Veo la televisión con El Mundo, en formato tableta, entre las piernas. “La tarde en que (no) murió Raphael”, dice en portada el diario que un día dirigió Pedro J. Se refiere a la broma macabra que, en forma de bulo, circuló hace solo unos días por las redes sociales. Como viene siendo habitual, algunos medios de comunicación, movidos por las prisas, ansiosos por ser los primeros en informar, picaron. Se adelantaron a la muerte, a la verdad, a la noticia. Y publicaron el falso fallecimiento del cantante, que sigue vivito y coleando. Hicieron el ridículo más espantoso al saltarse el principio básico del periodismo: confirmar la información.
Estaba leyendo sobre ese esperpento periodístico, que se repite de manera habitual, cuando se produjo la noticia: asesinada a tiros en plena calle la presidenta de la Diputación y del Partido Popular de León, Isabel Carrasco. Algunos diarios tardan en ofrecer la información. “No hay confirmación oficial”, dice una periodista de Onda Cero Leon cuando en el resto de medios se ofrecen detalles sobre el crimen.
Se habla de un hombre que ha huido. E inmediatamente después de un grupo de encapuchados. Luego de dos mujeres, una de las cuales ya ha sido detenida por la policía. Son madre e hija, afirman. Los dos disparos iniciales se convierten en tres, por la espalda. El novio de la víctima ha sido el primero en llegar al lugar del crimen. “¿Sabemos si estaba metida en algún lío que justifique los acontecimientos?”, pregunta la presentadora del magazine a la reportera desplazada al lugar del crimen. “Era una mujer con mucho carácter”, afirma un periodista de León. ¿Los motivos del crimen serán políticos o sentimentales? “En estos momentos es cuando hay que ser especialmente prudentes”, dicen en La Sexta. “El modus operandi no coincide con el de un grupo terrorista”, asegura un tertuliano que se informa, como yo en el salón de mi casa, con una tableta que tiene abierta en plató. “Puede ser cualquier cosa”, sentencian desde el PP.
Las prisas matan el periodismo. Porque lo importante no es ser el primero en dar la noticia, sino ser el que mejor ofrece esa noticia. Un principio básico de la profesión que los profesionales se saltan cada día con mayor frecuencia, acogotados por la dictadura de la exclusiva, por la presión que ejerce la competencia, por la exigencia de información en tiempo real, por el placer de ofrecer la muerte en directo. Lástima. Deberían saber que, en el deteriorado mundo del periodismo, se tarda años en ganar un prestigio que se pierde en solo un segundo. El que tardas en colgar la muerte falsa de Raphael.
P.D.
Isabel San Sebastián, periodista, ayer en Twitter: “El asesinato de Isabel Carrasco NO ES una venganza personal, sino vinculada al cargo. Quienes defienden los escraches personales tomen nota!!”.