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A su manera

Melendi se marcha. La noticia sería un bombazo, un gran acontecimiento a nivel nacional, sin duda enorme motivo de alegría y satisfacción, si se asegurase que el supuesto cantante abandona España, a ser posible por tierra, con billete de ida y entregando el pasaporte en la frontera. O si al menos confirmase ante notario que dejaba el mundo de la canción para montar una peluquería o un taller de tatuaje. Pero no. Lo que abandona Melendi es “La voz” (Telecinco), el concurso que ha marcado un antes y un después en el mundo de la carroña musical televisiva. La noticia, que insisto podía ser excelente, pasa a ser nefasta: Melendi tendrá ahora más tiempo para escribir canciones, para perpetrar letras, para organizar giras… es decir, cantará más.

Unos dicen que se van, otros nunca terminan de irse. En “Espejo Público” (Antena 3) tienen como invitado a un Bertín Osborne que presenta “A mi manera”, disco homenaje a Frank Sinatra. “Estuve un fin de semana en su casa, en Palm Beach. Me lo pasé fenomenal, y eso que no había ni una chavala, solo tíos. Imagínate el mérito. Hablamos de religión, de trabajo, de todo…”, dice el cantante antes conocido por su proximidad ideológica con el PP.

Bertín no tuvo cojones para grabar un disco con canciones de Sinatra cuando el de New Jersey aún estaba vivo, lógicamente. Ahora se ha venido arriba. No solo ha destrozado buena parte del repertorio de Sinatra, sino que reniega de la derecha, su público de siempre, esa masa sorda que le compraba los discos y le reía las gracias. “Este país se ha convertido en un basurero, en un estercolero, y lo han convertido todos. Aquí no se salva nadie, ni los unos ni los otros. Los mismos que nos suben el IVA nos están robando…Yo sé de muchísimos que han trincado. Amigos míos. Ayer mismo un constructor me dijo que le había pagado 900.000 euros a un alcalde”, sentenció. ¡Pobre Rajoy! Tras las fechorías de Bárcenas ya no le queda ni Bertín Osborne.

Bertín parece muy cabreado. No dio nombres, pero sí cifras. Las suyas: “Yo he pagado más de cuatro millones de euros a hacienda en los últimos doce años. Que luego salga el chorizo éste con cuentas en Suiza, que no paga nada…”.

¿El chorizo éste con las cuentas en Suiza? Madre mía… Distanciados de Bertín, la relación del Partido Popular con el mundo de la cultura se limita al actor Arturo Fernández y al eyaculador interior Sánchez Dragó. A la ex vedette Norma Duval habría que preguntarla… “Cuando aprieta la vida / y estás desesperado / en los duros momentos /en los sueños rotos / no escuché ni un lamento”, canta Bertín en la tele. Escarpias en lugar de pelos…

Y es que cuando hasta Bertín reniega del PP… Ya lo advertía la Cadena SER con su encuesta en forma de Observatorio: “El 70% de los españoles cree que el caso Bárcenas evidencia la financiación ilegal del PP”.  “El 62% está convencido de que Rajoy permitió que se extendiera la práctica de pagar sobresueldos opacos dentro de su partido”. “Los españoles consideran que solo dos de cada diez políticos son honrados”.

Pero para cante, cante, cante… ni el de Melendi ni el de Bertín. El de Amy Martin. Bajo este seudónimo, que podía pertenecer a un cantante puertorriqueño o a un escritor neoyorkino, se escondía Carlos Mulas, flamante director general de la Fundación Ideas (PSOE) y autor de un libro sobre la corrupción y cómo combatirla. Mulas, o si lo prefiere Amy, utilizaba este nombre para firmar columnas por las que cobraba de su propia fundación precios, se lo aseguro, fuera de mercado: 3.000 euros por pieza.

Si cuando Bertín Osborne dice que este país se ha convertido en un estercolero…

Amy, junto a Rubalcaba y González.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Víctor Sánchez

Cd: Yo quemé a Gram Parsons.

Víctor Sánchez es el guitarrista de la banda de José Ignacio Lapido. Y éste es su primer disco en solitario, un mini-lp con seis temas. Canciones que necesitan ser escuchadas con atención, y más de dos veces, para ser disfrutadas en toda su intensidad.

En “Yo quemé a Gram Parsons” no hay ni guitarras de pedal ni country cósmico. Solo pop eléctrico bien construido, letras con intención y esa actitud vitalista tan habitual en las bandas granadinas. Un disco intenso, que se queda corto, grabado, mezclado y masterizado entre Producciones Peligrosas y Los Angeles Records (Granada), cuenta con la presencia de Antonio Lomas y Miguel López (Lori Meyers, Grupo de Expertos Solynieve), Raúl Bernal (Lapido, Jean Paul, Grupo de Expertos Solynieve) y las colaboraciones de Popi González (Lapido, Los Angeles) y el ya citado Jose Ignacio Lapido.

Recomiendo la edición en vinilo de color de 10 pulgadas.

