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El rey pasmado

“Una entrevista que ya forma parte de la historia de España”, resumió Julio Somoano, director de los informativos de RTVE, durante el breve monólogo que realizó a modo de presentación del  simulacro de conversación entre Jesús Hermida y el rey Juan Carlos. La frase, pronunciada por un mamporrero de Rajoy durante su minuto de gloria, resultó ser el mejor resumen posible de la pantomima financiada por la televisión pública para blanquear la imagen de la monarquía. “Un momento histórico”, puesto que en apenas 21 minutos ofreció un resumen de la patética situación que vivimos: la televisión pública más parcial y propagandística posible, el peor periodismo imaginable y una forma de gobierno absolutamente vergonzosa.

Un rey balbuceante, aturdido y pasmado aseguró, con el gracejo y los movimientos de un boxeador sonado, encontrarse “en buen forma, con energía y con ilusión”. “La guillotina le rebotaría en el cuello”, dijo algún insensato en Twitter. Frente al titubeante rey, un periodista sumiso hasta la baba, Hermida, que se prestó a tan infame pantomima y dobló el espinazo como una sabandija sin dejar de susurrar el mantra “vuestra majestad, vuestra majestad, vuestra majestad…”. TVE, la televisión pública española, financió el esperpento. Y lo editó: tuvieron que parar “tres o cuatro veces” para repetir las respuestas que habían salido mal.

¿El contenido? Una sucesión de tópicos sobre la democracia, la libertad y la historia que deberían sonrojar a cualquier monárquico con dos dedos de frente. Pero que sin embargo fascinó a nuestros medios de comunicación más importantes, que completamente entregados a su majestad hicieron sesudos e imaginativos análisis de un discurso hueco. Juan Carlos define la España actual como “moderna, democrática y solidaria”, y el empalagoso Hermida sonríe feliz, incapaz de preguntar por Urdangarín, el elefante, Rato, Díaz Ferrán, los millones de parados o los más de 300 políticos imputados por corrupción. Especialmente repugnante, por cursi, descarada y vacía, resultó la defensa que Juan Carlos realizó de su hijo: “Es una bendición del cielo. Como hombre es de una gran honestidad intelectual, muy preparado, muy trabajador y es muy leal, muy leal sobre todo a mí”, llegó a decir con voz de abuelo cebolleta.

¿De una gran honestidad…“intelectual”? ¿Muy leal… “sobre todo a mí”? Como buen demócrata, Juan Carlos apuesta por la sucesión sanguínea. Desde TVE, la televisión que no admite publicidad, vendió  de manera burda el currículo de su hijo: “yo diría que de los Príncipes de Asturias de la historia de España —está mal decirlo, presumir, pero presumo de hijo—, yo creo que es el mejor preparado que ha habido hasta ahora. O sea que podemos tener confianza, seguridad y, sobre todo, sabemos que tenemos ahí a alguien preparado”. Sonrojante.

Efectivamente, tenemos ahí a alguien preparado. Y dentro de poco puede que sea el único, puesto que actualmente los jóvenes “preparados” se están marchando de España para conseguir trabajo.

TVE, Somoano, Hermida, el rey Juan Carlos, la Casa Real y todos cuantos han participado en esta burda apología de la monarquía, una forma de Estado antediluviana indigna de un país moderno, hicieron un espantoso ridículo el pasado viernes. Y faltaron al respeto a unos españoles que quizá no estén tan preparados como Felipe, pero que en ningún caso son idiotas. Y no merecen ser manipulados de manera tan grosera desde su propia televisión.

La famosa entrevista al rey solo sirvió para una cosa: entender por qué  Juan Carlos no concede entrevistas. ¡No tiene nada que decir! Y lo poco que dice lo hace con la dicción de un marinero borracho tras ser coceado en la boca por una mula.

P.D.

Una pregunta que debería ser inevitable en cualquier entrevista a Juan Carlos: ¿Qué piensa usted, 37 años después, de Franco, su mentor?

 

Un motivo para NO ver la televisión

Far Tortuga

Autor: Peter Matthiessen

Editorial: Seix Barral.

Peter Matthiessen es uno de los grandes escritores norteamericanos vivos, además de un sólido naturalista, un viajero incansable y un comprometido activista medioambiental. Hace un par de años publicó “País de sombras”, una obra de madurez sobre un colonizador de los pantanales de Florida absolutamente imprescindible. Hoy hablaremos sobre un título de 1975, inédito hasta ahora en España, que publica Seix Barrall como primer paso a una serie de reediciones de Matthiessen (“Jugando en los campos del señor”, “En la laguna Estigia y otros relatos”…).

“Far Tortuga” no es un libro fácil. Dicen que se trata de un clásico de culto, y que su publicación marcó un antes y un después en la evolución de la novela norteamericana, pero lo cierto es que es un texto entrecortado, construido sobre frases breves, con muchos diálogos y personajes que se cruzan, que requiere toda la atención del lector. Matthiessen narra el épico viaje del capitán Avers, y los ocho hombres que forman la  tripulación de su goleta, en busca de tortugas por los mares del sureste caribeño. Hay algo de “Moby Dick” en “Far Tortuga”, pero  también mucho de “El viejo y el mar”, y sobre todo de amor por el océano, los espacios abiertos y los pioneros.

“Far Tortuga” es un canto al aire libre, a la naturaleza salvaje virgen, y a la literatura sin corsés.