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Don Paoleone

Hace sólo unos días comentábamos en este blog uno de los momentos más sucios y obscenos en la historia de la televisión en España: el “Sálvame deluxe” (Telecinco) dedicado al abogado Emilio Rodríguez Menéndez, a quien en tono burlesco llamaron “don Emilione”. Una sucesión de descalificaciones, ofensas, necedades, hipocresías, malos modos y actitudes barriobajeras reunidas de manera burda hasta formar algo parecido a un  programa de televisión. En un país civilizado, un espacio tan grosero, tan insultante, sería motivo suficiente como para que el Gobierno diese un toque de atención al canal capaz de emitir semejante bazofia. En el nuestro, por el contrario, supone motivo de orgullo y satisfacción para don Paoleone (Vasilone), responsable máximo de Telecinco. Tanto como para multiplicar de inmediato su producción de excrementos: anoche emitieron un flamante especial llamado “Don Emilio Rodríguez Menéndez”, el próximo sábado entrevistarán al prófugo en “La noria”.

El maestro Josep Ramoneda escribió que Belén Esteban encarnaba el populismo fascistoide, ese que en lugar de representar y dar voz a las clases populares las enardece para que sigan calladas. En este caso sucede algo similar, puesto que la utilización televisiva de un personaje como Rodríguez Menéndez, ahora para darle voz y luego para lincharle, es un repugnante ejercicio de manipulación reaccionaria. El abogado fugado aumenta la confusión popular, puesto que alimenta la ignorancia de aquellos incapaces de distinguir entre la realidad y el espectáculo circense, entre la prostitución y la televisión.

Los resultados de este populismo fascistoide televisivo van mucho más allá de las audiencias y los beneficios económicos de Telecinco. Y no me refiero sólo a los datos del Informe PISA 2009 de la OCDE, que confirman un nuevo fracaso educativo. Hablo de una sociedad crispada, insolidaria, desencantada…

¿Tenemos la televisión que merecemos? Estoy seguro de que no: es imposible que seamos tan sucios hijos de perra como para consumir gustosos los deleznables productos que nos ofrece Don Paoleone (Vasilone).

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P.D.

Por cierto, el hedor que desprende Telecinco ya apesta Cuatro, la que fuera cadena progresista del grupo PRISA. “Telecinco, Cuatro y Digital +… una oportunidad para crecer juntos”, asegura la publicidad de la primera de estas televisiones.

El proceso de fusión entre ambas cadenas, que en realidad no es fusión sino absorción, está dejando el camino lleno de cadáveres en descomposición. No podía ser de otra manera… Cuatro es una cadena que nació con pretensiones elevadas: ser la imagen audiovisual de una empresa con prestigio. Y Telecinco fue desde el día de su nacimiento una boñiga diseñada para hacer dinero, sin concesiones, sin escrúpulos. Recuerden que los primeros despojos que fueron a parar a la cuneta fueron los de la cúpula de informativos de Cuatro: Gabilondo al exilio, Izquierdo a un blog (no se puede caer más bajo, se lo aseguro) y el resto, recolocados en el grupo. David Cantero, el flamante fichaje de Informativos Telecinco, vale por todos ellos juntos, ¿no?

Después vinieron a por los comunistas, pero yo no era comunista… Concha García Campoy, Ana García Siñeriz… El resto de la historia nos lo podemos imaginar.

Dinitrotolueno, el retorno

Anoche Veo 7 emitió un programa para la historia. Uno de esos espacios que justifican por si solos las concesiones de nuevas cadenas de TDT. Imaginen a los peritos de la Policía y de la Guardia Civil, al jefe de la pericia, a los Tedax, a los químicos del Instituto Armado… Todos juntos, con los más modernos laboratorios del C.S.I. a su disposición, hubiesen sido incapaces de descubrir el elemento que impregnaba el programa de Veo 7, la tele de El Mundo. Un elemento que contamina la realidad y desvirtúa el periodismo, bien es cierto, pero que hace que los periódicos se vendan como churros calientes. ¿Dinitrotolueno? No. ¿Titadyn? Frío. ¿Una casete de la Orquesta Mondragón? Tampoco. ¿Goma 2 ECO? Caliente, caliente…

