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Cacho carne

Era el día internacional de los derechos de la mujer, y Telecinco no quiso dejar escapar la oportunidad de demostrar que la empresa dirigida por Paolo Vasile no condiciona de ninguna manera los procesos de selección de los trabajadores en perjuicio de las hembras. Aprovecharon fecha tan señalada para, en un claro intento por equiparar el número de mujeres en cargos de responsabilidad, incorporar a la casa de Gran Hermano a una estudiante carioca llamada Laisa Portela. “La bomba brasileña”, titulaba Vertele.com. “La brasileña explosiva”, anunciaba Que! “¿Con quién se liará?”, se preguntaban en Periodista Digital. “Revolucionará las hormonas de los chicos con sus curvas de infarto”, adelantaba la web de Telecinco.

El currículo de la moza es impresionante: tiene 23 años, se alimenta de manera saludable, le gusta dar masajes para aliviar tensiones, ha posado en pelotas para revistas masculinas (Play Boy), ha hecho el amor ante las cámaras de televisión (edredoning) y fue expulsada de “Big Brother Brasil”, donde vivió una acusación de presunta violación dentro de la casa. Una chavala muy completita, que sin duda llega a Telecinco para acabar con el lenguaje sexista y mejorar la situación laboral de la mujer. Una nueva apuesta de una cadena comprometida, doce meses doce causas, con la paridad.

“Avanzamos hacia la igualdad”, decía la publicidad del Instituto de la Mujer en la misma página en que se podía ver este vídeo de Laisa. ¿Que la moza es un cacho de carne? De acuerdo, pero carne prieta y bien distribuida. Y como tal conjunto de tejidos, músculos y pellejos ha sido fichada y exhibida por Telecinco en el día de la mujer. ¿Se les ocurre mayor compromiso, mejor homenaje? Detallista que es este Paolo.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Lincoln Durham

Cd: The Shovel versus The Howling Bones.

Blues y raíces en el primer disco de este joven violinista (sí, y violinista prodigio: ganaba concursos con diez años) que escribe con la profundidad de los clásicos y toca guitarras de ensueño: una Gibson HG-22 de 1929 en “Mud Puddles”, una Gibson J-45 de 1964 en “How Does A Crow Fly”…

El tejano Durham es responsable de las canciones, pero el sonido de esta pequeña obra maestra le debe mucho a dos productores de lujo: George Reiff (ha grabado a Chris Robinson y Band of Heathens, entre otros) y el gran Ray Wylie Hubbard. Mucha slide, mucho dobro, mucha armónica, en un disco que se podría encuadrar dentro del género Americana, pero que parte de los doce compases y transmite un profundo respeto por los sonidos primitivos, auténticos. Difícil comenzar con mejor pie…

Sentirse sucio

“¿Cómo puedes soportar este mundo, noble corazón? Suciedad es su blancura; suciedad es su negrura”. Franz Kafka.

Los servicios de la madrileña estación de trenes de Atocha se han convertido en un lugar poco recomendable. Apestan a mierda, el suelo está cubierto de meados y la acumulación de hombres no parece muy natural. Algunos estiran el cuello y miran de reojo los miembros de quienes orinan a su lado. En el interior de una puerta que no se puede cerrar alguien ha escrito “te la chupo” y un número de teléfono. Todo es muy estrecho, todo está muy húmedo y pringoso, todo es oscuro y sórdido. Al salir de ese tugurio me sentí tan sucio como cuando veía Telecinco…

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Ni piedad ni perdón

Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset, reconoce el error cometido al entrevistar en “La Noria” a la madre del Cuco y llora ante los medios su pena mora: “Nos equivocamos, nos equivocamos muchísimo, y si supierais cuán doloroso es equivocarse… a veces cuán humillante y cuán difícil corregir rápidamente un error”. ¡Pobre Vasile, arrepentido de haber sembrado de mierda los cerebros de los telespectadores españoles durante décadas! ¡Lástima de Vasile, consejero delegado de una cadena que el pasado año consiguió un beneficio neto de apenas 70,5 millones de euros, un 45.6% más que durante 2009! ¡Perdonemos pues a Vasile, un hombre que demuestra tener su corazoncito cuando ofrece muestras sin duda sinceras de arrepentimiento!

