You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: S.J. Perelman


5G

Coincidiendo con la confirmación de la ruina del fondo de reserva de la Seguridad Social, del que Rajoy ha gastado casi un 40% en tres años, el Gobierno anuncia que ha comenzado a diseñar el plan y el calendario para la liberación de la banda de 700 Megahercios (MHz), que alojará la quinta generación de telefonía móvil o 5G.

Es decir, que dentro de no demasiado tiempo no tendremos médico que nos atienda cuando estemos enfermos. Pero podremos mirar los síntomas en un internet rapidísimo y auto diagnosticarnos de inmediato.  Si no acertamos en la evaluación, también podremos bajarnos a toda hostia el resguardo de la cita de un ambulatorio que, mecagüen, llevará meses cerrado.

Cuando sea mayor, más mayor, seguramente no cobraré pensión. Es decir, que no podré pagarme ni las pastillas, ni la prótesis, ni unas vacaciones. Ni siquiera la quinta generación de telefonía móvil. Viejo, enfermo y sin conexión 5G.

Quizá usted pueda ayudarme: ¿Avanzamos o retrocedemos?

rajoy-cospedal-movil

Un motivo para NO ver la televisión

Perelmanía.

Autor: S.J. Perelman.

Editorial: Contra.

Captura de pantalla 2017-11-28 a la(s) 11.13.55

Me repugnan los monólogos cómicos, en los que guionistas que se creen tan brillantes como graciosos enlazan chistes patéticos para delirio de un público sin criterio. Soy exigente con el humor. Dicho esto, le diré que me he descojonado vivo con “Perelmanía”, el libro editado por Contra con una selección de los mejores relatos del humorista norteamericano S. J. Perelman. El humor tiene niveles, y exige compromiso, y requiere talento, y crece con la inteligencia, y es una excelente forma de crítica, y se engrandece con el lenguaje. Perelman está en la cumbre del humor. Perelman (1904-1979) tenía nivel, compromiso, talento, inteligencia, sentido crítico y un vocabulario que envidiarán muchos escritores de prestigio. Hay que leer a un Perelman por el que no pasa el tiempo.

“Por un instante, consideré reivindicar mi profesión con un gesto llamativo y estamparle un directo a su mandíbula, pero entonces pensé que él también podría reivindicar la suya con un directo a la mía, así que lo dejé correr. Con todo, al recordar ese episodio más tarde, me pregunté si el testimonio de la dama, pese a su extremada magnanimidad, acaso podía acarrear consecuencias aciagas. A lo largo de los años, los editores han aprendido a aceptar la desconfianza, el rencor y la perversidad de los autores; de hecho, sobre ello se cimenta su propia existencia. Si de repente a los escritores les diera por agasajar a los mecenas como si fueran perritos falderos y cantar sus virtudes a los cuatro vientos, su amour-propre se extinguiría de un día para otro, generaciones de ejecutivos adiestrados para postrarse y humillarse quedarían obsoletos y la estructura entera del negocio acabaría por desintegrarse”.

Guionista de algunos de los mejores trabajos de los Hermanos Marx, y de brillantes textos publicados en The New Yorker, Perelman ha marcado a varias generaciones de escritores, no solo humorísticos, desde Kurt Vonnegut a Bill Bryson pasando por Woody Allen. Es lo que tiene ser un superdotado, a nivel intelectual: Perelman dominaba la parodia, utilizaba el surrealismo más loco, y se podía mostrar descarnadamente irónico. Cualquier detalle aparecido en un articulo del diario del día, o en un anuncio de una revista, le servía para escribir una crónica delirante, desternillante, magnífica. Textos que podían tener forma de artículo periodístico o de simple carta, breves como suspiros o extensos como relatos. Un puñado de esas joyas, la mayoría publicadas por The New Yorker, han sido recogidas con gran criterio en este libro disparatado, tronchante, imprescindible. El humor inteligente era esto.