Doce horas antes de la apertura de las mesas electorales coincido con el alcalde de un pueblo de Toledo, del PP, en un cumpleaños. Se le ve alegre, exultante, sobrado. “La cosa no está tan clara”, ironiza, “mañana unos amigos de mis hijos van a votar cu-cu…”. ¿Cu-cu? “Si hombre, cu-cu, esos de Greepeace, los de cu-cu”. Le aclaro que yo voy a votar cu-cu (EQUO), y que es un partido como otro cualquiera. Su líder fue director de Greenpeace España, pero Inés Sabanés viene de Izquierda Unida, Alejandro Sánchez de la Sociedad Española de Ornitología… EQUO no es una broma: es un proyecto de ecología política. Es más, ninguno de sus miembros ha sido condenado por corrupción, algo de lo que no pueden presumir todos los partidos. EQUO no ha recibido subvenciones ni ha solicitado créditos bancarios, y se ha nutrido de donaciones y de la aportación del trabajo de voluntarios. “No conseguirá un diputado. Me lo han dicho, seguro que no…”, sentencia.
Tenía toda la razón: EQUO no consigue escaño. En Madrid se ha quedado a unos 12.000 votos de lograrlo. “Solo” ha conseguido, cuando escribo estas líneas (98,46% del escrutinio), 212.472 votos. Muchos más que cinco partidos que, con menos votos, sí consiguen escaño (Coalición Canaria, con alrededor de 136.000 votos, logra 2 escaños). “El cálculo con una ley electoral proporcional nos hubiera dado 3 escaños”, asegura Uralde. Más de 750.000 personas han votado a partidos que se quedan fuera del parlamento, casi el 2,5% del electorado. Así es nuestra democracia.
En EQUO pueden estar orgullosos. Han sorteado los numerosísimos obstáculos que les ha planteado un sistema, el nuestro, que lucha por blindar el bipartidismo y evitar la democracia participativa. Un sistema diseñado para que nadie nuevo se incorpore al juego. Un sistema que, por ejemplo, ha limitado los espacios gratuitos en la televisión pública a las fuerzas que aún carecen de representación parlamentaria, como EQUO, a un máximo de diez minutos de emisión a lo largo de las dos semanas de campaña, en La 2 y en horario de madrugada.
El Partido Popular, sin embargo, arrasa. ¡Champán y mujeres!, como prometió Alfonso Rus, presidente del PP de Valencia. Buenas noticias para el alcalde del cu-cu, para todos los políticos populares y, por qué no decirlo, también para todos los políticos socialistas. ¡El tinglado permanece integro! ¡Todo sigue igual! ¡La rueda continúa girando! Si tienen un poco de paciencia, dentro de algunos años volverán a pillar cacho… El bipartidismo en España goza de una excelente salud: PP más PSOE obtienen el 73,2% de los votos.
¿Rajoy presidente? Sí, la tortilla ha dado la vuelta. Ahora sólo nos quedan por conocer algunos detalles: el tamaño de los recortes en sanidad y educación; la magnitud de los retrocesos sociales; los nuevos casos de corrupción; y cuándo, cómo y con qué estrépito caerá el nuevo líder. Así es la fiesta de nuestra democracia…
Un motivo para NO ver la televisión
Delta Swamp Rock
Ambiente opresivo, calor insoportable, humedad pegajosa, reptiles hambrientos… ¿La sede del PSOE nada más confirmase la debacle electoral? No, por favor: los pantanos del sureste de Estados Unidos. De ahí viene la música recopilada en este doble disco, viejos temas que pusieron los cimientos de un estilo inconfundible. Rock, soul y country que, a finales de los 60 y comienzos de los 70, se fundieron por obra y gracia del talento que flotaba entre lugares como Memphis, Nashville o Muscle Shoals (Alabama). Por los estudios de grabación de esta última ciudad pasaron desde los Stones hasta Dylan, y grabaron junto a músicos geniales y secciones de metal inolvidables.
Este doble CD recopila 25 canciones imprescindibles de gente como Lynyrd Skynyrd, The Allman Brothers, Tony Joe White, Waylon Jennings, Big Star, Leon Russell, Dan Penn o Area Code 615. Un disco pegajoso, intenso y caliente.