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ETA somos todos

Usted es ETA o tiene algo que ver con ETA. Sí, usted, el que lee este post como si nunca hubiese roto un plato, mientras se toma un café con leche. Es ETA. Y también usted, el que se manifestó ayer por la sanidad, hoy contra los desahucios y mañana por la enseñanza pública, es ETA. O tiene algo que ver con ETA. No demasiado, pero algo. Si le duelen los seis millones de parados es ETA, si defiende la memoria histórica es ETA, si no cree en la violencia es ETA. Si no volvería a votar PP es ETA, si está dispuesto a protestar en las calles es ETA. Si le repugnan las mentiras, la hipocresía, la mediocridad, la estupidez o la prepotencia… es ETA, o tiene algo que ver con ETA. Porque ETA es todo eso, y también el ingrediente que da contundencia a un potaje insípido, que confiere carácter de incontestable a una frase vacía, que añade contenido a los insultos, que aliña las maldades. Si quiere emponzoñar, menospreciar, insultar, faltar al respeto o a la verdad, añada unas gotas de ETA a su discurso. Porque  ETA es un comodín. ETA es una varita mágica. ETA es el sinónimo perfecto. ETA es la palabra universal. ETA es la chispa del combinado, por delante incluso del pepino.

“El aborto tiene algo que ver con ETA, pero no demasiado”, dijo ayer mismo el ministro de Interior, el señor Jorge Fernández Díaz, en rueda de prensa. Y que yo sepa, sigue siendo ministro del Interior…

Fernández Díaz cree que el aborto tiene algo que ver con ETA, pero no demasiado, porque es un hombre con una enorme facilidad para creer cosas. “Dios es el gran legislador del universo”, ha llegado a decir el actual ministro en una entrevista maravillosa, por lisérgica, concedida a La Gaceta. “Digamos que mi plan de vida está muy próximo a la espiritualidad del Opus Dei: ir a misa todos los días, rezar el Rosario, hacer un rato de oración, otro de lectura espiritual…”, sentenció el hombre a quien hemos confiado la seguridad ciudadana.

Fernández Díaz compara el aborto con ETA, un poco. Y lo que haga o diga Fernández Díaz lo cuentan rápidamente en La Gaceta, La Razón o ABC, periódicos carcas que disfrutan engrandeciendo sus titulares huecos con esas tres letras mayúsculas, espléndidas, todopoderosas… “Eduardo Madina simpatiza más con lo que representa ETA que con lo que representa el PP”, dijo Bieto Rubido, director de ABC. Y que yo sepa, sigue siendo director de ABC…

Dicen ETA y se les llena la boca de España. En estas manos estamos.

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Dicho esto, no nos despistemos y dejemos pasar la verdadera noticia del día: La policía confirma punto por punto las prácticas de financiación ilegal en el PP destapadas por El País.

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Habíamos quedado en que ETA somos todos… menos la infanta Cristina. La Audiencia de Palma considera que no existen indicios suficientes para sostener la acusación, y suspende la imputación de la señora de Urdangarín. Me alegro porque es evidente que todos los españoles somos iguales ante la ley. Y también me alegro por Felipe González, gurú de la izquierda más moderna y progresista, capaz de pedir algo tan sensato como respaldo para la Monarquía y “no jugar con las cosas de comer”. Nada más que decir. Me remito a la última portada de Mongolia, mi Biblia particular…

Un motivo para NO ver la televisión

Mike Zito & The Wheel.

Cd: Gone to Texas.

Mike Zito es, pese a su minúsculo nombre, un gran guitarrista de blues eléctrico. Nacido en St Louis, Misuri, Zito puede llegar a sonar tan tejano como el mismísimo Stevie Ray Vaughan. A sus 43 años, este músico co fundador del supergrupo Royal Southern Brotherhood (Devon Allman, Charlie Wooten, Yonrico Scott, Cyril Neville y Zito), ha lanzado “Gone to Texas”, su octavo disco. Un álbum con trece canciones intensas, en las que Zito toca como un salvaje y canta como si el mundo se fuera a terminar cuando dejase de sonar el último tema.

Blues, por supuesto, pero también rock sureño, algo de soul y muchos metales correteando alrededor de la guitarra, autentica protagonista de todos los discos de Zito, de todas sus canciones. Blues moderno, pero no tanto.