Mientras el cocodrilo derramaba lágrimas a espuertas en la gala-reunión con sus anunciantes, celebrada el pasado miércoles en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, su cadena continuaba emitiendo basura del mismo calibre que siempre. Cuando escribo estas líneas, en pleno horario de protección al menor, Coto Matamoros se burla de los telespectadores obesos que consultan a Karmele pidiendo ayuda (16:55). Antonio David, el ex guardia civil, asegura que su ex mujer, Rocío Carrasco, le ha sido infiel en numerosas ocasiones (17:29). “Juro por Dios, y juro por mis padres, que me cueste lo que me cueste me voy a llevar a la familia Ostos por delante”, amenaza Mila Ximenez (17:40).

“Cualquier problema vuestro es un problema nuestro, y si el problema vuestro lo hemos causado nosotros, tenemos que solucionarlo nosotros, lo sabemos perfectamente”, insistió Vasile, con las orejas gachas y el rabo entre las piernas. ¿Hablaba de los telespectadores? No, por dios, hablaba de los anunciantes. “Aunque la audiencia nos interesa, vuestro apoyo nos interesa mucho más”, se le escapó a Giusseppe Tringali, consejero delegado de Publiespaña.

La emisión total de publicidad en televisión creció en España en el segundo trimestre de este año un 10,7%, hasta los 7.560 minutos diarios, según el último “Índice de la televisión” realizado por Zenithmedia. Pero de esos 7.560 minutos emitidos al día, los telespectadores solo ven una media 21,5. De todas las cadenas, Telecinco es la cadena que más publicidad perdido el último año, emitiendo un 16,1% menos que en 2010.

La gallina de los huevos de oro está acatarrada. Después de la entrevista a la madre del Cuco en “La Noria”, la fuga de las marcas publicitarias y el aumento del desprecio del telespectador por la publicidad, en Telecinco están preocupados. Tanto como para que Vasile pida perdón, en uno de los mayores ejercicios de hipocresía en la historia de la televisión. Sabe que la telebasura puede sobrevivir sin telespectadores, la parte débil de la cadena, pero no sin publicidad, el lado rentable.

Ni piedad, ni perdón.

 

Telecinco apesta

¿Se le pueden quitar las manchas a un leopardo? En Telecinco quieren convencernos de que es posible, de que podemos renegar de la genética. Acojonados por el rechazo de los anunciantes, que han dejado de financiar la sordidez moral e intelectual que supone “La Noria”, Paolo Vasile y sus secuaces intentan maquillar la imagen de una cadena pestilente. Han suprimido “Enemigos” y “Resistiré”, dos de sus más conflictivos excrementos audiovisuales. ¿Telecinco sin telebasura? Misión imposible: a estas alturas, no hay ambientador en el planeta como para aliviar el hedor a mierda que expele esa cadena. La publicidad se ha dado cuenta, y comienza a alejarse. Y ya sabemos que, sin pasta, los italianos se quedan en nada.

Aquellos que cobran del estercolero están, lógicamente, a favor de su continuidad. Mercedes Milá, que estrenó el lunes un programa que apesta a fracaso (“El comecocos” arrancó con un ridículo 3,2% de audiencia), fue a presentarlo a “La Noria”, y aprovechó para mezclar churras con merinas en un burdo intento por confundir a la audiencia: “Por supuesto que vengo a apoyar a La Noria en Telecinco, y a todo lo que huela a libertad. Lecciones, las mínimas…”.  ¿Libertad? ¿Lecciones? Aquí el único problema es que un programa, en una cadena que es una concesión del Estado Español, ha pagado 10.000 euros a la madre de un presunto asesino por entrevistarla.

“La cantidad que ha recibido (la madre del Cuco) no hace rico a nadie”, dice sin ponerse colorada María Antonia Iglesias, en otros tiempos periodista y ahora tertuliana-basura, en una entrevista a “El periódico”. Y luego Iglesias habla de cinismo y doble moral, pero no de la suya, ojo, sino de la de aquellos que piensan que el mundo sería mucho mejor si no existiesen programas como “La Noria”. “¿Desmontar “La Noria”? Sería una barbaridad y un golpe contra la libertad de expresión, porque el programa no es solo espectáculo y sexo, sino que hay debate político. Y ese debate es muy incómodo para la derecha por su audiencia y repercusión. Y me parece desconcertante que se consiga esta reacción a través de un bloguero”.

Acabáramos… Para denunciar la bajeza moral de un programa de televisión no basta con ser bloguero. Hay que ser Stephen Hawking, Michel Houellebecq, Sergiu Celibidache o, cuando menos, Sergio Ramos. ¡Pobres María Antonia Iglesias y Mercedes Milá, que en lugar de ganarse la vida con el periodismo tienen que hacerlo en Telecinco!

 

Un motivo para NO ver la televisión