You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: Galaxia Gutenberg


Aquí paz y después caspa

Leo en la web de televisión Vertele.com: “Éxitosa acogida a la comedia “Aquí paz y después gloria”, líder en su estreno con 3,6 millones… Resines triunfa y ‘bendice’ a Telecinco con un dato que va a misa: 20,7%”. Inmediatamente después leo en la web de televisión Bluper.es: “’Aquí Paz’, otra mancha en el currículum de Telecinco… La ficción se estrenaba este martes en Telecinco con más de veinte minutos de retraso. Aunque para muchos, la serie llegaba más bien con veinte años de retraso”. Ante semejante división de opiniones me vi obligado a ver el primer capítulo de la serie…

2_5a65638ca2

Las dos webs tienen razón: “Aquí paz y después gloria” es un éxito de Telecinco. Es decir, un éxito de la televisión vieja, herrumbrosa y superficial. Porque “Aquí paz y después gloria” es una comedia costumbrista, a la antigua, de curas y obispos, de personalidades duplicadas, de chistes fáciles y efectos especiales de risa, de guiones chuscos y actores limitados. La serie cuenta la historia de dos gemelos, Paco y el padre Ángel, uno juerguista y vividor, el otro honrado y modesto. El primero, que tiene un problema con la mafia, se refugia en casa del segundo. Y ahí comienzan los enredos. Unos enredos dignos de las comedias más rancias, y menos ingeniosas, de otra época, de una programación antediluviana.

Telecinco se aferra al pasado. A la televisión mugrienta que le hace ganar dinero. Ni un riesgo, ni una apuesta, ni un paso adelante. Televisión infalible, televisión productiva, televisión estática y trasnochada que genera beneficios. Televisión de bajísima calidad y altísima rentabilidad. José Luis Moreno no está solo en este negocio…

Y mientras por aquí seguimos enganchados a los ochenta, en Nueva York rinden homenaje a “Mad Men”.

P.D.1

Sin salir de Telecinco, una noticia que sirve para comprobar el nivel intelectual de la cadena: seguidores del programa “Mujeres y hombres y viceversa” se cabrearon cuando la cadena anunció, el martes a mediodía, que el programa comenzaría más tarde porque ampliaban la cobertura informativa del siniestro. Escribieron en las redes sociales mensajes como estos: “Pues me parece fatal que no pongan el programa por lo del accidente, no es mi culpa que sean tontos y se estrellen”, “Me toca la polla”, “Si el avión sastrellao algo abra hecho”, “Ogala caiga un abion en la casa dl kabrón ke a exo ke quiten el programa”, “Ojalá sean todos catalanes”. No fueron los únicos… ¿Debemos ignorar a estos descerebrados o cortar por lo sano semejante despropósito?

Captura de pantalla 2015-03-25 a la(s) 18.09.16

P.D.2

 

Un motivo para NO ver la televisión

Ciudad fantasma.

Autor: Robert Coover.

Editorial: Galaxia Gutenberg.

ciudad-fantasma

“Ciudad fantasma” es un western psicodélico. O psicotrópico. O alucinógeno. Los amantes del género se enfrentan a un reto de considerables dimensiones, puesto que estas páginas dan una vuelta de tuerca a las clásicas novelas del Oeste. Los ingredientes son los habituales: vaqueros zarrapastrosos, puebluchos miserables, salones con matarratas al que llaman whisky, burdeles, desiertos, caballos, peleas, pistolas… Lo sorprendente es el tiempo, que va y viene transportando a los protagonistas de lugar y escena, y el humor, constante y demoledor.

Robert Coover escribió un western tremendamente original, que se lee como uno clásico pero dando constantes respingos, con una sonrisa de oreja a oreja y con la sensación de disfrutar de una obra única. Una novela hermosa, asombrosa y brillante que transporta al lector a mundos desconocidos. Un Far West fantástico, en todos los sentidos. Basándose en “Ciudad fantasma” el gran Moebius hubiese dibujado un cómic memorable…

mmmm

Droga dura

Las consecuencias del abuso del alcohol y las drogas duras en algunas personas pueden ser terribles. Golpean el interior de la víctima con la precisión de una gota malaya y con la fuerza de una bola de demolición. Destrozan los órganos internos y las neuronas, pero también deterioran el aspecto externo hasta el punto de convertir al adicto en un guiñapo. La bebida y los estupefacientes machacan el cuerpo, pulverizan el cerebro, destrozan la vida y provocan en el individuo averías en demasiadas ocasiones definitivas. ¿Puede haber algo más peligroso para el cuerpo humano que, por poner un ejemplo, un cóctel de ginebra, cocaína y ansiolíticos?

