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Caso perdido

Son las 18:20 del pasado lunes. El presentador de La Sexta se pone serio y, sin inmutarse, dice: “Ya se lo advierto, algunas cosas serán duras. Y estamos en horario de especial protección a la infancia…”. Inmediatamente después pasa a hablar del asesino de Valdepeñas. Un tipo condenado a 103 años por tres crímenes cometidos entre 1993 y 1998. Lo normal en horario de especial protección infantil: puñaladas, sangre, maltrato y despecho, tipos excitados y una pareja de novios asesinados, navajas mariposa, psicópatas “de tomo y lomo”, sociópatas que merodean, “ventean como depredadores y se sienten poderosos”, cuerpos que no aparecen… Lo normal a las seis y media de la tarde.

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Se trata de “Caso cerrado”, una sección muy interesante para criminólogos, necrófagos y simples aficionados a la muerte violenta de seres humanos, que está incluida en el programa “Más vale tarde” (La Sexta). ¿Recochineo? Pues todo hace pensar que sé, que evidentemente, que no puede ser de otra manera. Un espacio de crímenes, a media tarde, en el que presentador se toma la molestia de recordar las macabras circunstancias, “algunas cosas serán duras y en horario de especial protección a la infancia”, solo puede ser recochineo.

O que estamos ante un caso no ya cerrado, sino simplemente perdido: a las televisiones privadas que forman parte del duopolio (Atresmedia / Mediaset) se las refanfinfla absolutamente todo. Especialmente las posibles sanciones económicas. Tienen la sartén por el mango. El negocio de la televisión, y de la manipulación, está en sus manos. La falta de respeto por el telespectador es total. Y los niños solo son telespectadores de reducido tamaño y escaso poder adquisitivo. Hoy vais a ver algunas cosas que serán duras, pequeños bastardos…

Un motivo para NO ver la televisión

De noche, bajo el puente de piedra.

Autor: Leo Perutz.

Editorial: Libros del Asteroide.

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Leo Perutz es un clásico de la literatura centroeuropea de la primera mitad del siglo XX. Nacido en Praga en una familia sefardita, Perutz era un matemático profesional que comenzó a escribir mientras se restablecía de una herida de guerra. Había leído alguno de sus libro, como “El maestro del juicio final”, pero no recuerdo haber disfrutado de ninguno tanto como de éste. Buena culpa es de la excelente traducción, firmada por Cristina García Ohlrich. Y por supuesto de un Perutz especialmente inspirado: “De noche, bajo el puente de piedra” tiene, como buena parte de la obra de este escritor, una mezcla perfecta de fantasía y talento, de intriga y de poesía.

“Un día de invierno del año 1609, un sábado, sacaron al judío Berl Landfahrer de la habitación que ocupaba en una casa de la callejuela que hay junto al río, en el barrio judío de Praga, y lo condujeron a la prisión del barrio viejo, a la que los judíos de Praga llamaban, en recuerdo de las fortalezas de Egipto, Pitón y Ramsés. Se había previsto que se le ahorcarían a la mañana siguiente en el desolladero, entre dos perros vagabundos.

La desgracia había perseguido a Berl Landfahrer durante toda su vida. Desde su juventud había fracasado en todo. Había ejercido todos los oficios y, a pesar de ello y de trabajar duramente, siguió siendo tan pobre que usaba el mismo vestido el sábado que entre semana, mientras otros cambiaban de ropa cada día de fiesta”.

“De noche, bajo el puente de piedra” es la obra maestra de Perutz. Un libro amplio y libre con infinidad de recovecos, de rincones oscuros y callejones luminosos, en el que los relatos y los personajes se cruzan y brillan como las luces de un caleidoscopio. Estamos ante una guía mágica por la vieja Praga judía, una ciudad de misterios, de supervivientes y reencarnados, de amores y miedos, de tradiciones y temores, poblada por viejos rabinos y comerciantes avaros, por reyes y emperadores, por niñas fantasmagóricas y nobles de bohemia. La ciudad que se consumía cada día como una vela para renacer a la mañana siguiente.

