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Privatizar la televisión

La noticia ha ocupado muy poco espacio en los medios de comunicación. Quizá no sea importante, pero a mí me lo parece: Murcia se ha convertido en la primera comunidad autónoma que privatiza su televisión. Es decir, externaliza por completo la cadena pública, dejándola durante tres años, prorrogables otros tres más, en manos del grupo Secuoya, ganador del concurso. Mucha gente pensará que es lo mejor que le puede pasar a Murcia: tapona un agujero negro por el que se perdía dinero, y la programación será igual de mala.

Algunas televisiones públicas ya están privatizadas, pero no se lo han dicho a nadie. En casa tenemos una broma que llamamos de la marmota, porque son de esas que se repiten cada día de forma rutinaria: cuando termina el Telediario de La 1 (TVE) y comienza el informativo regional de Castilla La Mancha siempre hay alguien que, nada más acabar la sintonía, pone voz de busto parlante desde el sofá: “La presidenta de Castilla La mancha María Dolores Cospedal…”. Inmediatamente después el presentador arranca el informativo diciendo: “La presidenta de Castilla La mancha María Dolores Cospedal…”. Un chiste que sirve, clavadito, para los informativos de la televisión autonómica castellano manchega.

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TVE y la televisión autonómica de Castilla La Mancha son dos cadenas públicas que llevan años privatizadas. El dueño es el Partido Popular. La noticia no ha aparecido en ningún medio, pero le juro que es verdad: son dos cadenas en teoría públicas que han sido externalizadas, y se encuentran al servicio de un partido político privado. Me imagino que sucederá lo mismo con Canal Sur y con otras muchas. Si no me cree solo tiene que ver cómo, el pasado sábado, mientras la BBC abría sus informativos con la marcha de Podemos en el centro de Madrid, el Telediario de TVE lo hacía con la meteorología. Y seguía con la visita de Mariano Rajoy a Cataluña. Y después con la Conferencia Política del PSOE en Valencia.

Privatizar una televisión pública es un fracaso más del Gobierno de la comunidad en cuestión. La televisión pública digna tiene una misión, un sentido: cubrir las necesidades audiovisuales de servicio público y entretenimiento de calidad que desprecian las privadas. Debe tener un tamaño y un presupuesto ajustados. Debe estar bien gestionada. Debe ser informativa, no propagandística. ¿Imposible? No si los políticos trabajasen realmente para los ciudadanos.

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Un motivo para NO ver la televisión

Arte Salvaje.

Autor: Robert Polito.

Editorial: Es Pop Ediciones.

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¿Da para tanto, un libro de 600 páginas exquisitamente editado, la vida de un escritor de novela negra? En primer lugar, el escritor de novela negra no es cualquier escritor de novela negra. Es Jim Thompson. Quizá el autor más grande de novela negra de todos los tiempos. En segundo, “Arte Salvaje” es mucho más que una biografía, es la crónica de una época sugestiva, de un país en ebullición, de una forma de vida indómita, de una cultura asilvestrada. De una literatura, en definitiva, que rompe con las reglas y se revuelca en el fango de los callejones.

Jim Thompson ha escrito algunas de las novelas negras más sorprendentes, brutales, impactantes y conmovedoras de todos los tiempos. Ahí están “1.280 almas”, “Noche salvaje”, “El asesino dentro de mí” o “La sangre de los King”. Pues su propia vida quizá supere esas historias de violencia y marginación, de derrota y desprecio por la redención. La obra de Thompson está repleta de momentos autobiográficos, detalles que recuerdan su juventud (“un amasijo de contradicciones, infinitamente más inquietante para sí mismo que para los demás”), su madurez (“Hay 32 maneras de escribir una historia y yo las he usado todas, pero solo hay una trama: las cosas no son lo que parecen”) o su vejez (“De un tiempo a esta parte todo lo veo un poco apagado, de modo que nunca estoy del todo seguro de si algo es lo que parece o no”). El escritor de Oklahoma vivió de manera intensa, fumó y bebió, escribió mucho y bien, perdió el tiempo y la energía, vendió cientos de miles de libros, luchó contra represalias y acusaciones por difamación y, como un alcohólico, se enfrentó “no a la pregunta de si va a seguir bebiendo o no, sino a la de si va a seguir viviendo o morirse”. Eligió vivir. Al menos por algún tiempo…

“Me haré famoso unos diez años después de muerto”, dijo a su mujer poco antes de fallecer. Destrozado por una apoplejía, impedido para escribir, Thompson dejó de comer y se consumió hasta pesar apenas 35 kilos. Murió el siete de abril de 1977. Sus novelas estaban descatalogadas en Estados Unidos, y apenas 20 personas asistieron al entierro. Con el tiempo, ese Thompson olvidado fue reconocido como “el Albert Camus del crimen”, y su brutal “1280 almas” se publicó como número 1000 por la prestigiosa editorial Gallimard en su grandiosa Série Noire.

El tiempo devolvió a Thompson al lugar que le correspondía. Hoy no solo es una estrella en Europa, sino que Estados Unidos le reconoce como el escritor que mejor ha reflejado la mente de un criminal, ese espacio enrevesado y turbio que arrastra al mal y convierte al hombre en una bestia.

