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El carrusel

La vida es una tómbola, de acuerdo, pero también un carrusel: unos suben y otros bajan, unos vienen y otros van, algunos triunfan y casi todos somos derrotados. ¿Y la televisión qué es, sino una prolongación de la vida? Filosofía de saldo para describirle las trayectorias inversas de dos leyendas de la comunicación de perfil bajo: Bob Esponja y Jiménez Losantos. ¿Vidas paralelas? En algunos aspectos: recuerde que fueron rivales en las mañanas de la primera TDT. En otros, vidas inversas. No lo digo yo, lo dice el mercado audiovisual español.

El repugnante personaje de expresión estúpida, ojos de loco y deteriorado discurso está de capa caída. Me refiero a Bob Esponja. El presidente mensual de la Corporación RTVE ha dicho que, debido a la reducción de 204 millones de euros en el presupuesto de la tele pública, tendrán que cerrar la cadena Clan, con lo que el acelerado invertebrado acuático se queda sin curro. Imaginen cómo está el mercado laboral para que un mito del entretenimiento de baja calidad se quede en la calle. Él y sus secuaces, Patricio Estrella, Arenita Mejillas y el caracol Gary.

En el lado contrario, y de ahí el concepto carrusel, un Jiménez Losantos que no deja de crecer. Metafóricamente hablando, me temo. El locutor crisposo, innovador término que resume los conceptos crispante y grimoso, vive días de gloria  tras la victoria del PP, la orden del Fiscal General de reabrir la investigación de los trenes del 11M y, en último lugar pero no por ello menos repugnante, su posible fichaje para gestionar los informativos de Telemadrid. Y es que corre el rumor de que si el Gobierno modifica la ley audiovisual, para liberalizar-privatizar la gestión de las cadenas autonómicas, Losantos pillaría cacho en Telemadrid.

Así de cruel es la televisión. El Bob Esponja que hace poco más de dos años se pasaba por la piedra, hablamos de audiencia matinal, a Jiménez Losantos, ahora hace cola en la oficina del INEM del fondo del mar. Y el Jiménez Losantos humillado entonces por el espongiforme ser, resurge ahora de sus cenizas para liderar el proyecto más increíble de nuestra democracia: hacer aún más tendenciosos los informativos de Telemadrid.

Monkey business

El mundo de la televisión anda muy revuelto. ¿Quizá porque La Sexta ha anunciado el final de “Buenafuente”? No, por algo mucho peor. ¿El descenso de la publicidad? No, peor, peor… ¿El futuro de la televisión pública con el PP en el poder? Aunque parezca imposible, algo mucho más inquietante: Antena 3 ha contratado a un chimpancé para presentar un nuevo programa, llamado “Involution”. Desde que Curri Valenzuela dejó Telemadrid para  fichar por La 10, los presentadores de televisión no veían tan inhumanamente amenazado su futuro profesional. Y la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (Cites) no vivía semejante tensión.

Cuando Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, dice que va a fichar a una presentadora muy mona, hace una oferta de trabajo a Pilar Rubio. En Antena 3 entienden este tipo de estrategias de manera mucho más literal, quizá incluso demasiado, e incorporan a un primate a su plantilla. No se deben utilizar animales salvajes en televisión, por el bienestar del animal, por cuestiones éticas y por el mensaje que trasnmiten. El lugar adecuado para un chimpancé es una selva centroafricana, no un plató de televisión.

La crisis es económica, pero también intelectual, y afecta gravemente, qué duda cabe, a los rostros que ocupan la pantalla de nuestros televisores. Y no solo en España: Oprah Winfrey, la reina de las presentadoras norteamericanas, se ha despedido tras 25 años en antena y 4.561 programas. Y lo hizo como solo una estrella de la televisión sabe hacerlo: hablando durante todo el programa de ella misma.

