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El rol del periodismo

En el XVI Congreso de Periodismo Digital de Huesca pude asistir a la interesante ponencia “El rol del periodismo en la lucha contra la desigualdad”, moderada por Lucila Rodríguez-Alarcón, directora de comunicación de Oxfam Intermón. Participaron dos de los mejores periodistas españoles, Enric González y Soledad Gallego-Díaz, y el salvadoreño Carlos Dada Sánchez, fundador y miembro de la Junta Directiva de El Faro, el primer diario digital de América Latina.

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Comenzaron hablando del diferente trato que han recibido en los medios conceptos como “pobreza” o “desigualdad”, primos hermanos. Y terminaron haciéndolo sobre la influencia y la responsabilidad de los periodistas en la crisis económica, moral y de libertades que vive nuestra sociedad. Coincidieron en afirmar que los periodistas tienen que contar lo que pasa. “No pueden formar un piquete para parar un desahucio”, aseguró Enric. “No están llamados a luchar contra la desigualdad, su trabajo es contar la realidad”, insistió Gallego-Díaz. Es la sociedad quien debe reaccionar ante la información que le proporcione una prensa libre.

Dada Sánchez habló de las difíciles condiciones de trabajo en Centro América, del “periodismo secretarial” que recoge las declaraciones de funcionarios, y de su apuesta por el periodismo “de largo aliento”. Textos muy trabajados, y extensos, que ayuden al lector a entender la verdad de los fenómenos sociales. Gallego-Díaz exigió responsabilidad a los que provocaron la crisis, tipos ni muy listos ni muy tontos pero sin escrúpulos (“¿Dónde están?”), y pidió algo fundamental: Leyes que impidan la concentración de medios de comunicación, uno de los grandes enemigos del periodismo y de la democracia. Los tres destacaron las dificultades que tienen actualmente los periodistas para hacerse oír, para desmontar las mentiras del poder, para defender la libertad de expresión. Gallego-Díaz dijo una de esas frases para apuntar en la primera página de la Moleskine: “No siempre puedes hacer lo que quieres hacer, pero siempre puedes decir no a aquello que no quieres hacer”. La adaptación de un epitafio.

Reconozco que me resultó estremecedor escuchar a estos tres grandes periodistas hablar sobre el futuro del periodismo, y su papel en la lucha contra la desigualdad. Dada Sánchez utiliza en su país un coche blindado. El mejor diario español, El País, no supo aprovechar el inmenso potencial de Enric González y le dejó marchar a la competencia. Leer a la absolutamente imprescindible Gallego-Díaz en ese mismo diario cada vez es más difícil. ¿Camuflan sus textos entre toneladas de mediocridad?

No siempre es fácil decir no a aquello que no quieres hacer. En el periodismo de nuestros días esas decisiones en demasiadas ocasiones resultan heroicas. Si quieres seguir comiendo y pagando la hipoteca. Los periodistas deben luchar cada jornada contra los poderes políticos y económicos, forma parte de la profesión, pero ahora el enemigo está dentro. Quizá más que nunca. En la cena de la noche anterior alguien contó una anécdota: “¿Y quién coño te manda a ti contrastar la información?”, le soltó el jefe de un medio de comunicación a un redactor que tardaba más de la cuenta en cerrar una noticia.

Para tratar de entender la actual situación del periodismo, y su rol en la sociedad, no viene mal repasar los diez puntos que Arsenio Escolar, director del diario 20 Minutos, propuso para recuperar la ética de la profesión en la conferencia inaugural del Congreso: informar con transparencia a los lectores sobre los propietarios de cada medio, negarse a recibir publicidad institucional opaca, no financiarse con ayudas o subvenciones veladas… “No más periodismo opaco, cómplice, complaciente, engreído”, sentenció.

 

Tragarse las palabras

El periodista Alfonso Rojo es uno de los tertulianos habituales del programa de Ana Rosa (Telecinco). Por si usted no lo sabe, es el ex marido de la presentadora. Como Jesús Sepúlveda es a Ana Mato, para que usted me entienda. El estilo profesional de Rojo es tan sucio, cínico, malintencionado y cutre que le ha garantizado una silla en los principales debates de las mejores cadenas de televisión: sus improperios se pueden escuchar en “El gran debate” (Telecinco), en “El gato al agua” (Intereconomía), en “Al rojo vivo” (La Sexta)… Un ejemplo de su clase: en este último espacio le escuchamos llamar “el facineroso de la cocaína” a un famoso disc jockey.