“Arte salvaje” es una obra para todos los públicos. O casi… Los amantes de Jim Thompson, que somos miles, lo consideramos la biblia: es inimaginable una biografía más completa e interesante de uno de los escritores que mejor ha sabido dibujar la derrota, que ha creado perdedores más creíbles, que ha desnudado la maldad humana con mayor precisión. Los seguidores del género policiaco, de la novela negra, tampoco deben perderse este intenso y minucioso perfil de uno de los grandes, gracias al cual podrán admirar tanto a una generación de autores como a los procesos creativos que llevan a escribir decenas de clásicos populares. Finalmente, quienes sientan interés por la Norteamérica de los años 30 en adelante, la época dorada del cine y la literatura underground, encontrarán en estas páginas una fuente inagotable de información. Un clásico.

Caridad

“Los españoles somos, sobre todas las cosas, solidarios”, dice una señora anónima en un programa matinal de Antena 3. Están recogiendo limosna para una familia que tiene un niño autista y no puede pagar el tratamiento. Un telespectador ofrece 500 euros, otro podría darles 50 euros al mes. La madre llora. Los tertulianos fingen emocionarse, los presentadores interpretan papeles que muy bien podría haber escrito Dickens, la presentadora estrella pone ojitos de corza herida. ¡Son todos tan buenos, tan solidarios, tan generosos!

Lástima que solo sea un programa de televisión de una cadena privada en busca de audiencia, de publicidad, de unos beneficios lo más cuantiosos posibles. ¿Sería diferente si se tratase de un espacio igual de morboso y amarillo, también construido sobre las desgracias de familias que están pasando graves apuros, pero en una televisión pública? Pues no. “Entre todos”, esa bazofia buenista de las tardes de La 1, se ha convertido en el programa de TVE por el que más quejas recibe la Defensora del telespectador. “Promueve la sustitución de los derechos sociales por la caridad, sin respetar la dignidad de las personas”, ha resumido la presidenta del Consejo General de Trabajo Social.

La dignidad de las personas. ¿Qué es eso? A los españoles, fuera de la televisión, la dignidad, la solidaridad y sus parientes cercanos se nos quedan en nada: ahí tienen a Siria, muriéndose de frío, de hambre y de olvido, abandonada a su suerte, sin un mínimo porcentaje de nuestra enorme solidaridad-caridad ibérica. Un informe de Amnistía Internacional señala que España sólo acogerá a 30 refugiados sirios. Poca cosa, si tenemos en cuenta que hasta el momento 2,3 millones de personas han huido de este país en guerra. Líbano acoge a 842.482 refugiados, Jordania a 567.111, Turquía a 539.761, Irak a 207.000, Egipto a 130.720… La Unión Europea, ejemplo de organización y progreso, de cultura e historia, apenas ha accedido a acoger a 12.000 refugiados sirios. El 0,5% de esos 2,3 millones de desheredados. España, insisto, apenas 30.

Llega la navidad, la celebración del nacimiento de Cristo en Belén. Tiempo de paz y amor a cascoporro en que los españoles, solidarios entre los solidarios, no solo compartimos langostinos, sino que ofrecemos lo máximo de nuestra intrínseca generosidad. ¿Y si se lo damos todo a la iglesia, como en los buenos tiempos, para que sea ella quien administre esas toneladas de bondad? Siempre ha sabido gestionar la caridad con criterio, ayudando a los más humildes, a los más pobres, a los necesitados de entre los necesitados. Incluso llegan a crear líneas de crédito a la carta o a inyectar grandes sumas de dinero. ¿Para mejorar las condiciones de vida de los refugiados sirios? ¿Para combatir la miseria de las familias más humildes de nuestro país? ¿Para…? No, por favor. Para evitar el hundimiento de 13TV, esa cadena ultra que, rebozada en sus propios excrementos, agoniza. Pese a presentar unas pérdidas de 25 millones de euros, la Conferencia Episcopal ha acordado ampliar el capital de 13TV mediante aportaciones dinerarias, casi cuatro millones de euros y una línea de crédito participativa de ocho millones de euros. Como requieren los tiempos, como dios manda…

 

Un motivo para NO ver la televisión

Por mal camino.

Autor: Chris Womersley.

Editorial: Es Pop Ediciones.

“Por mal camino” es una novela australiana en la que no aparece un solo koala, no está implicado ningún aborigen y no se describen los recovecos del Outback, las profundas regiones interiores. “Por mal camino” es una novela negra que podría tener lugar  en el corazón de Texas, en los pantanos de Lousiana o en las praderas de Montana: habla de hombres que huyen de sí mismos. Y de otros hombres que les quieren dar caza.

La historia tiene fuerza. Lee, un maleante de medio pelo, escapa casi sin querer con un maletín repleto de dinero y un agujero de bala en el cuerpo. En un motel miserable conoce a Wild, un médico adicto a los opiáceos que se convierte en su única esperanza. La extraña pareja que se lanza a la carretera, trata de sobrevivir y acaba cogiéndose cariño. Es la Australia profunda, donde todo es posible.

La trama no es excesivamente original, la habitual en cientos de road movies. Lo importante de “Por mal camino” es cómo Chris Womersley, escritor australiano, cuenta la gran escapada de estas dos almas en pena. Un ritmo narrativo irregular, que engancha al lector con reflexiones sobre lo absurdo de la vida, magníficas descripciones de personas y escenarios, y algunos golpes de efecto francamente brillantes. Sorprendente.

Pinchar para leer un adelanto.