Es bien sabido que salir en la tele tiene mucho peligro: vuelve a la gente imbécil. Y en esta ocasión no me refiero a los consumidores, sino a los protagonistas. La tele dispara la vanidad, alimenta el ego, acaba con la autocrítica e idiotiza de manera irreversible. Aunque  muchos no tienen ese problema, puesto que llegan a la pantalla con el cupo de necedad cubierto: Jiménez Losantos y Enric Sopena son los tertulianos estrella de “Con voz y voto”, el programa que estrena esta noche Telemadrid. Un espacio de esos que, por cuestiones de salud mental, debería prohibir el médico de cabecera.

Dicen que “Con voz y voto”, formato mensual que cuenta con 100 ciudadanos que participarán en cada programa con sus opiniones, es un mix indefinido entre “Madrid opina”, “59 segundos”, “La vuelta al mundo”; “Al rojo vivo” y el viejo “Su turno”. Todo eso y mucho más, una vuelta de tuerca más o menos inverosímil, para llegar al mismo punto de partida: propaganda al servicio de Aguirre. ¡La que le espera a la pobre televisión pública!

Periodismo del bueno

Algunos gurús dicen que el futuro del buen periodismo pasa por las plataformas de pago en internet. Le pondré un ejemplo: leer “Así, a la guerra, no”, la columna que ha escrito hoy Jiménez Losantos, cuesta 0,79 euros (en Orbyt, el último juguete de Pedro J Ramírez). ¡Un chollo! Por menos de un euro podemos desayunar con Federico, y salir a la calle dispuestos a comernos el mundo: con espuma en la boca, la bilis a punto de nieve y el puño americano en el bolsillo. Bien es verdad que por poco dinero más (1,20) podemos comprar no ya la columna, sino El Mundo entero en papel, y darle una verdadera utilidad práctica: envolver el bocata. Con esto quiero decirles que el futuro del periodismo, del bueno, del que siempre estará ahí, es la televisión…

Ayer sin ir más lejos Ana Rosa Quintana tuvo que comparecer en calidad de imputada en el Juzgado de Instrucción número 43 por, fíjense que injusticia, ejercer el oficio más viejo del mundo: el de periodista. Al parecer, la veterana presentadora y su equipo ofrecieron a Isabel García, la mujer del asesino de la niña Mari Luz, minusválida psíquica, entre 600 y 800 euros por participar en el programa de Ana Rosa (Telecinco). García dice que finalmente ni siquiera le pagaron: se limitaron a mantenerla secuestrada el tiempo necesario para grabar algunas escenas patéticas. Afortunadamente aún queda gente con corazón: gracias al magistrado del Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid, que la camufló en su propio vehículo, Quintana no tuvo necesidad de probar su propia medicina y esquivó a los periodistas que la esperaban en la puerta de los juzgados. Buitres…

La televisión, no lo duden, está devolviendo al periodismo la dignidad perdida. Vean las tertulias políticas de Intereconomía, Veo 7 o La Sexta, escuchen a María Antonia Iglesias en “La Noria” o disfruten de María Patiño en “DEC”, y sabrán de qué les estoy hablando.

Y si le quedan dudas, vea la televisión pública. Y no me refiero a las necrológicas de los telediarios sobre Elizabeth Taylor, en las que los redactores de cultura se han mostrado en todo su esplendor, derrochado tópicos y amaneramiento en dosis similares (ese “Adiós a la mirada violeta de Hollywood”). Hablo de cosas más serias…

“Son imágenes de video aficionado que las agencias no han podido contrastar, las que estamos viendo”, aseguró sin inmutarse Ana Blanco, la presentadora del Telediario 1 (TVE). Las imágenes, de una calidad nefasta, desenfocadas y temblorosas, muestran una calle iluminada por una farolas en las que se levanta una polvareda. Se supone que son las revueltas que se están produciendo en Siria. La auténtica noticia es que los mejores informativos del mundo, los de la televisión pública española, emiten unas imágenes sin contrastar. ¿Siria? Es posible, pero también podría ser Móstoles o Esplugues de Llobregat a las tres de la mañana durante las fiestas del santo.