Ayer Rojo recibió un rapapolvo importante. No cambiará un ápice su manera de entender el periodismo, pero sin duda servirá para que el telespectador comprenda que un determinado tipo de tertuliano solo tiene que encontrar la horma de su zapato para quedar en ridículo. Rojo acuso a Beatriz Talegón, miembro de las Juventudes Socialistas que solo unos días antes había sonrojado a quienes asistieron a la Internacional Socialista celebrada en Cascais (Portugal), de ser una vaga. “Tengo una duda”, dijo Rojo con su habitual desparpajo: “Tienes 29 años y tu trayectoria ha sido ser asesora de Castilla La Mancha, concejal… Tú lo de pagar el IVA y pegar un palo al agua no lo has hecho en tu vida”. “Tendrás que tragarte tus palabras”, le respondió Talegón, que desglosó su formación y su amplia trayectoria profesional, al alcance de todos en la web del partido, antes de sentenciar: “Soy licenciada en Derecho, profesora de música, fotógrafa y hablo tres idiomas”. Vea el vídeo, por favor…

En los últimos días Beatriz Talegón se ha convertido, junto a Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, en protagonista de la actualidad positiva. Un soplo de aire fresco en esta España putrefacta. Una piedra en el zapato de comentaristas carcas. Por mucho que les duela a Rojo y al resto de tertulianos que viven de la infamia, Beatriz y Ada demuestran que se puede hablar en televisión sin gritar, sin insultar, sin resultar patético y, lo que es más importante, con la verdad por delante y objetivos altruistas.

Colau estuvo ayer por la mañana al menos en tres cadenas de televisión. Telecinco, Antena 3 y La Sexta. Y en todas defendió con dignidad a los afectados por las hipotecas. Conclusión: la maldad no está en la televisión, un medio de comunicación poderoso pero inocente. La maldad está en aquellos que la utilizan como altavoz de su necedad y codicia. Por eso es un placer ver cómo se tragan sus palabras.

 

Un motivo para No ver la televisión

Memorias líquidas

Autor: Enric González.

Editorial: Jot Down Books.

Leo este librito de edición artesanal y aspecto vintage (tapa dura entelada) en una sentada. Son 181 páginas con letra grande y muchos blancos. Y me quedo con una sensación agridulce. En primer lugar por haber pagado un precio a todas luces excesivo, 23 euros. Y en segundo lugar porque la vida profesional de Enric González es excitante, pero no tanto: una vez leídas sus historias de Nueva York, Roma y Londres, estas “Memorias liquidas” suenan a música ya escuchada.

Conocer a buena parte de los periodistas que nombra Enric hace soportable la lectura de una biografía acelerada y superficial que arranca de maravilla: con una brillante introducción de Santiago Segurola. El texto principal es un recorrido por la vida profesional del autor, que presta especial atención a los que fueron sus jefes y a algunos de sus ex compañeros. Muchas palmadas en la espalda y algunos ajustes de cuentas, estos últimos en tono menor. Morbosos abstenerse: no hace demasiada sangre con nadie, excepto con Juan Luis Cebrián.

Enric es demasiado jóven, y brillante, como para malgastar su tiempo en este tipo de reflexiones, seguramente prematuras. Estamos, por tanto, ante una recopilación acelerada de anécdotas, poco más que anotaciones en un cuaderno, que difícilmente interesarán a aquellos que no compartieron redacción con el protagonista. Y que, por tanto, no conozcan de primera mano a los personajes que han circulado por su vida profesional y aparecen mencionados en el texto. Solo para fans e implicados.

 

Ley, justicia, principios

Enric González escribe en Jot Down sobre el liberalismo: “Lo de Bhopal es una de esas cosas que deberíamos evocar cada vez que se habla de dar plena libertad a las empresas, de suprimir controles burocráticos y de seguir el camino asiático hacia el progreso económico”. Leo a Enric y, cinco minutos después, un reportaje de cuatro páginas que publica El Mundo sobre Eurovegas, la empresa de ocio (casinos) que pretende instalarse en España. ¡Coño! Uno de esos reportajes “que deberíamos evocar cada vez que se habla de dar plena libertad a las empresas, de suprimir controles burocráticos y de seguir el camino asiático hacia el progreso económico”.

“La gran jugada de Las Vegas en España”, titula El Mundo la página de apertura de esa promoción vendida como información. Inmediatamente después, una doble dedicada a entrevistar a un tal Michael Leven (“la mano derecha de Sheldon Adelson”, magnate de los casinos). Y finalmente una última página titulada “Libros y deporte más allá de las mesas de juego”, para que el lector comprenda que no todo son ruletas y tragaperras en el negocio de los casinos. Un grandioso publirreportaje sobre Eurovegas, firmado por Pablo Pardo, del que destacaría tres frases:

– “Las principales trabas legales (los impuestos sobre el juego y la Ley Antitabaco) parecen ya ser menos problema”.

– “Lo que cuesta entender es por qué la izquierda, el PSOE, tiene problemas en que sus votantes trabajen”.

– “Habrá muchos empleos para españoles. No solo ofreceremos puestos para fregar baños o hacer camas”.

“Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”, dijo Groucho Marx anticipándose a los políticos madrileños, y a algunos periodistas, dispuestos a cambiar las leyes para facilitar la instalación de un megacasino. Quizá tengan razón, y la ley sea un concepto sobrevalorado. Tal vez le estemos dando demasiada importancia a la justicia. Sin duda los principios son algo secundario. Ahí tienen a los jueces de las islas Baleares, escapando de las islas en busca de destinos más apacible: “dos prestigiosos magistrados de la Audiencia de Baleares, con larga trayectoria como presidentes de sección, Juan Catany y Margarita Beltrán, han solicitado y obtenido su pase a un juzgado de instrucción y a un juzgado de lo penal, respectivamente”, cuenta José Yoldi en El País. Pierden categoría y dinero, pero con el cambio se libran de juicios como Palma Arena y los nuevos procesos contra  Matas y Urdangarín. Es decir, que ganan “una fortuna en calidad de vida”.

¿Y si instalasen Eurovegas en Baleares? Matas tiene los contactos para cambiar las leyes, Urdangarín redactaría los informes de viabilidad (plagiados y con erratas), y de la seguridad podría encargarse la Policía Nacional en sus horas libres. El domingo dos de sus miembros ofrecieron un ejemplo de profesionalidad de esos que cuesta olvidar: el jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado y un agente, ambos borrachos y conduciendo un coche oficial pese a no estar de servicio, atropellaron a una ciclista y se dieron a la fuga. La ciclista falleció. Cuando los policías fueron detenidos habían intercambiado sus puestos en el coche para que pareciese que conducía el de mayor categoría.

Leamos “lo de Bhopal”.

 

 Un motivo para NO ver la televisión

Ray Wylie Hubbard

Cd: The Grifter´s Hymnal.

Ray Wylie Hubbard es uno de esos músicos con pocas posibilidades de aparecer en televisión: greñas, gafas oscuras, más de 60 años, letras densas, apenas 16 discos en casi 40 de carrera, ninguna concesión comercial… Nacido en Oklahoma, y educado en la carretera junto a Jerry Jeff Walker y Ramblin’ Jack Elliott, Ray toca un country-blues nada comercial que se basa en la exquisita utilización de las seis cuerdas y en una voz inolvidable. “The Grifter´s Hymnal” es su flamante nuevo disco. Auténtico.

Periodismo y ética

Escucho a Alfonso Rojo en Intereconomía, una de esas televisiones marginales de carácter radical que nos ha regalado la TDT: “después de esto, hay que bombardear y dejar como una era Somalia”. Cuando el periodista de belicosos instintos utiliza el pronombre demostrativo, imagino que lo hace para referirse al secuestro de pescadores españoles por piratas africanos. Todavía aturdido por el comentario, abro El País de manera rutinaria. Es decir, por la página de comunicación. Y me encuentro con la despedida de Enric González: “La dirección de este periódico considera que conviene aprovechar al máximo el espacio de papel, cada vez más escaso, y que estas líneas serán de mayor provecho si se dedican a la televisión en lugar de a peroratas más o menos excéntricas”.

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Alfonso Rojo y Enric González son periodistas. Lo son en la misma medida en que Marco Materrazzi y Leo Messi son futbolistas. O Bisbal y Van Morrison cantantes. O Ana Rosa Quintana y Philip Roth  escritores. Formulismos, etiquetas, formalidades, llámenlo ustedes como quieran. El caso es que los dos, Rojo y González, ofrecen su opinión en medios de comunicación. Bueno, ya no. Porque Enric deja su columna diaria sobre televisión (y aledaños) para marcharse a Jerusalén como corresponsal. Un cambio de ubicación que parece debilitar a El País: es su columnista de moda, la estrella. Y puede hacer pensar a los lectores en un escarmiento por el famoso texto jamás publicado en el que Enric comentaba en tono irónico las aficiones de los propietarios del periódico: “No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños”.

Poca cosa parece para castigar a tu columnista estrella, ¿verdad? No se fíen: todo está muy  revuelto en el mundo del periodismo. Dice Enric, con el sentido común que le caracteriza, que “no hay que preocuparse si desaparece del periódico alguna opinión, porque cada uno tiene ya la suya”. Y tiene razón, al menos en parte. En momentos de confusión como los que vivimos, lo que abundan son las opiniones sumisas, interesadas, extremistas, irracionales. Bombardear Somalia. Y lo que se echa de menos, las opiniones independientes, reflexivas, y si no ecuánimes al menos honestas. Cuestión de ética, entendida como guía y faro para construir un periodismo digno y creíble.

No se hagan ilusiones. La tendencia es convertir  Somalia en una era. El británico David Randall escribió, en su imprescindible “El periodista universal” (Siglo XXI), que “para el no iniciado, la mezcla de periodismo y ética constituye la mayor incongruencia concebible. Incluso el empleo de ambos términos en la misma frase plantea el riesgo de que el lector prorrumpa en incontenibles carcajadas”.

 

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P.D.

Luis Fernández, presidente de RTVE, ha convocado  para el próximo viernes al Consejo de Administración de la Corporación con la intención de presentar su renuncia. Miguel Ángel Sacaluga, candidato del PSOE, ya está en la línea de salida. Analizaremos el tema, pero hasta entonces me remito al primer post de esta última época: Tocata y fuga.

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El dato

Real Madrid 1; Alcorcón 4. Resultado final de la eliminatoria (dieciseisavos de final de la Copa del Rey).