Quince años de televisión. Mejor dicho, quince años de popularidad televisiva en una cadena que basa su programación en los peores espacios imaginables. La telebasura es una droga dura, muy dura. Casi tanto como la cara de aquellos que utilizan una concesión del Estado, una televisión, para enriquecerse mientras embrutecen a la población.

Dinero, fama, ignorancia, narcóticos, bisturís… Con estos ingredientes la televisión hace maravillas. Y también provoca enormes estropicios. Ahí tienen a Belén Esteban, musa de Telecinco, princesa del pueblo, reina de las audiencias, ejemplo vivo de la evolución de una tele-star. La ex de Jesulín de Ubrique forma parte de la plantilla de la última edición de “Gran Hermano VIP”, reality en el que ha recordado que lleva 15 años dentro del mundo de la televisión…

Captura de pantalla 2015-01-24 a la(s) 19.41.12

La televisión es droga dura. En “Gran Hermano VIP” Belén Esteban puede estar metiéndose el chute definitivo: mercancía cortada, una cadena infecta, un programa repugnante, una decadencia evidente… ¿Muñeca rota? Sí, desvencijada, exprimida y espachurrada por esa trituradora de seres humanos que es la televisión.

belen-kiko


Un motivo para NO ver la televisión

París D.F.

Autor: Roberto Wong.

Editorial: Galaxia Gutenberg.

unademagiaporfavor-epub-pdf-ebook-libro-paris-df-roberto-wong-galaxia-gutemberg-2015-portada

El joven mexicano Roberto Wong ha ganado el Premio Dos Passos, destinado a escritores que aún no han publicado, con una novela intensa, compleja y, sobre todo, callejera. Husmea en la cartografía de la derrota contando la vida de un hombre, Arturo, que vive en el D.F. pero tiene el alma en París. En un París en el que no ha estado jamás. Lo cual no es sencillo: el protagonista superpone los planos de ambas ciudades para sentir bajo los pies un mundo que imagina idílico, una vida maravillosa rodeado de sensibilidad, de monumentos, de belleza, de artistas, de oportunidades… ¿Dónde acaba la realidad y comienzan las alucinaciones?

“Continúas por Reforma hacia Montmartre”, escribe Wong en su deambular por dos mundos paralelos pero antagónicos. El agobiante y agresivo D.F. frente a un París que se convierte en su meta, en su salvación. ¿Puede una ciudad ofrecerte la redención? Una amiga de Arturo intenta devolverle al mundo real: “Cualquier ciudad es así. Una ciudad duele. La gente se queja de ella como una sarna que no puede quitarse. Y a la menor oportunidad, todos escapan… París les duele, les harta. Todas las ciudades son así, en cualquiera de ellas uno termina quejándose de todo”.

La farmacia en la que trabaja Arturo sufre un atraco. El ladrón es abatido por la policía. El suceso dinamita la vida de nuestro protagonista, y le lanza a un proceso de autodestrucción por las calles, cantinas y mujeres del Distrito Federal. Todo con París como utopía. “Me moriré en París con aguacero / un día del cual tengo ya el recuerdo”, escribió César Vallejo. “Quisiera ir allí de una vez por todas. Y aún cuando tuviera esos veinte mil pesos, me aterra la posibilidad de que la realidad sea mediocre, gris, de que París no sea lo que esperaba”, escribe Wong en esta novela tensa, violenta, negra y repleta de itinerarios urbanos.

¡Yo te pego, leche!

La historia de la violencia está repleta de momentos patéticos. Y no lo digo por los videos de trompazos que inundan Youtube… No todos los humanos agresivos e iracundos pueden estar a la altura de las leyendas del género. Para ser un Poli Díaz, un Jack el Destripador, un Mengele o el jefe de programas de Telecinco hay que nacer, tener ácido sulfúrico corriendo por las venas, sentir el odio apretando las paredes del cráneo. O bien ser un genio, tener un talento prodigioso y feroz para el arrebato y la brusquedad, como Jim Thompson, Sam Peckinpah o Tarantino. Por eso cuando el zoquete de José María Ruiz Mateos perdió los nervios, y quiso partir la cara al entonces ministro Miguel Boyer, levantó el brazo como una bailarina, cerró el puño como un monaguillo y dejó escapar un gritillo de castrato: “¡Yo te pego, leche!”.

