos tiempos de precariedad laboral… Ahí tienen el caso de Paco Grande, editor de “Estudio Estadio” y uno de los nombres clásicos de TVE, destituido por “hablar mal” de dos compañeros durante una charla con estudiantes en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.

Grande dijo a los estudiantes que  “(Sergio) Sauca se saltaba el guión y hacía lo que quería”, y que “estaba puesto ahí (comentarista de la Champion) por estrategia empresarial”. Sobre su también compañera de deportes Silvia Barba, Grande aseguró que “desparrama”, “hay que controlarla” y que “se cagó en los pantalones” al entrevistar al Kun.

No sé si Sauca se salta el guión o si está ahí por estrategia empresarial, pero creo que sus comentarios de los partidos son triviales, ventajistas y anodinos. Jamás se pringa, todo el mundo es bueno, el fútbol es como una gran nube de algodón de azúcar… Por otro lado, recuerdo perfectamente la nefasta entrevista de Barba al Kun Agüero, y estoy completamente de acuerdo con Paco Grande. Dicen que las entrevistas y reportajes que emite la sección de deportes de TVE son periodismo, pero salvo raras excepciones solo son ejercicios insulsos de información descafeinada realizados con una única intención: no salirse de lo políticamente correcto, no molestar a los deportistas, ser bienvenidos en entrenamientos y concentraciones. Nunca hay una reflexión profunda, un análisis jugoso o una crítica acerada. Solo grandes sonrisas vacías y palabras huecas y amables.

Crucificar a Grande en público por esos comentarios sin duda es excesivo, y de alguna manera bendice y justifica el periodismo deportivo de baja calidad. Los comentarios del ex editor de “Estudios Estadio”, quizá desafortunados, deberían haber sido analizados en la redacción de deportes de TVE. “Lo que sucede en el campo se queda en el campo”, repiten esos periodistas insípidos que sonríen como camellos y hacen de la coletilla un mantra.

Paco Grande no ha estado muy elegante hablando de sus compañeros en público, de acuerdo. Pero no olvidemos que cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. Miremos la luna: el periodismo deportivo español es lamentable.

P.D.

La escena repugnante del día. Usted, que creía haberlo visto todo en cuanto a hipocresía y servilismo en los besos entre Gallardón y Esperanza Aguirre, aquí tiene un nuevo motivo de espanto: el futuro ministro se retuerce como un contorsionista ante María Antonia Iglesias, y, con los ojos cerrados, le lame la mano entre espasmos de placer.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Agosto.

Autor: Rubem Fonseca.

Editorial: RBA.

Publicada en 1990, “Agosto” es una novela legendaria, de esas que marcan a fuego a su autor: no es sencillo mezclar de manera tan natural y creíble la crónica política y el género negro. Fonseca, abogado y ex policía, describe en ésta, su obra mas conocida, una sociedad brasileña en descomposición, corrupta de los pies a la cabeza, sin ley ni orden, en la que políticos, policías y militares exprimen y aterrorizan al resto de la población.

La vida no vale nada en este Brasil de mediados del siglo XX. El comisario Alberto Mattos parece la única persona honrada: arrastra su úlcera sangrante por una comisaría de policía podrida, enfrentado a sus compañeros, bebiendo litros de leche y obsesionado por impartir justicia. No será fácil, puesto que se cruza con un atentado fallido, un suicidio y un asesinato. Para colmo de males, Mattos tiene dividido el corazón: una fulanilla acomplejada llamada Salete le idolatra, pero Alice, una dama adinerada con problemas psiquiátricos que fue amor de juventud, se ha instalado en su casa.

Fonseca construye con todos estos elementos un mosaico perfecto de una sociedad violenta y despiadada en la que no hay inocentes. Todos los protagonistas son culpables en este mundo sórdido poblado de asesinos profesionales, políticos sin escrúpulos, putas, policías a sueldo de mafiosos y militares golpistas. Un sucio y fascinante cruce de caminos entre lo social, lo político, lo histórico y lo negro.

Han dicho que la literatura de Fonseca es la tumba de los buenos. “Agosto” es lo mejor de Fonseca.