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Cumpleaños feliz

“Vivimos en un momento en el que lo que no puede medirse en dinero no cuenta”. Miguel Delibes de Castro.

Dentro de unos días es el cumpleaños de mi parienta. El nuevo suplemento de los sábados de El País, dedicado a la moda, está repleto de ideas y sugerencias. Voy a ver… En la página 49, el plumífero de D&G de color naranja es muy bonito, pero se me va de presupuesto: 2.145 euros. En la página siguiente hay un bolso blanco precioso, de Hermés, pero está en 5.500 euros. Mejor algo más moderno… El vestido azul de Jil Sander de la página 77 solo cuesta 2.150 euros. Pensándolo bien, creo que tiene ropa de sobra. Quizá algo de tecnología…

En el informativo de TVE sugieren que el mejor homenaje a Steve Jobs, difunto fundador de Apple, es pasarse por una de sus tiendas. Como el Telediario 2 de Pepa Bueno ha obtenido un prestigioso premio Media Tenor Global TV Awards por ofrecer “la mejor información internacional del mundo”, por encima de la BBC y la CNN, no lo dudo: regalar uno de los productos de la manzana mordida será una excelente idea. Homenajear al Leonardo da Vinci del siglo XXI y quedar como un señor en una sola jugada. Pero mi mujer  tiene un pc que funciona divinamente, y un teléfono Nokia que le dieron con los puntos y le cabe en el bolsillo del pantalón. El iPad no puede usarlo, porque es actriz porno y tiene las uñas muy largas. Y el iPod es capaz de guardar miles de canciones, pero suena como el culo y ella solo escucha cuatro discos de Serrat. Lo siento por la corresponsal en Nueva York del informativo que ofrece mejor información internacional del mundo, pero tendré que pensar en otra cosa…

¡Ya lo tengo! Acabo de comprar a mi mujer el libro “La hora de los gurús: visionarios y nuevo profetas de la gestión empresarial en el mundo”, escrito por John  Micklethwait y Wooldrige Adrian, redactores jefes de The Economist. Y lo he hecho animado por una pregunta que se plantean en la contraportada: “¿Es usted de los que sueña con el día en que le dejen en paz estos teóricos del business y pueda volver a realizar su trabajo sin sobresaltos?”. He envuelto el libro (con el ticket, para que después de ojearlo pueda cambiarlo por el último de Joyce Carol Oates), junto a una barra de lomo Joselito, un queso de cabra del Tiétar Monte Enebro y una botella de tinto, en papel de estraza, y le he puesto un lazo hecho con plumas de arrendajo. Le encantará.

En este tiempo de gurús, la muerte de Steve Jobs solo podía provocar un tsunami de admiraciones y condolencias. Jobs representa aquello que todos los ideólogos del planeta desean ser: el perfecto vendedor, el millonario ideal. No un comercial de los de maletín roído y suelas desgastadas, no un millonario de los de barriga y puro cubano, sino un vendedor-millonario disfrazado de intelectual, de innovador, de mesías. Con una fortuna valorada en 7.000 millones de dólares, y una empresa con más dinero que la tesorería de Estados Unidos, Jobs era el espejo en el que se miran muchos de nuestros líderes, empresarios capitalistas camuflados de visionarios alternativos. Forrado, sí, pero moderno y talentoso. Y es que los vendedores de licor de serpiente, aquellos que viajaban en carretas por caminos polvorientos de Montana, ahora navegan por la red a la velocidad del wifi del Starbucks.

Jobs fue un empresario de culto. De culto al éxito. Representa el diseño y la innovación, pero también el consumismo feroz y la banalidad estética. Sus seguidores son fetichistas de la tecnología y el diseño. Quien le compare con Einstein o Edison, quien niegue que Apple explota a trabajadores (incluidos niños), quien vea en su famoso discurso en la universidad de Stanford algo más que simplezas (“tengan el coraje de seguir a sus corazones e intución”; “la muerte es el destino que todos compartimos, nadie ha logrado escapar”, “Retira del camino lo viejo para dar paso a lo nuevo”; ”Su tiempo es limitado, así que no lo malgasten viviendo la vida de otro”…), ha sido cegado por el brillo de la carcasa de su nuevo Mac Pro MC725Y/A de 2.500 euros.

