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ARCO

¿Quién dijo que Mariano Rajoy gobernaba solo para unos pocos, para las élites, y que su partido se mostraba insensible ante los más humildes y necesitados? Su reacción ante la petición popular de rebajar el IVA al mundo de la cultura no se ha hecho esperar: del 21 al 10%… en la compraventa de arte. ¿Contentos? Ahora ya nadie podrá decir que el Partido Popular es insensible a los trabajadores, a las amas de casa, a los jóvenes sin recursos, a los desempleados, a los jubilados. Todos aquellos que quieran colocar una buena escultura de Botero encima de la tele, junto a la bailarina flamenca, o completar su colección de Tàpies, se ahorrarán un 11% de impuestos. ¿Contentos?

Deberían estarlo, porque estos movimientos del Gobierno son los que hacen que el país avance, que se animen los mercados, que se vislumbre la luz al final del túnel. Ha sido bajar el IVA de la compraventa de arte y han comenzado a surgir nuevos y prometedores artistas: La mujer de Borja Thyssen, nuera de la baronesa, expone 28 obras en una sala privada durante la celebración de ARCO. Se habla de arte abstracto, de ausencia de toda figuración, de composiciones tan libres como para carecer de referencias visuales reales. A mí me recuerdan a los cuadros que se hacían en el parque de atracciones vertiendo pintura sobre una madera que giraba…

Blanca

Usted, que además de la pintura ama la gastronomía, no podía ser de otra manera en alguien de su sensibilidad, quizá debería aprovechar la rebaja del Gobierno para invertir en Ferrán Adrià. Pero no en sus albóndigas deconstruidas, el Bulli está cerrado para reinventarse, sino en las fascinantes pinturas del cocinero más cool del planeta: Adrià protagonizará el estand de El País en ARCO, y expondrá sus dibujos, ideas y conceptos en el Drawing Center de Nueva York. ¿Cómo definiríamos la obra de Adrià pintor? Juzgue usted mismo…

Adria ok

Los expertos hablan de Adrià como un artista naif, capaz de eliminar perspectivas y líneas de fuga para resaltar la verdad personal, racionalizar esfuerzos prístinos,  y jugar con formas de expresión que evocan tanto a la infancia como a la esencia del individuo. A mí me recuerda a la luminosa obra de Jimmy, el mono pintor, un chimpancé que se consagró con sus cuadros en el zoológico de Niteroi, al otro lado de la bahía de Río de Janeiro

Jimmy 1

ARCO abre sus puertas el próximo día 19 de febrero. Y lo hace con todo a su favor: rebaja en el IVA de la compraventa de arte, exposición de Blanca “Thyssen” Cuesta, estand con la obra de Adrià… Para ser completamente feliz, a nivel artístico, solo necesitaría una cosa más: que apareciese el cuadro de Antonio de Felipe que se ha esfumado del Ayuntamiento de Madrid. Quizá deberían comenzar la búsqueda en el retrete del ático de Ignacio González en Marbella. No olvidemos que, siguiendo las peculiares costumbres de los gestores de lo público, un Miró iluminaba el tigre de Juan Antonio Roca en la misma ciudad andaluza.

Miro

 

Un motivo para NO ver la televisión

FM359

Cd: Truth, Love and Liberty.

FM

FM359 es una banda paralela de Mike McColgan, ex vocalista de los bostonianos de origen irlandés Dropkick Murphys, ahora al frente de Street Dogs. Junto a Rick Barton, compañero de correrías en los Murphys, McColgan lidera un proyecto basado en la mezcla de géneros tan vitalistas como el punk, el rock, el country o algunos sonidos negros.

Verdad, amor y libertad. El título del primer disco de FM359 resume a la perfección su música, canciones sin trampa ni cartón, y su sonido, sencillo pero musculoso. Folk acelerado, punk acústico, con los legendarios Pogues siempre en la memoria. Juerga y diversión a cascoporro.

 

La última cena

Anoche Juan Manuel se proclamó vencedor de MasterChef, el programa estrella de TVE. Es por tanto el mejor cocinero amateur de España, con permiso de mi madre, y recibirá un jugoso premio: 100.000 euros y la publicación de un libro de recetas. ¿Un éxito de TVE? Yo no diría tanto: se trata de una versión del programa del mismo nombre que emite Fox en Estados Unidos desde 2010, un formato que ha triunfado en 35 países. Un producto típicamente televisivo, un talent show, basado en conseguir que los telespectadores sientan complicidad con los concursantes, les vean como una prolongación suya en la pantalla. Y que por tanto se emocionen con sus esfuerzos y sacrificios, con sus ganas de progresar y superarse, con su humildad, e incluso con algo tan importante en estos días como su capacidad de entrega y sumisión. Sí, sumisión ante el jurado, uno de los ingredientes más jugosos del programa. Y más inteligentes. Puesto que a lo largo del tiempo los regañones han perdido rigidez y pomposidad, algo que hacía insoportable su papel inicial, para ganar en humor y cordialidad. Mucho mejor.