El futuro del periodismo está en el equilibrio, no podía ser de otra manera. Concretamente en el equilibrio entre pagar por leer a Losantos, secuestrar a una retrasada para hacer “la entrevista que todo periodista querría dar”, y emitir en una tele pública imágenes “sin contrastar”. Periodismo del bueno.

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Un motivo para NO ver la televisión.

Jason Isbell & The 400 Unit.

Cd: Here We Rest.

Antiguo miembro de los imprescindibles Drive By Truckers, Jason Isbell lleva años grabando discos interesantes con sus 400 Unit. Este “Here We Rest”, el cuarto, es el mejor de todos. El guitarrista, cantante y compositor de Alabama no solo ha escrito once canciones impresionantes, sino que ha conseguido grabarlas con el sonido adecuado: mucho rock, algo de country, toques soul… Una belleza, desde la portada hasta el acorde final.

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piquetes mediáticos antisindicales

Liberémonos todos / de la farsa total / y se alzan los hombres con valor / ante el poder sindical”. Pedro J. Ramírez. Poeta.

Curioso país este de chiquilicuatres sindicales”, insiste de manera despectiva Ernesto Sáenz de Buruaga en su columna de El Mundo. ¿Chiquilicuatres sindicales? Así, generalizando, intenta el amigo Buruaga estar a la altura de Pedro J, su jefe, y poner un granito de arena en la campaña de acoso y derribo a décadas de lucha obrera. Para ellos generalizar no es un problema: nunca se sentirían ofendidos si hablásemos de “chiquilicuatres periodísticos”. Un caso de amnesia similar al del PP de Camps y Fabra, que piensa que los sindicalistas son vagos y corruptos. “No podemos mantener una aristocracia sindical a costa del dinero de los madrileños”, asegura sin inmutarse Francisco Granados, Consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Desprestigiar a los sindicatos, desmoralizar a los trabajadores y reventar la huelga del día 29 se ha convertido en el deporte nacional de la derecha y de los medios de comunicación. “La verdad es que la tertulia de Carlos Herrera es bastante plural: unos contertulios le atizan a UGT y otros a CCOO”, ironiza un blogger en Twitter. Una estrategia que no causaría mayor sorpresa si estuviese firmada por la patronal o la banca, pero que resulta inaudita cuando en algunos casos es consentida y hasta utilizada por la izquierda. ¿La izquierda?

Periódicos, televisiones y radios, empresas a fin de cuentas, hablan de los sobresueldos de los dirigentes sindicales, de los negocios con los ERE y las pensiones, de sus millonarias vacaciones en el mar… El diputado del PP José Ignacio Echáiz asegura que el líder de CCOO luce maneras “de sindicalismo burgués en crucero de lujo”. En la página 27 de El Mundo del pasado sábado Jiménez Losantos fue más lejos: “El protomártir Toxo (CCOO), dueño de un ático de VPO pese a su latisueldo, ha hecho un crucero de lujo por el Báltico con su señora para preparar la Jornada Suicida contra el capitalismo opresor. Qué menos”. En el mismo diario, sólo dos páginas después, Lucía Méndez demuestra algo de cordura y contradice al político y propagandista: “decir que el crucero de Pullmantur por el Báltico es de lujo es tan verdad como que Obama es musulmán y comunista… El crucero de Toxo, no hay más que ver las fotos, lo hacen miles de trabajadores todos los años pagándolo con la extraordinaria de julio”.

En cualquier caso, y para los que tengan alguna duda sobre la oportunidad o no de esta huelga, ahí está la televisión para iluminarles. Ver a Díaz Ferrán, todo un presidente de la patronal, pendiente de varios juicios por impago de nóminas a sus trabajadores y por maniobras presuntamente fraudulentas, dando doctrina sobre economía, estrategia y hasta moral en el programa “59 segundos” (TVE) debería bastar para convertir al más descreído empresario en apasionado sindicalista.

Labordeta hubiera dicho: “¡A la mierda!”. Yo soy más práctico: ¡A la huelga!