 

Don Faustino

En el programa “Espejo público” de Antena 3 están convirtiendo en una estrella a don Faustino, un anciano solitario y cascarrabias que busca una familia que le adopte. No quiere vivir solo, busca algo de cariño. Dicho así, podría parecer una buena obra de la cadena de Lara, un ejemplo de solidaridad y servicio público. Nada más lejos de la realidad. Se están aprovechando de don Faustino, utilizando sus surrealistas ideas, sus miserias y su lenguaje montaraz para dar un toque humorístico al programa, y desengrasar entre crimen y crimen. Se burlan de los desvaríos del octogenario, le provocan para que diga barbaridades, le dicen que no sabe sonreír, que así nadie le va a querer. Si don Faustino fuese familia mía, diría que son unos auténticos hijos de perra.

Pero no lo es. En cualquier caso, estoy seguro de que a los presentadores de “Espejo público” no les gustaría que una cadena de televisión tratase a su padre, por muy borde y malencarado que fuese, con el cachondeo y el desprecio con que ellos tratan a don Faustino. Ya sé que es un vejete muy borde, irascible y maniático, pero nadie se merece que le humillen de esa manera, ante millones de espectadores. Sobre todo porque don Faustino, de 80 años, no parece estar en sus cabales: “Soy el inventor del amor y la felicidad, autentico y real”, dice, para regocijo de la jauría de cronistas de sucesos que dirige el cotarro.

“Con este ser a mi lado, no dejamos de recibir llamadas”, asegura uno de los presentadores señalando al anciano, el ser. Y es que por fin, tras varios días con conexiones en directo, don Faustino fue invitado al plató de Antena 3. Un buen lugar para tirarle de la lengua: “Yo solucionaría el problema del paro, y de los maricas y los travestis”, dice don Faustino. “¡No siga usted por ese camino!”, le interrumpe toda digna Susanna Griso. Primero invita al deteriorado anciano a su programa, y cuando dice la barbaridad para la que le han traído, se hace la digna. Periodismo del bueno, enorme humanidad.

“Usted, lo más que ha durado con una familia de acogida es una noche”, asegura el presentador, que da paso a una grabación que muestra al último matrimonio que acogió a Faustino. Llevan semanas con esta pantomima, paseando al pobre anciano por casas necesitadas, contando intimidades y tristezas: que si no le gusta que fumen, que si la cama es muy baja, que tiene que buscarse otra casa…

Veo maltrato psicológico en el caso de don Faustino, un anciano desamparado que es utilizado por una cadena de televisión. Abusan de su debilidad intelectual, se ríen de sus desvaríos, ironizan sobre sus obsesiones, se aprovechan de su indefensión… Son una banda de hienas arrancando las tripas a un hombre acabado. Es la televisión que reina en las mañanas.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Tres noches

Autor: Austin Wright.

Editorial: Salamandra.

Dicen que es “la mejor novela perdida de la narrativa americana”. Y yo, aún aturdido por la lectura obsesiva de este inquietante thriller psicológico, me lo creo: “Tres noches” es uno de esos libros capaz de noquearte varias veces, sin dejar que recuperes el aliento, con una sucesión de golpes diferentes, sorprendentes, terribles.

Editado hace treinta años, “Tres noches” comienza cuando Susan recibe un manuscrito de su ex marido, Edward, al que no ve desde hace quince años. El libro se titula “Animales nocturnos”, y cuenta la terrible historia de una familia que sufre un asalto en una carretera. El padre, Tony, atenazado por el miedo, no es capaz de defender a su mujer y a su hija. Todo se complica y se tiñe de sangre. Susan se obsesiona con la lectura de un texto que, además de inquietarla profundamente, la obliga a analizar su pasado y su presente, a cuestionarse sus relaciones, a replantearse su vida.

Austin Wright, profesor de literatura, juega con los dos libros que forman “Tres noches”. Y cruza de forma magistral las tramas, el crimen espantoso y los recuerdos de Susan, en una novela absolutamente sublime.

La Pantoja canta

“Soy una simple cantante que os ha servido de puta madre”, grazna la Pantoja en la entrevista que lo está petando en Antena 3. La Pantoja ha visto la luz en la corrupción lampante que asola el país. No está sola en esto, y se viene arriba hasta el punto de compararse con la realeza: “soy como la infanta, pero sin sociedad a medias. ¿Por qué a ella no le pasa nada?… Si todos los españoles fuéramos iguales, por qué al señor Urdangarín se le han quitado tantas cosas… ¿Por qué no se le ha detenido, por qué no se trata a todos los españoles por igual?”.

La entrevista no estará incluida, se lo aseguro, en las próximas ediciones del libro “Las grandes entrevistas de la historia” (Aguilar), el clásico de Christopher Silvester. Sin embargo quizá forme parte de los manuales de supervivencia de televisiones chuscas de bajo costo. Realizada por teléfono en el pasado mes de febrero, con la Pantoja caliente llamando como aludida tras finalizar un programa, la entrevista terminó guardada en un cajón. Recuperada estos días, resulta que la charla entre el equipo de “Espejo público” y la tonadillera es un prodigio de rentabilidad económica: con presupuesto cero, está valorada en un millón de euros.

