Estará usted de acuerdo conmigo en que una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica. De esta dificultad para poner en marcha lo supuestamente aprendido tenemos ejemplos, muchísimos, todos los días. Hace tan solo unas horas el diario El País, el más importante de España, se rendía a Gay Talese, leyenda del periodismo que acaba de editar dos libros en Alfaguara. “Nunca debes sacar ventaja de la gente y violar su confianza”, dijo el veterano cronista, paradigma de la pureza y la integridad de la profesión. Minutos después el diario de PRISA anunciaba la incorporación a su Consejo de administración de toda una estrella. ¿Talese, representante del periodismo en estado puro? No, Arianna Huffington, la depredadora digital que ha construido su imperio, el periódico on line con más visitas del mundo, publicando textos de miles de blogueros sin pagarles un solo euro.

¿Y qué me dice de Lars von Trier, el cineasta danés responsable de películas tan entretenidas como “Anticristo”? Ayer en Cannes von Trier tomó ejemplo de nuestro Vigalondo y soltó algo que podría parecer una boutade: “Entiendo a Hitler”. Puesto que tengo serias dificultades para entender las películas de von Trier, ni me planteo comprender el mensaje del ideólogo del Tercer Reich. Solo sé que para disfrutar de políticas totalitarias no es necesario viajar tan lejos: los dictadorzuelos no se encuentran en desiertos lejanos ni en montañas remotas… La diferencia más sangrante entre teoría y práctica, la muestra más dolorosa de hipocresía, nos la ha ofreció la Junta Electoral de Madrid prohibiendo una concentración en la madrileña Puerta del Sol. Los argumentos fueron peregrinos: “la manifestación puede afectar a la campaña electoral”. Es difícil ser más cínico. ¡Claro que la manifestación podía afectar a la campaña electoral! Es más, debería afectar a la campaña electoral.

¿Recuerdan a Talese? “Nunca debes sacar ventaja de la gente y violar su confianza”. La decisión de la Junta Electoral de Madrid sugiere que la población debe limitase a ir a los mítines, ondear las banderitas de PSOE y PP, votar el próximo domingo y, nada más introducir la papeleta en la urna, agachar la cabeza y recogerse en sus casas. No quieren ciudadanos, quieren corderos. Es el mundo al revés: Los responsables de velar por la democracia y la libertad amordazan al pueblo y le niegan un derecho constitucional. Una gran farsa que puede ayudarnos a entender a Hitler: “La gran masa del pueblo sucumbirá más fácilmente víctima de una gran mentira que de una pequeña”.

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P.D.

Imprescindible el careto del presentador de Intereconomía durante el análisis de la manifestación en Sol…