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Tirano banderas

El Gobierno ha demandado a 80 alcaldes catalanes por no izar la bandera española en sus ayuntamientos. Poco importa a Mariano Rajoy y a sus chicos si estos consistorios han sido reformados con dinero negro, si sus ex tesoreros tienen cuentas en Suiza, si sus concejales han recibido sobresueldos o si en sus terrenos se han construido aeropuertos sin aviones. Lo preocupante es que estos peligrosos rebeldes soberanistas se nieguen a colgar la bandera española, una grave amenaza para la unidad de España.
Tirano banderas, la cumbre del esperpento. Esa “estética sistemáticamente deformada” de que hablaba Valle-Inclán.
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Porque resulta que la unidad de España y de los españoles depende de un trapo. No de la corrupción rampante, de un paro estremecedor o de la inutilidad de unos políticos para transmitir confianza. No. España depende de sus símbolos. De una bandera colgada de un mástil. O de un muñeco de madera. O de una medalla de oro y grandes cruces. Lo dicen aquellos que saben de política. Aquellos que ondean banderas en los balcones de sedes pagadas con dinero mafioso, que se abrazan por detrás a la estatua del apóstol Santiago, que cuelgan la medalla de Oro de la Comunidad de Madrid a Antonio María Rouco Varela, cardenal arzobispo y hasta hace cuatro días presidente de la Conferencia Episcopal.
Los que amenazan la unidad de España son los peligrosos secesionistas que se niegan a izar una bandera en la que no creen. Los patriotas son aquellos que pagan y cobran en diferido, que tienen una contabilidad en B, que destruyen pruebas y dificultan la labor de la justicia, que proponen una Ley de Seguridad Ciudadana inconstitucional, que suben los impuestos que prometieron bajar, que amnistían a los defraudadores, que salvan a los bancos con el dinero de los ciudadanos, que suben las pensiones un paupérrimo 0,25%, que recortan el dinero para becas, que consienten un paro del 26%, que permiten que la Iglesia siga sin pagar IBI, que llevan al CSIC a la ruina, que suben el IVA de la agonizante cultura hasta el 21%, que recortan en educación y sanidad públicas, que gobiernan sin haber sido votados, que nos hacen retroceder con una ley del aborto intolerable, que conceden cientos de indultos al año sin argumentos, que huyen de la policía arrollando motocicletas, que malgastan millones que no son suyos en televisiones que utilizan para su propaganda… Estos son los patriotas. Y los que no quieren poner la banderita en el ayuntamiento, nuestro verdadero problema. ¿Lo tiene usted claro?
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P.D.
“Así es la cara del hijo de Casillas”. Leo este titular en varios medios de comunicación. Fantástico, por directo, por informativo. El portero del Real Madrid ha colgado una foto de su hijo. Increíble. El bebé tiene dos bracitos, dos orejitas, una boquita, una naricita… Viste un pijama gris clarito y esta tumbado sobre una sábana de rayas. “En estos momentos, esta foto está dando la vuelta al mundo”, dicen. En algunos medios le tapan los ojos, en Antena 3 le pixelan todo el rostro. El niño es una mancha, un huevo frito aplastado. Gran información. Gran periodismo.
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Un motivo para NO ver la televisión
 
Terry “Harmonica” Bean
Cd: Catfish Blues.
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Terry “Harmonica” Bean es un bluesman relativamente joven que toca country blues tradicional. Nació en Pontotoc, Mississippi, y es habitual de los festivales del género en Estados Unidos. Tampoco es difícil verle con su guitarra y su armónica en la calle, mezclando temas propios con clásicos del cruce de caminos.
Este “Catfish Blues” es el séptimo disco del hijo de Eddie Bean, también bluesman. Terry aprendió los doce compases mientras jugaba al béisbol, convirtiéndose en un one-man-band que hacía percusión con los pies sobre una tabla. Actualmente sus blues suenan respetuosos, con un toque personal, algo que las enciclopedias denominan “modern old-fashioned”.
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Desafinado

TVE retransmitió en directo, por la primera cadena, Canal 24h, Canal Internacional y RTVE.es, el primer homenaje del día a las víctimas del 11-M en el décimo aniversario de los atentados: un funeral de Estado… católico, presidido por los Reyes, y con la presencia de buena parte del Gobierno. Sí, una ceremonia religiosa, católica, en un país aconfesional. “También tenían otros credos y otras confesiones algunas de las víctimas”, reconoció el comentarista durante la eucaristía. Imágenes para la historia de los representantes de las diferentes asociaciones de víctimas en primera fila, de un Rajoy más apagado que nunca, que ya es decir, y de decenas de sacerdotes y símbolos religiosos. Cristos crucificados, vírgenes, velas, canciones sobre la sangre, el día final, la resurrección, la vida eterna… Todos los elementos necesarios para crear una decoración rancia, un ambiente lúgubre.

