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La siniestra alianza

La Guardia Civil ha detenido a Diego Cañamero en plena conexión en directo con el programa de Antena 3 “Espejo Público”. La noticia ha sorprendido a medios de comunicación tan prestigiosos como La Vanguardia, que llevaron el acontecimiento a la portada de su web: ¡detenido en plena conexión en directo!

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Lo extraño, la verdadera noticia, habría sido que la Guardia Civil detuviese a Diego Cañamero en la sede sindical, en su casa, en una taberna, en una consulta de fisioterapia o bajándose del autobús. Es decir, que le hubiesen detenido cuando NO se encontraba en plena conexión en directo con el programa de Antena 3 “Espejo Público”. El líder del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) se ha convertido en un habitual del programa presentado por Susanna Griso. Tanto que debería estar en nómina. No hay mañana en la que el sindicalista, un tipo sin duda con tendencias masoquistas, no se ponga delante de las cámaras de ese programa, rodeado de gente del pueblo que le hace la clac, para impartir algo de doctrina revolucionaria y recibir unos cuantos mamporros de los tertulianos conservadores.

Los dos bandos parecen estar muy satisfechos con una relación de beneficio mutuo que el biólogo más zoquete definiría como una simbiosis de manual: tú me sacas en la tele para que me tire el pisto, yo doy cuatro voces para que tus presentadores y opinadores me sacudan. Informativamente el espectáculo, por reiterativo y hueco, dejó de tener interés tras las primeras veinte conexiones. Televisivamente, ni le cuento: las apariciones de Cañamero en “Espejo Público” han entrado en un bucle sin fin que se repite más que un revuelto de picadillo con ajos y morcilla.

Un sindicalista en busca de un show televisivo, por supuesto en prime time, en siniestra alianza con una cadena sensacionalista. El resultado solo puede ser uno: basura. Política y televisiva.

Un motivo para NO ver la televisión

Bernie Sanders.

Autor: Bernie Sanders y Jonathan Tasini.

Editorial: Capitán Swing.

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A los medios de comunicación españoles les encanta informar sobre Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Le llaman payaso, resaltan sus declaraciones racistas, y advierten de que tiene posibilidades de ganar las elecciones. Ayer mismo el diario El País abría su portada a todo trapo con una noticia firmada por el corresponsal en Washington: “Trump lleva su populismo a un paso de la Casa Blanca”.

Para encontrar una noticia propia sobre Bernie Sanders en el mismo diario hay que remontarse al pasado 18 de febrero. Y es para calificarle de “populista, como Trump”. ¿Quién es Bernie Sanders? Pues un senador independiente de izquierdas, judío, con sentido común, que se explica con soltura, tiene conciencia ecológica y parece comprometido con los más humildes de entre los norteamericanos. Lo que viene siendo, según Rubén Amón, un político que “ilustra la pujanza del populismo en la carrera hacia la Casa Blanca”.

No haga caso a los periódicos conservadores y lea este libro, con ideas de Sanders (discursos, declaraciones, entrevistas) recopilados por el escritor y analista político Jonathan Tasini. Son simplemente brillantes.

“Esta campaña va a enviar un mensaje a la clase multimillonaria. Y es el siguiente: no se puede tener todo. No puede haber grandes exenciones fiscales mientras los niños de este país pasan hambre. No se puede seguir trasladando nuestros puestos de trabajo a China mientras millones de personas carecen de empleo aquí. No se pueden ocultar los beneficios en las islas Caimán y otros paraísos fiscales mientras haya necesidades insatisfechas masivamente por todos los rincones de este país. La codicia tiene que terminar. No se puede obtener beneficio de todas las ventajas que ofrece Estados Unidos si se niega uno a aceptar sus propias responsabilidades. Esta es la razón por la que necesitamos un sistema fiscal justo y progresivo, que haga que los individuos más ricos y las empresas con mayores beneficios empiecen a pagar los impuestos que les corresponden”.

¿Le suena todo esto de algo? Sí, Sanders sería considerado un peligroso antisistema bolivariano en España. En Estados Unidos es el rival de Clinton, y seguramente la gran esperanza para los desfavorecidos, para esos millones de familias de clase media que han visto cómo se desmoronaban sus sueños. Y es que el país vive una crisis solo comparable a la padecida durante la Gran Depresión. Un solo dato: 35 millones de estadounidenses carecen de seguro médico.