El reto de Eva, Juan Manuel y Fabián, los tres finalistas, tenía carácter épico. ¿Cocinar para los dos millones de niños que, según UNICEF, pasan hambre en España ? ¿Quizá para las 30.000 familias que tienen dificultades para dar de comer a sus pequeños cada día? No, mucho mayor: preparar un menú que dejase satisfecho a Ferrán Adriá, el restaurador estrella de este país. Error grave. El personaje elegido como juez definitivo para estos aspirantes a chef español del año no debió ser Adriá, un milindris, sino otra estrella de los fogones más acorde a los tiempos que corren. ¿Qué tal Sergi Arola, con el chiringuito precintado por deber 300.000 euros a Hacienda y la Seguridad Social? ¿O quizá Javier Arenas, el político del Partido Popular, un tipo de estómago tan recio como para pegarse tres comidas al día? Tres comilonas al día, diría yo, si tenemos en cuenta las facturas de las mismas… 
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La final fue larga, muy larga, con momentos francamente repetitivos y otros tremendamente emotivos.  ¿Como cuando los familiares y amigos invaden el plató-cocina, o cuando los chefs profesionales dejan su estrado a los dos finalistas? No. Como cuando Fabián apuñala hasta la muerte a las langostas de su caldereta. En cualquier caso, una final intensa en la que se impuso el menú de Juan Manuel: un carpaccio de vieiras, un bacalao confitado con pisto y, atención, un tartar de fresones con tempura de pétalos de rosa. Vamos, lo que cocinamos usted y yo en casa cada día.
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MasterChef es uno de esos programas diseñados y programados para alimentar a las mesas y a las masas. Para entretener a los ciudadanos, pero también para adormecerlos, para hipnotizarlos con la cremosidad de una bechamel, el improperio de un juez o la caramelización de una tortilla de patatas. Y es que mientras soñamos con llenarnos el buche, con triunfar, el país se derrumba: unos solo piensan en taparle la boca a Bárcenas, otros solo cuentan los días que le quedan a Rubalcaba, Soto del Real roza el “No Vacancy”…
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Una noche divertida, pero temo que irreal. Estamos más cerca de Chicote y sus antros infectos de “Pesadilla en la cocina”, llenos de ratas y productos caducados, que de la excelencia que nos proponen Adriá y MasterChef. Pero en cualquier caso, ¡salud y buen apetito!

La noche D

El comienzo prometía: una versión austera del desembarco de Normandía, con Buenafuente, Corbacho y Berto en el papel de los militares aliados que toman ¿Omaha? ¿Sword? ¿Juno? No, por la caspa, la lorza y los Speedo más bien Marbella o Torremolinos. “Es la playa del prime time”, gruñe el sargento Andreu. “El desembarco no será fácil… ¡pero vamos a tomar esa maldita playa!”, dice mientras consuela a un soldado Berto que lloriquea porque le ha entrado arenilla en los calzoncillos. Era la Noche D, la batalla por la audiencia en horario estelar de El Terrat…

Se suponía que Buenafuente estrenaba programa el pasado domingo. ¿Nuevo programa? En realidad no. Se trata del mismo de siempre, pero en prime time, en otra cadena (Antena 3) y con cuatro retoques. Nuevo decorado, eso sí, y algunos sorprendentes detalles, tanto positivos como negativos. ¿Positivos? Un horario humano, que pone el programa al alcance de trabajadores y estudiantes. ¿Negativos? Un guión nefasto, que incluye chistes que llevan días circulando en la red (el gatillazo de Froilán, con solo trece años, es del mismo día del disparo).

“Buenas noches y Buenafuente” tardó en arrancar, ofreció un par de monólogos mediocres y en ningún momento fue capaz de sorprender. Incluyó gags realmente patéticos, como el del pulpo Corbacho-Paul, por histriónico y vacío. O como el de una Arantxa Sánchez Vicario discutiendo con su madre y cantando por Pimpinela, por chabacano. O como la versión de la casa de Bernarda Alba, por excesivamente surrealista, confuso y poco gracioso.

Decepcionaron también las dos entrevistas. Ewan Mcgregor resultó más brillante que Buenafuente, Berto y Corbacho juntos. Y los tres grandes de la cocina española, Arguiñano, Arzak y Ferrán Adriá, quedaron como tres gañanes, más que como tres grandes creadores, haciendo buena la reflexión de Vargas Llosa en El País del domingo: “hablar de moda y cocina se ha vuelto más importante que hablar de filosofía o música”.

La audiencia tampoco acompañó al estreno de “Buenas noches y Buenafuente”. Con un 14% se convirtió en la tercera opción para la noche de los domingos, tras “Aida” (Telecinco) y el cine de La 1 (TVE). Me temo que no se trata de un problema de horario, sino de talento: los guiones de este nuevo programa son manifiestamente peores que los del viejo “Buenafuente”. Quizá un programa como éste exija la tensión de la actualidad, del directo, de un día a día que nos supera a todos, incluidos humoristas televisivos. Y es que no era el momento del pulpo Paul: el domingo, el animal de actualidad era el elefante.

La noche D. De decepción.