“Le indicó dos estrellas que se movían sin cesar hacia Oriente persiguiendo alguna meta desconocida: una de ellas parecía huir a toda prisa, y la otra en pos de ella. Aquella señal, dijo, predecía la muerte de altos príncipes, traición de sus súbditos, cambios en la religión y en el gobierno de muchos países: en una palabra, infinidad de desgracias”.

Hay que disfrutar a Perutz como se hace con los grandes genios de la literatura del viejo continente. Desde la primera página hasta la última, puesto que las quince breves piezas que forman “De noche, bajo el puente de piedra” no tienen desperdicio. Son una suerte de Mil y una noches europeas, suma de grandes historias, producto de una imaginación desbordante y de un talento apoteósico. Una obra maestra atemporal.

Horario infantil

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha multado a Mediaset, la mitad del duopolio televisivo español (Telecinco y Cuatro), con 196.000 euros por vulnerar el horario infantil. Otra vez. Puedo imaginar al directivo que ha recibido esta última multa riéndose mientras lee el texto (“infracción grave”), descojonándose mientras ve la cifra (la cadena ganó en 2015 167,4 millones de euros, el triple que el año anterior) y, finalmente, dejando una copia de la sanción y otra del Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia, impresas en papel lija del 40, en el rodillo de papel higiénico del retrete de Paolo Vasile. El jefe tiene el trasero a prueba de bombas.

Si usted pone en Google “Telecinco” y “horario infantil” es posible que el buscador entre en ebullición. Si tiene un buen antivirus y consigue finalizar la búsqueda sin que se funda el disco duro del ordenador (como si fuera el de Bárcenas), se encontrará con 1.250.000 referencias, algunas recientes, otras francamente viejunas. “La cadena privada Tele 5 ha elaborado un catálogo para evitar la emisión de contenidos que puedan vulnerar los derechos de los menores, especialmente en el horario de protección infantil”, reza una noticia de 2004. “Las 21 normas de Telecinco para controlar los programas basura”, titulaba El País hace doce años.

Se ríen de nosotros. Ahí tiene el duopolio en que han convertido la televisión en España: 265 millones de euros de beneficio en 2014. Y lo que es peor, se descojonan de nuestros hijos. Lea, si tiene estómago, las frases y diálogos que seleccionó en su momento la Asociación de Consumidores de Medios Audiovisuales de Catalunya (TAC) de la película “Dime con cuántos”, emitida por Telecinco el domingo 15 de marzo del pasado año a las cuatro de la tarde…

1) “Parecía que ibas en serio anoche cuando me lo estabas haciendo por detrás, pero como no podía verte la cara ..”

2) (Conversación) Hermana de la protagonista: “Sinceramente, me preocupaba un pelín esa obsesión por la postura del perrito”.

Protagonista: “¿Hay a quien le gusta, sabes?”.

Hermana: “No, a nadie le gusta. Hasta los perros están deseando olvidarla”.

3) “Cuidado a veces se pasa un poco con los pezones”.

4) (Conversación entre varias chicas) “No llegué a acostarme con Lars. Sólo la metió un poquito, así que no cuenta”.

Le preguntan a la chica que acaba de hablar: “¿Como cuánto entró?”.

Respuesta: “Como esto (indica el tamaño con dos dedos)”.

Pregunta: ¿Qué es eso, eso no me dice nada, no tengo ni idea de cómo la tiene Lars?.

Pregunta: ¿Cuánto tiene que entrar para que sea sexo?.

Respuesta: Todo lo que pase de la punta.

5) “Esos son 13 penes diferentes en un solo chichi”. “Ni que hubieran estado dentro al mismo tiempo”.

6) Vídeo con el ex jefe desnudo vistiéndose de espaldas y enseñando el pene al agacharse. Después aparece en escena oliéndose la mano tras tocarse el pene.

7) La protagonista busca a una ex pareja suya en Internet y teclea: “pelotas grandes, pene pequeño”.