En el país de la Coca Cola mucha gente tiene que elegir entre las medicinas o la comida. Pero en España los medios de comunicación prefieren hablar de Venezuela. Sanders coge el toro por los cuernos, e incluso en temas tan olvidados como el medio ambiente lanza un discurso comprometido con ideas sorprendentes…

“Ya sabe que sufrimos el 11 de septiembre de 2011, un terrible incidente. Fueron asesinadas tres mil personas, que desaparecieron. Tenemos a los científicos, que nos dicen que el calentamiento global se traducirá en sequías, inundaciones e incendios catastróficos, en el aumento del nivel del mar, que inundará ciudades costeras, lo que producirá enormes trastornos a millones y millones de personas. Por no hablar de los miles y miles de millones de dólares que habrá que destinar a la reconstrucción de los daños ocasionados por las perturbaciones climáticas extremas. ¿Dónde está el movimiento que se alce y diga que tenemos que actuar de forma radical y agresiva para abordar este problema? El calentamiento global es un problema mucho más grave de lo que Al-Qaeda lo es durante un segundo”.

Lea a Sanders, ideas frescas y esperanzadoras para un Estados Unidos más justo, social, solidario y sostenible. Un Estados Unidos que muchos toman como modelo económico y social, y que para serlo realmente debería parecerse al país que soñó Franklin Delano Rooselvelt: “La grandeza de una nación no se mide por lo que brinda a los más solventes, sino por cómo trata a las personas más necesitadas”. Imprescindible.

 

Humor gráfico

Atresmedia presume de que el debate que ha montado para el próximo día siete será “el definitivo”, y “el que decida todo”. Realizan la campaña en paralelo a través de sus dos cadenas, Antena 3 y La Sexta, que para algo forman una de las dos mitades del duopolio en que han convertido la televisión en España. Como aperitivo para tan decisivo y definitivo debate, un gráfico emitido en el programa “Espejo Público” que alguno considerará toda una declaración de principios. El que respondía a la pregunta “¿Qué presidente necesita España?” basándose en los datos que ofrecía la encuesta del diario El País: triple empate entre PP, PSOE, y Ciudadanos

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Entre Albert Rivera y Pedro Sánchez apenas hay una diferencia del 9%, pero curiosamente la barra del líder de Ciudadanos tiene más del doble de tamaño que la del secretario general del PSOE. Mecachis en la mar… ¿Querrá decir algo este… error? Tal vez estemos ante un deseo mal canalizado, el subconsciente juguetón de un grafista de derechas, la apuesta continuista de una gran empresa audiovisual conservadora. O quizá no. En la cadena grande de Atresmedia aseguran que no han manipulado los resultados de la encuesta, que solo es un fallo. Podría ser, si tenemos en cuenta que la suma de los porcentajes del gráfico supera el 100%.

Un caso de mal periodismo. Tan triste como un caso de mal perder. O de humor fuera del tiesto. O de venirse arriba y hacer el canelo. Ahí tiene usted la otra imagen de la jornada televisiva, también relacionada con el debate: mientras Íñigo Errejón es entrevistado al final del mismo, Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, le trolea con un gesto de la mano y una mueca. Trolear, por si usted vive al margen de las redes sociales, viene de Trollface, y significa molestar mediante una broma más o menos ingeniosa o pesada. Juzgue usted mismo el ingenio y la pesadez de la señora de Sánchez…

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P.D.

Ya hemos hablado otras veces de este tema, pero me parece importante insistir sobre todo porque hablamos de la televisión pública. Acaba de arrancar una nueva temporada de “MasterChef Junior” (TVE), el programa de competición entre fogones para niños de entre 8 y 12 años. Bien, pues se emite la noche de los martes con un horario simplemente criminal: entre las diez de la noche y la una de la madrugada. ¿En qué piensan los directivos de TVE cuando diseñan la programación? En ofrecer entretenimiento de calidad para los más pequeños, evidentemente no. Horario golfo, para que los niños trasnochen y no rindan al día siguiente en el colegio. O quizá para pervertidos, usted ya me entiende… Auténtica televisión pública. Captura de pantalla 2015-12-01 a la(s) 18.23.16

Un motivo para NO ver la televisión

Instrumental.

Autor: James Rhodes.

Editorial: Blackie Books.

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Un libro que comienza con la frase “La música clásica me la pone dura” como contundente declaración de principios, no puede ser malo de ninguna manera. De hecho, es un libro excitante que engancha desde la primera página por dos motivos: está escrito con las tripas y cuenta una historia terrible de maltrato, dolor y redención. El autor es un músico que ha sufrido mucho, que ha sido drogadicto y alcohólico, se ha autolesionado y ha intentado suicidarse en varias ocasiones, ha estado internado en psiquiátricos y no tiene demasiado buen concepto de sí mismo: “Soy un imbécil vanidoso, egocéntrico, superficial, narcisista, manipulador, degenerado, pelota, quejica, lleno de carencias, con tendencia al exceso, agresivo, frío y autodestructivo”.