El producto químico que reinaba en el plató de Veo 7 era… Goma laca. Sí, esa resina fijadora que puede crear una envoltura cuasi rígida capaz de sostener el pelo en una posición concreta. Un espray con ingredientes tan excitantes como la polivinilpirrolidona, el acetato de vinilo o el copolímero de vinilpirrolidona, nombres que pueden dar origen a mucha confusión y, por tanto, subir las audiencias televisivas y aumentar la venta de diarios sensacionalistas. Laca a espuertas, porque los protagonistas del programa, las estrellas de la noche, eran Casimiro García-Abadillo y Curri Valenzuela, dos seres que protegen sus cerebros privilegiados con una coraza de crines endurecidas con toneladas de ese producto mágico.

Laca y poco más. Los medios de comunicación, sumergidos en una profunda crisis de publicidad e ideas, necesitan revulsivos. Algunos apuestan por las nuevas tecnologías, el periodismo ciudadano o la venta de vajillas del Real Madrid. Otros recurren a sus clásicos: el dinitrotolueno y el titadyn, un hidrocarburo pata negra y un explosivo con denominación de origen que elevaron un fancine a la categoría de periódico de referencia. ¿Si funcionó con un diario, por qué no con una tele? Ni cortos ni perezosos en Veo 7 emitieron “Dinitrotolueno, el retorno”, un especial de “La vuelta al mundo” con destino a la gloria.

¡Puff… dinitrotolueno! Les contaría tantas cosas sobre la utilización periodística de la confusión y la contaminación. Pero no lo haré por respeto a las víctimas del 11-M y a sus familiares. Ese respeto que no tienen quienes, sin ningún tipo de escrúpulos, siguen metiendo el dedo en la herida.

Les contaré, eso sí, que en Veo 7 se han sentido ofendidos porque en PRISA les han acusado, desde varios frentes, de “ultras”. “Es una provocación sin sentido”, dice García-Abadillo, que sin duda se relame al recordar una vieja historia de su compañero Jiménez Losantos. Se la recuerdo. Cuando Losantos no era nadie, menos que ahora, se pasó meses provocando desde su programa a Iñaki Gabilondo, líder de audiencia en la cadena SER. Un buen día Gabilondo entró al trapo y contestó a Losantos. El ex de la COPE se frotó las manos: “entonces supe que había ganado”.

Preguntas para los telespectadores de “La vuelta al mundo” (a 1,39 euros el SMS): ¿Consideran ustedes que ésta es una tertulia ultra? Un 14% dice que si, un 86% dice que no. ¿Considera usted que se debe reabrir la investigación del 11-M? Me da tanto asco esta última pregunta que no espero al final de la votación. Me quedo con el buen sabor de la guinda del programa, la conexión telefónica con Melchor Miralles, flamante director general de Veo7. Habló Miralles de lo malo que es Cebrián, pero sobre todo de su lucha contra el franquismo, de sus familiares presos por defender la libertad, de su padre deportado trabajando en una mina de sal. Televisión emocionante, honrada, dinitrotoluénica.

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P.D.

Siento estas jornadas de ausencia injustificada. He estado fuera unos días y he padecido problemas con el ordenador de que disponía (mac, teclado francés, idioma alemán). Lo siento por los lectores, y también por no haber podido comentar a tiempo el gesto con el dedo de José María Aznar. Un gesto que, nunca creí que fuera a decir algo así, le humaniza y le sitúa en mi órbita personal. Piensen que esta foto de Johnny Cash es mi salvapantallas…

Aznar confirma levantando el dedo que siempre fue un rebelde, un outsider, y que lo de la boda de su hija fue una concesión a la Botella. Cash era el hombre de negro. Ansar podría ser el hombre de rojo, por lo de Irak, pero se queda en el hombre de gris. Por ser mediocre hasta en los momentos de ira (mírenle la cara y compárenla con la de Cash). El dátil enhiesto del ex presidente es un resumen de su carrera política, de su carácter, de su profunda mezquindad.