El bloguero neoyorkino Hamilton Nolan escribe en Gawker: “Steve Jobs ha muerto. Un genio de la tecnología ha fallecido. Triste. Ciertamente una terrible pérdida para los amigos y la familia de Steve Jobs y los ejecutivos y accionistas de Apple. ¿Y el resto de ustedes? Cálmense un poco”.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Joe Henry

Cd: Reverie.

Esta semana se pone a la venta “Reverie”, el nuevo disco del músico multidisciplinar Joe Henry. Como productor ha trabajado con artistas del calibre de Bettye Lavette, Solomon Burke, Mavis Staples, Carolina Chocolate Drops, Ramblin´Jack Elliott o Allen Toussaint. Y como músico ha lanzado una docena de discos , algunas tan interesantes como “Short Man´s Room” (1992) y “Kindness of the World” (1993), grabados con la ayuda de The Jayhawks, o el reciente “Blod From Stars” (2009), un brillante preámbulo a este “Reverie”.

Nacido en Carolina del Norte, Henry graba en el mismo sello que Tom Waits. Y rezuma algo del espíritu de éste: independiente, libre, inclasificable… Es simplemente buena música. Le acompañan en este disco, con catorce brillantes canciones de corte acústico, un puñado de genios: el guitarrista Marc Ribot, Patrick Warren, Lisa Hannigan…

el miedo

“El latido de Dios en nosotros: el miedo” Elías Canetti.

El miedo es el arma más poderosa. Tanto, que se ha convertido en un eficaz instrumento para el control de las poblaciones. Instala el miedo en una sociedad y la tendrás amarrada, desactivada, comiendo en tu mano. Los ciudadanos debemos proponernos no tener miedo. Ni a los ladrones, ni al paro, ni a la enfermedad…Ni siquiera a los terroristas, a los políticos o a los estados. Y eso aunque lo que leamos, escuchemos o veamos nos ponga los pelos de punta…

Resulta que aquello que nos dijeron la CIA y la Casa Blanca tras el asesinato de Bin Laden era mentira: ni iba armado ni utilizó una mujer como escudo. Da miedo no saber cuándo el Gobierno de Estados Unidos dice la verdad y cuándo miente. Produce aprensión que un Premio Nobel de la Paz ordene matar. Acojona que piensen que el fin justifica los medios, y que haber conseguido información sobre el paradero del líder de Al Qaeda mediante tortura disculpe semejante atentado contra los derechos humanos. Espanta su violencia, su prepotencia, su impunidad y, sobre todo, da miedo el miedo que provoca en el resto de países del mundo.

Alarma que el presidente del Gobierno de nuestro país justifique el asesinato con argumentos francamente  torpes e insignificantes: “Es bastante entendible que las circunstancias hayan dado lugar al resultado de la operación”. Sobrecoge que uno de mis periódicos de referencia, La Vanguardia, publique un editorial como el de ayer: “La orden dada por Barak Obama es legítima. En el plano moral, en el jurídico y en el estratégico…Han liquidado un asesino en serie; un blasfemo”. Desasosiega la ausencia de dudas en el razonamiento, esa contundencia que hace prácticamente imposible rebatirlo. Y da pavor que hayan utilizado palabras como “liquidar” y “blasfemo”. Los lectores de La Vanguardia somos sensibles e inteligentes.

“Acaba de desaparecer el principal instigador de la salvajada que en marzo de 2004 costó la vida a 199 personas en Madrid”, sentencia La Vanguardia en el párrafo final de su editorial. “El 11-M es la respuesta a las acciones de España en Irak, Afganistán y Palestina”, dijo el propio Bin Laden en El Mundo. Pero la ausencia de escrúpulos de algunos periodistas es infinita. Da miedo. El diario de Pedro J insiste en utilizar su teoría de la conspiración como inagotable campaña de promoción. Sus dudas sobre la autoría del 11-M siguen vendiendo periódicos y suscripciones a Orbyt. La desvergüenza de un medio, su ausencia de escrúpulos, solo es comparable a la incapacidad de su redacción (¿miedo?) para poner fin a la infamia que marca un antes y un después en la historia del periodismo español.