Rouco

La imagen que no puedo quitarme de la cabeza es la de Rouco Varela cantando, como un marinero borracho en la taberna de un puerto olvidado, el día de su despedida al frente del episcopado. “Santa Marííííía de la Almudeeeeena, reina del cieeeeeelo, madre de amooooor”. El cardenal-arzobispo de Madrid dijo adiós a las 150 autoridades congregadas desafinando, con una homilía con cierto tufo conspirativo-abortivo: “estaban dispuestos a matar inocentes a fin de conseguir oscuros objetivos de poder, porque hay individuos y grupos sin escrúpulo alguno, que desprecian el valor de la vida humana y su carácter inviolable, subordinándolo a la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos”. Le escuchaba atentamente la crème del Gobierno: Santamaría, Gallardón y una Cospedal que acababa de hacer las siguientes declaraciones: “Ha habido una sentencia, pero con todo y con eso… toda la luz que se pueda arrojar sobre este acontecimiento será bienvenida”. ¿Impresentable? Pues espere a escuchar lo que había dicho unas horas antes Ignacio González, el del ático, sin inmutarse: “Lo importante es saber quién hizo aquel atentado tan salvaje”.

Quitemos hierro al asunto. Rouco Varela tiene que ir a “La Voz” sí o sí. Jubilado desde hoy mismo en la Conferencia Episcopal, y por tanto con mucho tiempo libre, el cardenal-arzobispo debe mejorar su puesta en escena vocal. No se puede ir por el mundo ofreciendo misas multitudinarias si cantas como un gato con los testículos atrapados en un cepo.

Cantar mejor es comunicar mejor. Según ha informado Le Monde, el presidente francés Francoise Hollande ha contratado para escribir sus discursos a Pierre-Yves Bocquet, un experto en gangsta rap más conocido como Pierre Evil. Es decir, que se dirigirá a los ciudadanos al ritmo de uno de los grandes expertos franceses en rap.

Ya estoy viendo a Rouco Varela ensayando con Melendi, Bisbal y compañía. Aunque creo que lo que de verdad le gustaría es ser jurado de “La Voz Kids”. A Rajoy sin embargo le veo más con el Koala como couch.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Mi amigo Dahmer.

Autor: Derf Backderf.

Editorial: Astiberri.

MI AMIGO DAHMER

Poco después de ver el famoso vídeo de la agresión de una adolescente a otra, y comentarlo en este blog, comencé a leer “Mi amigo Dahmer”, una novela gráfica que cuenta una historia real: la de un joven marginado por sus compañeros que acaba convirtiéndose en un asesino en serie. Ni más ni menos que en “El carnicero de Milwaukee”.

Son historias diferentes que se desarrollan en un mismo ambiente, los años de instituto, y que tienen algunos puntos en común: los malos tratos, la marginalidad, el rechazo al diferente, la violencia… Los compañeros de clase de Dahmer, un jóven introvertido y poco sociable, el típico rarito, se burlan, le utilizan, le condenan a la soledad. Y él se da a la bebida. Y a determinadas costumbres asociales.

El dibujante Derf Backderf, compañero de Instituto de Dahmer, narra la historia de unos años fundamentales en sus vidas, y lo hace tras una larga e intensa investigación. Recuerda muchos detalles sobre su relación con Dahmer, pero considera necesario entrevistarse con profesores y antiguos compañeros. El resultado es un gran reportaje gráfico, maravillosos dibujos que recuerdan el mejor underground USA, un espectacular ritmo narrativo, y una manera de describir el mundo adolescente de los setenta en Estados Unidos muy precisa. Una época mucho más claustrofóbica y aterradora de lo que podíamos imaginar.