8.) La protagonista se viste de novia y una de las amigas de su grupo le dice: “Me preocupa que con tantas capas no sea capaz de encontrarte el chichi”. La segunda amiga continúa: “Y olvídate del 69”. “No va a haber un 69”. Una tercera amiga le dice: “El 69 es para cuando tienes 17 años y tienes que hacerlo todo a la vez antes de que lleguen tus padres”. Una cuarta amiga dice: “Max siempre está intentando que lo hagamos”.

9) La protagonista: “Cuando estáis solos se quita las gafas, se pone un traje de vinilo y te folla como una loca”.

10) Coprotagonista masculino a la protagonista: “¿Qué tal tus mamadas?”. Respuesta de ella: “Si tanto te interesa, son de primera, pero a las pajas no acabo de cogerles el truco”.

11) Coprotagonista masculino a la protagonista: “¿Que te ha dejado en el hotel y no ha subido a echar el polvo del reencuentro?”.

12) La protagonista: “Tú no reconocerías a un caballero aunque se te acercara por detrás y te tocara las pelotas”.

13) Coprotagonista masculino a la protagonista: “¿Y si te la meto sólo un poco?”. Ella no quiere tener relaciones sexuales y él insiste gesticulando con ambas manos para mostrar un tamaño: “Y una cosa así, eso no es nada, ni siquiera te vas a enterar”.

14) La protagonista, en la escalera de vecinos, le grita al coprotagonista: “Sí, sé quién soy, una mujer que no va a dejar entrar a otro capullo ingrato ni en mi corazón, ni en mi chichi”. Un vecino le dice que se calle y ella le responde gritando: “Y tú deja de follarte a tu perro”.

Un motivo para NO ver la televisión

Departamento de especulaciones.

Autor: Jenny Offill.

Editorial: Libros del Asteroide.

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“Departamento de especulaciones” es uno de esos libros que te desconciertan con sus primeras páginas, frases cortas e independientes con reflexiones postmodernas, para engancharte de forma definitiva hasta el punto de no poder dejar de leer. Terminé esta segunda novela de la norteamericana de Massachusetts Jenny Offill de una sentada. Y me olvidé de esas primeras páginas algo… ¿especulativas? ¿Inesperadas? No, mejor algo originales. Y no por la brevedad de las frases, apenas una línea, sino por el carácter, la fuerza y la intención de las mismas.

“Algunos estudios indican que la lectura exige grandes esfuerzos del sistema neurológico. Según una publicación psiquiátrica, las tribus africanas necesitaban más tiempo de sueño si se les había enseñado a leer. Los franceses creían a pies juntillas en estas teorías. Durante la segunda guerra mundial, las raciones de comida más abundantes se reservaban para quienes tenían que desempeñar extenuantes actividades físicas o bien para los encargados de leer y escribir”.

Offill escribe como se construye un muro, ladrillo a ladrillo. Una prosa de la rutina y el amor que avanza en el tiempo, con la pareja y el matrimonio, con el nacimiento de un hijo y el látigo del trascurrir de los años, con el pulso de la pasión y la monotonía de la vida familiar. Es la crónica de una grandiosa normalidad, de una mirada interior en unas ocasiones delicada y en otras despiadada, de una mirada a través del espejo del tiempo.

“Algunas mujeres hacen que parezca facilísimo eso de renunciar a la ambición, como si fuera un abrigo caro que se ha quedado ya demasiado pequeño”.

“La esposa también renunció, hace años, al derecho a la autodestrucción. La letra pequeña del certificado de nacimiento, lo llama su amiga”.

Astronomía, ciencia, ¿recortes de prensa?, citas de frases contundentes… Offill recupera a T.S. Eliot y recuerda que el escritor, al final, puede darse cuenta de que ha echado a perder su juventud. No es su problema. “Departamento de especulaciones” es una novela moderna, de apabullante sencillez y con momentos mágicos, que se recordará durante mucho tiempo.