“Tendremos algo mucho peor que Murdoch y sus tabloides: diarios tímidos y respetables que reflejan la forma de pensar del poder establecido”. Peter Wilby en The Guardian.

El periodismo está salvado. Los grandes grupos mediáticos españoles han creado, en un alarde de imaginación, unas revolucionarias plataformas que permiten a los lectores acceder desde sus tabletas a, atención, los mismos contenidos de siempre. El PDF del periódico, en su iPad, y sin necesidad de escanearlo a mano. Parece un milagro ¿verdad? Es decir, que ya no necesitamos comprar El Mundo para envilecernos con las miserables columnas de Jiménez Losantos, o El País para sonrojarnos con las simplezas de Boris Izaguirre. Ahora podemos hacerlo a través de Orbyt y Kiosko y Más, la tan esperada transformación de la prensa nacional, a unos precios y con unas ofertas de ensueño. Es decir, que gracias a tecnologías sofisticadas y avances futuristas, usted ya puede comprar hoy para su tableta las noticias de ayer. ¿Y que pasa con las web de los diarios, con la información actualizada al minuto de manera gratuita? No seamos aguafiestas, por favor…

Ya sé que es lo que usted estaba esperando: poder suscribirse a más de 30 periódicos y 60 revistas. Normal. En la sociedad actual nos sobra tiempo, y nos falta información, así que estas novedosas plataformas vienen a completar la oferta, a cubrir esos huecos que podríamos pasar charlando con la parienta o jugando al mus con los amigos. Bien pensado. El mismo producto de siempre pero sin papel, sin tinta, sin talleres, sin distribución, sin quiosqueros, sin envoltorio para el bocata de sardinas…

Podría parecer que se reducen los gastos, pero lo cierto es que las empresas no dejan de invertir. ¿En periodismo? No, hombre, no: en gurús y nuevas tecnologías. Vaya, vaya, entonces habrá que recortar por algún sitio. ¿Qué tal si empezamos por los  periodistas? Por ejemplo, ofreciendo a los que disfrutan de un contrato basura en El Mundo un 30% menos de sueldo. Que lo tomen o lo dejen. Mientras se deciden, en el grupo Prisa consideran que, mientras los capos se reparten millones en beneficios, un periodista debe cobrar 18.000 euros al año.

¿Y los contenidos? No sea usted antiguo: eso es lo de menos. ¿Usted que quiere, cantidad o calidad? Pues en Orbyt y Kiosko y Más tiene cantidad a espuertas. Cómprese un iPad, suscríbase a estas plataformas gigantes, y entre en el nuevo planeta de la información, donde El País y La Gaceta van de la mano, olvidando ideologías, unidos por el mismo instinto de supervivencia.

Quizá todo sea mucho más sencillo. La tecnología es una maravilla, pero a fin de cuentas solo es eso, tecnología, y puede que lo realmente importante para la supervivencia del periodismo del siglo XXI sigan siendo los contenidos. Como toda la vida. En ese caso la crisis del periodismo no estaría en los formatos, en la muerte del papel, sino en la decadencia de las informaciones. Sí, de esos contenidos aburridos y previsibles, de esas publicidades corporativas camufladas como noticia, que hacen que los lectores pierdan interés por los diarios. Unos diarios “tímidos y respetables que respetan la forma de pensar del poder establecido”, como escribe Peter Wilby en The Guardian y recoge el bueno de John Carlin en una excelente columna, de esas por las que da gusto pagar por un periódico.

Soñemos con un mundo mejor. Sin grandes empresas de comunicación, consumidas por sus propias ambiciones y torpezas. Con un periodismo reinventado en pequeños medios independientes. Quizá estemos asistiendo a un momento histórico. Tal vez Orbyt y Kiosko sean el principio del fin. Es decir, el comienzo.