“Mi amigo Dahmer” es una pequeña obra maestra de la novela negra, de la novela gráfica, de la literatura sobre asesinos en serie, del cómic moderno.

Rouco Medicine Show

Mi abuela está esperando la llamada de Rouco Varela. Mi abuela es muy religiosa: tiene un trozo de corcho en los pies de la cama para evitar calambres, es adicta a las semillas de alpiste, fumiga a las gatas con agua bendita para que no se queden preñadas y se toma tres chupitos de orujo de yerbas después de cada comida para evitar que el demonio se le meta por las tripas. Mi abuela está esperando la llamada de Rouco Valera porque se ha enterado de que el cardenal arzobispo de Madrid está nombrando nuevos exorcistas, y el sueño de su vida, de la de mi abuela, es formar parte de un Medicine Show. Cosas de la edad.

Los Medicine Show eran unos espectáculos muy de moda en el Oeste Americano en los tiempos de Billy el niño y compañía. Ofrecían, en un mismo lote, diversión, curación y salvación. Ya sabe: crecepelo de esencia de agave, licor de serpiente de cascabel macerada en zarzaparrilla, afrodisiacos de extracto de glándula anal de mofeta, músicos negros de blues… Y biblias bendecidas, restos del cordón umbilical de Judas Tadeo y hasta desatascadores con el mango de madera reciclada de la sagrada cruz, ideales para extraer demonios vía rectal. El show ambulante se movía en astrosas carretas tiradas por mulas famélicas, paraba en todos los pueblos y entusiasmaba a las masas más ignorantes. Mi abuela está convencida de que Rouco y su cuadra de exorcistas están preparando un Medicine Show, y que recorrerán España con una caravana de carretas en loor de multitudes. No quiere perderse la oportunidad de formar parte de un espectáculo tan freak.

El aumento de plantilla del Medicine Show de Rouco coincide con una reforma educativa que pretende convertir la religión en una asignatura evaluable. Los obispos piden que cuente para la nota media. Podría parecer que hablamos de cosas diferentes, pero en realidad se trata de un mismo concepto: cultura frente a ignorancia, ciencia contra superchería. El 70% de los españoles se niega, según una encuesta realizada por El País, y pide que sea el Estado quien designe a los profesores y no la Iglesia.

La educación y la Conferencia Episcopal pertenecen a mundos muy diferentes. En el primero están las matemáticas, la literatura, las ciencias, los idiomas… y hasta la educación para la ciudadanía. Los cimientos de la formación de nuestros jóvenes. El segundo es el mundo al que pertenece mi abuela, las semillas de alpiste, el agua bendita y los Medicine Shows. ¿Hasta cuándo querrá la Santa Sede exorcizar a nuestros estudiantes?

Los acuerdos del Estado con la Santa Sede son los acuerdos de un médico con un sacamuelas, de un geógrafo con un obispo, de un traductor con un charlatán de feria, de un biólogo con un curandero, de un profesor de universidad con un exorcista. De Stephen Hawking con mi abuela. Están endemoniados. ¡Exorcismo ya!

 

Un motivo para NO ver la televisión

Dead Bronco

CD: In Hell.

Dead Bronco son cinco rednecks de Algorta, Vizcaya. Mascan tabaco, calzan agujereadas botas de piel de serpiente, han escuchado demasiado a Hank Williams III y prefieren no enchufar sus instrumentos. Paco Sánchez canta y toca la guitarra acústica, Óscar Calleja el contrabajo, Alain Llopart el banjo, Jokin Corral el cajón flamenco y Jokin Totorika el lap steel. ¿El sonido? Country y rockabilly acústico. ¿Hellbilly? Puedes llamarlo como quieras, porque suena  como un cañón.

“In Hell”  es su primer disco, un cd con nueve canciones que se puede conseguir por apenas diez euros. En vinilo, dieciocho. Un trabajo excelente financiado mediante una campaña de Pledge Music.

