You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: Marca España


La sangría

Ya iba siendo hora. De que la Marca España fuese una realidad tangible. La Unión Europea ha reconocido a la sangría como un producto única y exclusivamente ibérico: a partir de ahora solo se podrá llamar de esa manera, sangría, a la bebida refrescante que haya sido producida en España y Portugal. Es decir, que cuando en Roma, en Dallas o en Quito le ofrezcan vino de tetra brik con gaseosa de marca blanca, azúcar y rodajas de limón, y a usted le sepa igual de repugnante que cuando se lo toma en la Plaza Mayor de Madrid, le estarán dando gato por liebre. La denominación “sangría” garantiza que solo se podrá producir ese brebaje infecto, vinazo con gaseosa y cachos de fruta, dentro de las fronteras peninsulares.

sangria de españa

Sí, estamos hablando de la sangría, ese potingue empalagoso con que los turistas de medio pelo consiguen trajinarse las paellas de franquicia que les ofrecen los baretos del centro de las grandes ciudades españolas. Nuestra sangría ya está compitiendo, gracias a los esfuerzos del Gobierno de Mariano Rajoy, en la misma liga que el whisky de Malta, el coñac francés o el ron dominicano.

No es el único caso de un producto ibérico convertido en bandera por nuestros grandiosos políticos. Ahí tienen el jamón. El bueno, el de bellota. El ministro Arias Cañete, tan permisivo con la fecha de caducidad de los yogures, nos ha proporcionado a los ciudadanos españoles aquello que realmente necesitábamos: un modo fiable de identificar el verdadero jamón ibérico. Cuatro denominaciones con sus correspondientes precintos de otros tantos colores: Negro para los bellota 100% ibéricos; rojo para los bellota ibéricos; verde para los de cebo de campo ibéricos; blanco para los de cebo ibéricos.

Por fin una solución para los ciudadanos, habitualmente en graves dificultades a la hora de  distinguir el verdadero jamón, el de bellota 100% ibérico, de aquellos otros vulgares de campo ibéricos, o incluso de aquellos claramente inferiores de cebo ibéricos. Una papeleta la que teníamos, solucionada con unos simples brazaletes creados para alegría y grandeza de la Marca España.

“Los arboles no nos dejan ver el bosque”, dijo ayer mismo Carlos Espinosa de los Monteros, flamante Alto Comisionado para la Marca España. Árboles, bosques, maderas… estacas. ¿Recuerda que hace unos días hablábamos de la muerte violenta, a estacazos, de un anciano en una residencia de Toledo? La España profunda. Pues ayer mismo un hombre mató en Lugo a su esposa y a su suegra. A estacazos.

Sangría, la auténtica Marca España.

Roto

Un motivo para NO ver la televisión

Los surcos del azar.

Autor: Paco Roca.

Editorial: Astiberri.

Los surcos

Estamos ante un cómic, si usted prefiere una novela gráfica, realmente excepcional. Por la interesante historia que cuenta y por lo brillante de la forma en que se narra. Paco Roca, dibujante de reconocido prestigio, uno de los pilares de la historieta en España, elige un episodio histórico fascinante: la importancia de los republicanos españoles exiliados en la lucha contra los nazis.

“Un amigo historiador está buscando desde hace años a un antiguo combatiente. Según le contaron unos veteranos anarquistas miembros de la resistencia parisina. Ese combatiente se llama Miguel Ruiz y vive por esta zona. Por edad tan solo puede ser uno”, dice Paco, el joven que está escribiendo un libro sobre los exiliados españoles que lucharon en la II Guerra Mundial, a un anciano sentado en un sillón. Dibujos color sepia. “Si es usted Miguel Ruiz salió de España tras la guerra en el Stanbrook, junto a Granell y Moreno, ¿no?”. Miguel Ruiz asiente: “No tengo mucho que contar”.

Pero Miguel Ruiz tiene mucho, muchísimo que contar. Y lo cuenta. Y el joven escritor escucha. Y Paco Roca nos lo traslada todo en 320 páginas inolvidables, donde el color del conflicto bélico se cruza con el gris de los momentos actuales. Tanques, miedo, soldados, valor, miseria, muerte… Hazañas bélicas, sin duda, pero sobre todo humanas, de resistencia, de solidaridad, de nostalgia y sacrificio. Una gozada. El placer de la memoria.

Los surcos 1