“Instrumental” es la biografía del pianista James Rhodes (Londres, 1975), un tipo con grandes costurones que sufrió abusos sexuales desde los cinco hasta los diez años: “¿Queréis saber cómo arrebatarle a un niño todo lo que le hace ser un niño? Folláoslo”, escribe en uno de los muchos momentos desgarradores de un libro capaz de hundirte en la miseria en una página y hacerte reír a carcajadas en la siguiente. Rhodes escribe como si estuviese sentado frente al lector en un bar, con una copa en la mano y música (clásica) sonando a todo volumen. Habla de la vergüenza como el legado que dejan los abusos, “Guerra es la mejor palabra con que describir la vida cotidiana del superviviente de una violación”, pero también del secreto de la felicidad: “Algo tan sencillo que da la impresión de que por eso mucha gente no lo pilla. El truco consiste en dedicarte a hacer lo que quieras, lo que te haga feliz, siempre que no perjudiques a los que te rodean”.

¿Un libro de autoayuda punk? No exactamente. “Instrumental” es un manual de supervivencia para seres humanos en conflicto consigo mismo. A lo largo de los años Rhodes tiene mil motivos para tirar la toalla, pero por alguna razón secreta, quizá un amor por la vida que tiene forma de sinfonía de Anton Bruckner o de sonata de Schubert, supera cada descalabro, sutura de mala manera la herida y consigue salir adelante. Un milagro. Como el que entre tanto desastre, desvarío y deterioro tenga tiempo no ya para tocar el piano, sino para convertirse en un concertista revolucionario capaz de enfrentarse a las momias que dirigen el negocio de la música clásica.

Cada capítulo de “Instrumental” se abre con una recomendación: Rhodes elige una de sus piezas clásicas favoritas para piano, y cuenta el porqué de esa elección. “Ahora sé que la música cura. Sé que me salvó la vida, que me mantuvo a salvo, que me dio esperanza cuando no la había en ningún otro sitio”. Son apenas unas líneas, dedicadas a una obra concreta y a su autor, pero es tal el entusiasmo que transmiten que el lector siente la necesidad incontenible de buscar esa pieza, en disco, en Spotify, en iTunes o en Youtube, y sumergirse en el mundo sonoro de un músico que no hace concesiones. Un Rhodes más o menos limpio que, convertido en una estrella, salda cuentas con sus fantasmas: La recta final del libro es un ataque demoledor tanto a la mafia que maneja el mercado de la música clásica como a la hipocresía que rodea el problema de la pedofilia y los abusos sexuales. Innegociable: Hay que leer a este hombre y escuchar la música que recomienda.

 

 

En cadena hostil

Jalis de la Serna es un periodista que graba programas de televisión en los lugares más peligrosos del planeta. Como algunas cárceles sudamericanas, regiones dominadas por narcos, minas africanas o nidos de islamistas radicales. En el último de ellos viaja a Corea del Norte. Pero hoy no quiero hablar de “En tierra hostil”, que así se llama el programa, sino de cómo la cadena que lo emite, Antena 3, ha sido capaz de convertir un espacio que se supone apuesta por el periodismo en todo un circo mediático.

Resulta que hay un español, Alejandro Cao de Benós, que se siente “absolutamente norcoreano”. Hasta el punto de ejercer de delegado del gobierno de ese país. Ni más ni menos. El personaje, un tanto freak incluso sin uniforme militar, ha hecho las veces de guía para el equipo del programa. Después, eso sí, de cobrarles 18.000 euros: “Cualquier periodista que quiera hacer un reportaje sobre Corea del Norte y lo haga a través de este hombre tiene que pagar una tarifa que él te impone. A nosotros nos cobró casi 6.000 euros por persona. Incluyendo la estancia en Corea del Norte, la manutención y el viaje de Pekín a Pyongyang. Nosotros fuimos 3 personas”. Fueron, grabaron y pagaron.

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El programa muestra lo que uno imagina de un régimen tan hermético, dictatorial y triste como el norcoreano. Lo sorprendente, la noticia, es que el amigo Cao de Benós se convierte poco a poco en el protagonista. Que si no se puede grabar esto, que grabes aquello, que eso está mal enfocado, que no le busques tres pies al gato… El resultado no es muy periodístico, para qué engañarnos, pero sí muy televisivo: record de audiencia con 3,5 millones de telespectadores. Así las cosas… ¡El espectáculo debe continuar!

Susanna Griso entrevista en “Espejo público”, en la mañana de Antena 3, a Jalis de la Serna, y hablan de gran periodismo, y de compromiso informativo, y se tiran flores de todos los colores. La charla tiene lugar por las quejas de un Cao de Benós que acusa al programa de mentir, de manipular y de emitir testimonios de refugiados norcoreanos relatando las atrocidades del régimen. Todo es una locura: Cao de Benós es un freak, insisto. Mientras despachan el asunto, en la parte inferior de la pantalla anuncian el próximo tema del programa de Griso, su nueva apuesta informativa: “El hijo de Isabel Pantoja podría malvender el loft que tiene en Madrid para poder saldar sus deudas con Hacienda. ¿Cuánto dinero necesita con urgencia?”.