IBI, beneficencia y caridad

Cuando sea abuelo, que ya no queda tanto, y me haga mis necesidades encima, preferiría que me limpiase el culo una profesional antes que una monja. Una profesional de la geriatría, no piense usted mal. Me sentiría incómodo con una hermanita hurgándome en los bajos, quitándome el pañal y echándome los polvos de talco mientras le colgase del cuello un crucifijo que, frío como un témpano, se balancease y me golpese rítmicamente el escroto. Y es que para los cuidados de personas tan mayores, y de tan delicadas partes del cuerpo, donde esté una enfermera, con sus estudios especializados y su titulación en regla, que se quiten esas fanáticas religiosa que creen en la resurrección y en que un palomo fecundó a María.

Le cuento esto porque Bieito Rubido, director de ABC, ha dicho en “Los Desayunos de TVE” (La 1) que la iglesia no debe pagar IBI porque las monjitas limpian a “abuelos que se cagan”. En ese mismo programa, en unas imágenes grabadas, el bueno de Rouco Varela se decanta por el chantaje: si la Iglesia tuviese que pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles, ese desembolso podría afectar a “otras actividades” de ayuda social, como por ejemplo “la desarrollada por Cáritas”. El resto de tertulianos de “Los desayunos…” cree que la Iglesia debe pagar  IBI, pero reconoce la labor que realizan religiosos y religiosas, y alaban sus ayudas a drogadictos, niños pobres, ancianos desamparados…

Donde esté un profesional, insisto, que se quite un aficionado. Los viejos con el culo sucio, los niños pobres y los drogadictos callejeros no deberían depender de la caridad, una virtud teologal difícil de calificar, cuantificar y organizar. Es el Estado quien tiene la obligación de garantizar a los ciudadanos más desprotegidos el derecho a la salud, y proporcionarles la cobertura adecuada al grupo de población al que pertenecen. Su trabajo, el de los políticos, es gestionar de manera cabal el dinero del IBI (de todos), junto a otros impuestos, para que no sean necesarios sistemas de beneficencia privados paralelos a los estatales.

No debería faltar el dinero para profesionales de la asistencia sanitaria en un país como el nuestro, tan rico y expléndido como para pagar las bebidas que el Presidente del Tribunal Supremo toma en piscinas de hotel, permitir que se construyan aeropuertos sin aviones o gastar 82.000 euros en el retrato de un presidente del Congreso.

Caridad y Beneficencia suenan a Auxilio Social. A ideología, humillaciones y despotismo. Solo en Alemania, del medio millón de niños que pasaron por orfanatos religiosos entre 1950 y 1975, al menos 50.000 sufrieron malos tratos. Palizas, abusos sexuales, trabajos forzados…

En una sociedad civilizada y moderna debería bastar con cobrar el IBI a la Iglesia, poner una X en la casilla de Fines Sociales de la Declaración de la Renta y exigir a los políticos una buena gestión.

 

Un motivo para NO ver la televisión

La librería ambulante

Autor: Christopher Morley.

Editorial: Periférica.

Esta es la historia de un amor desaforado por los libros y la vida, dos cosas que no son lo mismo pero son igual. Cansada de limpiar la casa y planchar sábanas, la oronda y madura señorita Hellen McGill abandona a su hermano, un escritor de éxito, y emprende una vida nómada: en un arrebato compra la biblioteca ambulante de Roger Mifflin, un carromato cargado de libros.

Si alguien llevase al cine “La librería ambulante” el resultado sería una divertida y enternecedora road movie, repleta de correrías tronchantes y diálogos repletos de optimismo y sentido común. Las aventuras de una pareja de idealistas que sueña con recorrer el mundo viendo, escribiendo y leyendo. Amor a los libros, sí, pero también amor a las personas, a los animales, al mundo rural… a la vida tranquila y placentera. “Estas páginas huelen a las hogazas de pan recién sacadas del horno; en ellas se siente el viento de otoño en los abedules”.

Un enorme libro de Christopher Morley, escritor de Pensilvania que, tras formase académicamente en Oxford, recorrió Estados Unidos como reportero. Tan delicioso como un pastel de arándanos recién sacado del horno.

Uno de mis párrafos favoritos: “Creo que leer un buen libro te hace modesto. Cuando uno logra ver con lucidez el interior de la naturaleza humana, cosa que te proporcionan los grandes libros, uno siente la necesidad de hacerse pequeño. Es como mirar la Osa Mayor en una noche clara o ver el amanecer en invierno cuando uno va a recoger los huevos de la mañana. Y cualquier cosa que te haga sentir pequeño es maravillosamente buena”.