Jorge Mario Bergoglio no es Ruiz Mateos. Jorge Mario Bergoglio nació en el barrio porteño de Flores, fue acusado de delatar a otros sacerdotes durante la dictadura argentina y es hincha de San Lorenzo de Almagro, equipo de Boedo, al suroeste de Buenos Aires. Sabe lo que es un chota, una barra brava y una Quilmes bien fría, no como el pelotudo de Ruiz Mateos.

Cuando se supone que el papa Francisco tenía que sacar su lado más conciliador, y ofrecer su otra mejilla, resulta que dejó escapar al forofo que lleva dentro. “Si alguien que es un gran amigo dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo”, dijo no Mike Tyson, sino el Papa de Roma, máximo representante en la tierra del hombre del espacio. Era su respuesta a las caricaturas de Mahoma, a los atentados de París.

Y yo que después de las Navidades estaba convencido de que el cristianismo era todo paz. Y amor, y fraternidad, y perdón.

Que viene el Papa (2)

Un motivo para NO ver la televisión

Hanns y Rudolf

Autor: Thomas Harding.

Editorial: Galaxia Gutenberg.

9788416072460

Vidas paralelas, las de Hans y Rudolf. Y como tales se narran en el comienzo de este libro absolutamente fascinante. Por un lado está Hans Alexander, judío alemán, hijo de un prestigioso y acomodado médico que ejerce en el Berlín del primer cuarto del siglo XX. Por otro nos encontramos con Rudolf Höss, alemán de la Selva Negra, hijo de padres problemáticos, él violento e intransigente, ella enfermiza y triste. Cuando comienzan los problemas con los judíos, la familia del primero se ve acosada y despojada de sus bienes: tienen que emigrar a Londres. Rudolf, que durante la Primera Guerra Mundial se ha convertido en un militar condecorado, decide seguir su carrera en el ejército. Cuando comienza la II Guerra Mundial Hans se alista en las tropas británicas para combatir a quienes le quitaron todo. Dos hombres respetados por sus familias, con enorme prestigio en sus ejércitos, condenados a encontrarse.

Hans fue tío abuelo de Thomas Harding, escritor y periodista autor de esta obra, fruto de años de investigación. Estamos ante un homenaje al trabajo de Hans como cazador de nazis. Porque en un momento de sus vidas, cuando la Alemania de Hitler se encamina a la derrota, Hans recibe el encargo de capturar a Rudolf. El alemán exiliado en Inglaterra forma parte de un cuerpo de élite encargado de localizar a los líderes nazis que, al vislumbrar el final, intentan huir. Rudolf es uno de ellos: “Estuve al mando de Auschwitz hasta el 1 de diciembre de 1943, y estimo que allí se ejecutó y se exterminó por lo menos a dos millones y medio de víctimas, gaseándolas y quemándolas, y por lo menos otro medio millón murió por inanición y enfermedades, con lo que el número total de muertos asciende a tres millones, aproximadamente”, contó Rudolff durante su confesión en Núremberg. Antes había asegurado que “obedecía órdenes”“personalmente no asesiné a nadie”“Fue Hitler quien lo ordenó, a través de Himmler, y fue Eichmann quien me dió las órdenes sobre lo que había que hacer”.

No quiero contar más, tengo miedo de destripar una historia perfecta, llena de luces y sombras, de heroísmo y crueldad, de redención y locura. Aquella que, según el autor, pretende “argumentar que cuando los mundos de aquellos dos hombres colisionaron, la historia moderna se vió transformada”. La del kommandant de Auschwitz y la del judío alemán que le capturó.

Una aventura estremecedora, la de “unos judíos que contraatacan”, a la altura de los mejores textos jamás escritos sobre la II Guerra Mundial y el Holocausto. Contada con gran maestría, en algunas ocasiones el lector se siente sumergido en un thriller, otras en una novela histórica, en cualquier caso sin un momento de tregua, sin respiro, con la acumulación precisa de datos, fechas y personajes como para convertir la lectura en un placer. Muy recomendable.