Antena 3 y Telecinco son las dos cadenas con más audiencia de este país. Sus informativos son claramente conservadores. Ambas cadenas pertenecen a dos grupos empresariales, Atresmedia y Mediaset, propietarios de las cadenas que ocupan el tercer y el cuarto lugar en el ranking de audiencia e influencia televisiva: La Sexta y Cuatro. Los informativos de estas dos últimas televisiones se proclaman progresistas.
Todo está en un par de manos. Toda la política, como es bien sabido, y también toda la televisión. Toda la información en televisión. En estas condiciones, cuando no existen alternativas reales, la democracia es una utopía. Porque la realidad es que todo es de derechas. Incluso lo que parece de izquierdas, como el PSOE, Cuatro o La Sexta.
Para hacernos una idea de cuán progresista puede ser la televisión en España debemos imaginar un programa en La Sexta con Juan Carlos Rodríguez Ibarra o José Bono como invitados y Francisco Marhuenda o Alfonso Rojo como tertulianos. Este es el nivel intelectual, el grado de reformismo y crítica, que ha alcanzado la televisión en España.
Las grandes empresas de televisión dicen no ser de derechas ni de izquierdas. Es mentira. Son de derechas, del color del dinero, pero no pueden dejar escapar los ingresos que le proporciona el público de una izquierda desinflada y completamente acomodada en el sistema actual. Atresmedia y Mediaset, propietarias de la televisión en España, tocan todos los palos, derechas e izquierdas, porque de todos estos palos se pueden sacar una perrillas.
Le cuento todo esto porque estoy cansado de las entrevistas de Mariano Rajoy en televisión. El presidente del Gobierno que se niega a hablar, salvo por obligación, ha considerado que Antena 3 es el lugar ideal para dirigirse a los españoles. La noche del lunes, en el mejor prime time, como telonero de la despedida de “El tiempo entre costuras”. Elige hablar en la cadena del empresario José Manuel Lara antes que, por ejemplo, en ruedas de prensa, respondiendo a los periodistas que se supone representan a los ciudadanos. Y es que donde esté una buena empresa privada, que se quiten los medios de comunicación públicos. Solo así puede entenderse que hayan hundido un programa legendario, como “Informe semanal” (La 1, TVE), arrastrándolo a los peores registros de audiencia de su historia: 3,1% y apenas 531.000 espectadores.
Rajoy elige a Lara. Y lo hace porque el Presidente del Gobierno quiere jugar en casa. No trabaja para todos los españoles, sino para unos pocos. Los elegidos. Quién sabe si mil, cien o tan solo veinte. Porque, para nuestra verguenza, las veinte personas más ricas en España poseen una fortuna similar a los ingresos del veinte por ciento de la población más pobre.
P.D.
Si realmente le interesa el contenido del simulacro de entrevista que hizo Gloria Lomana, directora de informativos de Antena 3, ayer noche a Mariano Rajoy, puede leer el post de mi blog en Cuarto Poder.
Un motivo para NO ver la televisión
Lydia Loveless
Cd: Somewhere Else.
Tiene solo 22 años, pero acumula mucha furia y toneladas de talento. Es pura energía. Podría ser la hija musical de Lucinda Williams, la heredera del trono de la gran cantante norteamericana de rock con raíces. La nieta de Patsy Cline o Loretta Lynn. Comenzó con un sonido cercano al bluegrass, pero de inmediato se inclinó por un rock and roll que compagina con sonidos vaqueros, puro honky tonk para el siglo XXI. El resultado es una colección de canciones musculosas que enganchan en sus intensos directos, pero que también funcionan de maravilla en disco.
“Somewhere Else” es el tercer álbum de Lydia Loveless, tras tres años de silencio discográfico, y lo mejor que se puede decir de él es que está a la altura de los dos anteriores. La cantante de Coschocton, Ohio, es dueña de una discografía modélica, con tres discos formidables que devuelven la confianza en el rock and roll con olor a estiércol. Y una curiosidad: si su anterior disco incluía “Steve Earle”, un homenaje al genio de Fort Monroe (Virginia), en éste, la tercera canción se llama “Chris Isaak”.