¿Un millón de euros? En eso cifran la rentabilidad de la conversación, un alarde de victimismo y chulería. Sí, quizás sea una choriza, viene a decir la madre de Paquirrín, pero ¿quién no lo es en este país tan maravilloso que tanto me quiere?

En España hemos pasado en muy poco tiempo de los debates de Balbín en “La clave” a los de Jordi González en “La noria”. Una decrepitud que se ha notado incluso en el género entrevista, donde hemos ido de un Jesús Quintero, en ocasiones brillante y en otras patético, a una llamada telefónica emitida meses después con una imagen fija de fondo. Televisión estática y antiestética.

P.D.

Pastora Soler ha dicho, nada más llegar del festival de Eurovisión, que quiere grabar “Quédate conmigo” en inglés. Por si el tema de Gibraltar no hubiese tensado suficientemente las relaciones entre España e Inglaterra, ahí tenemos a Pastora amenazando con lo que podría suponer el comienzo de un conflicto bélico. Existe la posibilidad, bien es cierto, de que los británicos, horrorizados por el esperpéntico estruendo, abandonen la roca a la carrera. En ese caso habríamos descubierto una eficaz arma de destrucción masiva, que tendría un sinfín de aplicaciones. Por ejemplo, traducir la canción al francés y darles donde más les duele a aquellos que se burlan de España con sus guiñoles

Un motivo para NO ver la televisión

American Aquarium

CD: Live in Raleight.

En esta joven banda de Carolina de Norte hay algo de Marah, algo de The Band, algo de Springsteen, algo de Credence, algo de Drive By Truckers… Con estas credenciales es evidente que no puede sonar mal en directo. “Live in Raleight” recoge a la perfección la fuerza del grupo liderado por B.J. Barham. Llevan juntos solo desde 2005, pero ya han grabado media docena de discos formidables. Éste es perfecto para introducirse en el sonido muy americano (country rock, americana, rock sureño).

Champú para caballos

Mucha gente se lava el pelo con champú para caballos. No se debe a la crisis, pese a que es galopante. Ni importa que un frasco de Alterna Ten de 200 ml cueste 48 euros frente a los 12 que vale una garrafa de litro del Anti-fly de Zaldi. Es que está de moda. Sí, lavarse el pelo con champú para caballos. Un blog como éste, incluido en la web de la revista Vanity Fair, no podía dejar pasar la ocasión de analizar un tema que, a medio camino entre la cosmética zarrapastrosa y la veterinaria de élite, refleja a la perfección el glamur que pretendemos transmitir.

Y es que tras años cuidando mechones y cuero cabelludo con productos caros y exclusivos, atiborrados de vitaminas, antioxidantes, extractos botánicos, esencias aromatizantes y revitalizadores milagrosos, resulta que el secreto mejor guardado para mimar nuestro pelaje estaba en la cuadra, junto al Zotal, el pulguicida y los antiparasitarios.

En “Espejo Público” (Antena 3) cuentan esta bonita historia con la ayuda de una chica adicta a este jabón para corceles. La moza, de andar trotón y sonrisa percherona, luce una larga melena que, bien mirada, parece una crin: “llevo tiempo lavándome con champú para caballos y tengo el pelo más bonito, brillante, voluminoso y fuerte que antes”, relincha con alegría.

Especialistas en higiene humana explican que estamos ante otro “producto milagro”, y que lo más probable es que se trate de una estafa. En “Espejo Público” recogen esas opiniones científicas, y también otras favorables, no sé si de un dermatólogo o de un herrador de mulas: el champú de caballo contiene un producto, la biotina, que combate la alopecia y puede ayudarnos a lucir un pelo mucho más sano que, además, crecerá más rápido.

Un reportaje interesante en el que echo en falta una opinión que se me antoja fundamental: la de José Bono, un hombre con problemas capilares propietario de la sociedad Hípica Almenara. Bono eligió quirófano cuando pudo haber elegido inmersión. Es decir, que en lugar de someterse a un  agresivo trasplante pudo haberse sumergido, una moderna versión castellano manchega de Cleopatra, en un barreño de champú para jamelgos. Dos pájaros hubieran palmado con el mismo disparo, biotina a cascoporro y adiós a la caspa, con lo que un nuevo y seductor Bono hubiera resurgido como peludo Ave Fénix.

Un motivo para NO ver la televisión

Sonny Landreth.

Cd: Elemental Journey.

Nuevo disco de uno de los secretos mejor guardados del mundo de la guitarra. Sonny Landreth, natural de Canton, Mississippi, es un compositor, cantante y guitarrista brillante que domina los sonidos del sur profundo. Blues, sí, pero también zydeco, cajun, country e incluso jazz. Este álbum, el número once  de una carrera impecable, es uno de sus trabajos más variados y sólidos. Instrumental, cuenta con la colaboración de leyendas de las seis cuerdas como Joe Satriani o Eric Johnson. Absolutamente imprescindibles para los amantes de la guitarra slide.