Gran periodismo, que diría Griso. Lo de Corea del Norte y lo del loft de Alcobendas de Kiko Rivera. Y por supuesto lo de Albert Castillón, copresentador con Griso, que ante la presencia en el plató como invitado del hispano-norcoreano decide levantarse y marcharse: “Este tipejo me da mucha rabia”. Como Mila Ximénez o Jorge Javier Vázquez en “Sálvame”, Josep Pedrerol en “Punto Pelota” y otros clásicos del periodismo rosa, de la telebasura.

El cuerpo

Hace años, en los setenta, cuando en la televisión hablaban de “el cuerpo” era un motivo de alegría: se referían a Rachel Welch, la actriz y modelo que se convirtió en sex symbol tras aparecer en la película “Hace un millón de años” con un ajustado bikini prehistórico. Piel sobre piel.

Un día, el cuerpo fue Rachel Welch. Ya no. Actualmente, cuando en la tele alguien habla de “el cuerpo” se refieren a Marta del Castillo. “Yo tengo el convencimiento personal de que el cuerpo está en esta finca de aquí detrás”, dice Nacho Abad en directo en “Espejo público” (Antena 3). Y abraza al abuelo de la niña asesinada, el cuerpo, en un momento de intimidad que de tan teatral resulta profundamente obsceno. “Es ese abuelo que todos querríamos tener”, sentencia una Susanna Griso que  tratan de ofrecer “una mirada limpia sobre el caso” más hediondo de los últimos años.

¿Hemos superado realmente los traumas sexuales de la vieja España? Quizá solo los hayamos sustituido por otras taras aún más lamentables. Bien es verdad que actualmente las suecas se pasean por nuestras calles con total libertad, sin ser acosadas por hordas de machos ibéricos rebosantes de testosterona. También es cierto que hoy día tres activistas de Femen pueden exhibir sus pechos en el Congreso de los Diputados escandalizando solo a Gallardón y a un par de meapilas más. Pero todo es mucho más complejo…

Durante décadas hemos construido nuestra sociedad en base a complejos y represiones. El cuerpo de Raquel. Ahora la televisión nos invita a congregarnos alrededor de miedos atávicos. El cuerpo de Marta. Una teoría dice que la cultura se construye mediante la represión de los instintos. Es decir, que la clave está en la relación entre los procesos naturales y los culturales: una sociedad equilibrada, sana, debe ir más allá de sus instintos y superar sus impulsos más básicos.

“¡Pamela! ¡Pamela!”, gritaba un histérico Mario Vaquerizo cuando Jorge Javier Vázquez abrió el sobre del programa “Hay una cosa que te quiero decir” (Telecinco) y apareció la ex vigilante de la playa. En el equilibrio está la virtud, pensarán en Telecinco, la cadena que mezcla sin pudor los cuerpos muertos y los vivos. Por las mañanas, Ana Rosa rastrea la Majaloba en busca de Marta. Por las noches Jorge Javier husmea en los implantes de Pamela Anderson.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Cd: CBGB. (Banda sonora original).

Hace años me tomé unas cervezas en el CBGB, seguramente el garito más importante de la historia del rock and roll, con permiso del Agapo. El templo del underground neoyorkino, un icono del East Village, el último tugurio punk. Cutre, sucio, incómodo… maravilloso. El lugar que vio nacer y crecer a Talking Heads, Blondie, los Dead Boys, Iggy Pop, los Ramones y Patty Smith. Un escenario sagrado que pisaron muchos de los grandes, desde Johnny Thunders a Willie Deville pasando por Springsteen, Joan Jett, John Cale, New York Dolls

Pues resulta que acaban de rodar una película que cuenta la historia del bar, y de una época musicalmente mágica. No he visto la peli, pero sí he escuchado la magnífica banda sonora, una recopilación con algunos de los más ilustres artistas de la época dorada del CBGB. Problemas legales con las licencias han obligado a realizar un encaje de bolillos (no están los Ramones pero sí Joey Ramone) que no resta un ápice de interés al disco. Hey, ho, let go!

P.D.

Imprescindible también el libro “CBGB & OMFUG”, acertadamente subtitulado “Thirty Years from the Home of Underground Rock” (Editorial Abraham). Decenas de fotografías en blanco y negro, desde 1976 a 2003, del legendario local, cerrado por la especulación urbanística el 15 de octubre de 2006.