Comprendo que usted sienta miedo. Y que se pregunte si no existe cura para este mal global. Me temo que los miedosos solo podemos rebajar nuestro nivel de pavor aumentando nuestras fuentes de información. No se limite a leer un solo periódico, a ver una sola televisión, a escuchar una sola radio, a entrar en un solo blog. Quizá el antídoto para el miedo esté en la búsqueda de la verdad.

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Un motivo para NO ver la televisión

Presentación “Reacciona” (Editorial Aguilar)

Están ustedes invitados. ¡TODOS!


El bosque

Los árboles, como todo el mundo con perspectiva sabe, no nos dejan ver el bosque. Afortunadamente, si todo sigue como hasta ahora dentro de poco no habrá árboles, y por fin podremos contemplar cómodamente el bosque. Y no me vengan con que si no hay árboles no habrá bosques que contemplar, porque eso es demagogia barata. Una minucia que no puede distraer nuestra atención. El progreso exige decisiones contundentes, puede que en principio impopulares, como imponer nuestro orden en la naturaleza.

Les cuento todo esto porque me he pasado la mañana sembrando patatas. Sudando, con el espinazo doblado y las uñas sucias de estiércol, es más fácil sentirse parte de la tierra. Las patatas me ayudan a ver el bosque. Los periódicos, no. La culpa no es de los árboles que es necesario cortar para que se impriman esos diarios, sino las noticias que incluyen estos. ¿Japón y su desastre nuclear? Por supuesto. Pero no es necesario viajar tan lejos para horrorizarse tanto. España es el único país de la UE con plantas similares a Fukushima: Garoña y Cofrentes (Valencia). Curiosamente, la licencia de esta última fue renovada por el Gobierno justo un día antes de que el terremoto dejase fuera de control la central japonesa.

Pero lo peor no es eso. Lo peor es la política medioambiental socialista, la ignorancia de sus líderes, el desprecio que demuestran por la conservación de la naturaleza. Solo dentro de este cúmulo de miserias e ineptitudes puede entenderse que propongan que Europa, en caso de tener que cerrar la centrales nucleares, apueste de nuevo por el carbón. ¡Regresar al carbón, el combustible fósil que más contribuye al cambio climático! “El carbón puede servir de espaldarazo en el caso de que haya dificultades -o de precio o de suministro- en las materias energéticas que importa Europa, y también en el caso de que la UE no aumente su generación nuclear”, aseguró Miguel Sebastián, ministro de Industria, tras una reunión con sus colegas comunitarios.

Las necias palabras de Sebastián coinciden con la decisión de la agencia medioambiental del Gobierno de Estados Unidos de regular las emisiones contaminantes: pretenden cerrar buena parte de las 400 centrales termoeléctricas que funcionan con carbón, y que emiten materiales tan letales como el arsénico o el mercurio. Reducir el 91% de esas emisiones salvaría cada año la vida de 17.000 norteamericanos.


¡Políticos estúpidos! La necedad y el desprecio medioambiental no son exclusiva socialista, ni muchísimo menos. La derecha ofrece constantes ejemplos no ya de indiferencia por la naturaleza, sino de auténtico desprecio por la moral y la Ley. Hace solo unos días el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló las obras de nueve tramos de la M-30 soterrada. La razón es bien sencilla: no se elaboraron estudios de impacto ambiental. ¿Usted cree que comenzarán de inmediato las obras de derribo de la M-30? “Las consecuencias prácticas de la sentencia son muy escasas”, aseguran las fuentes jurídicas consultadas por la cadena SER.

Algo parecido sucede con la M-501, conocida como la “carretera de los pantanos”. Pese a que el Tribunal Supremo ha declarado ilegal la obra ya realizada, al no incluir una declaración de impacto ambiental a priori ni la consulta previa necesaria a la Comisión Europea, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad madrileña, ha dicho que se trata de una decisión “irrelevante” y que continuará con la obra “si la economía se recupera”.

Están destruyendo, con dinero público, nuestro patrimonio natural, nuestra salud, nuestro futuro. El bosque. Consentirlo es de pusilánimes.

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Un motivo para NO ver la televisión.

Crimen en el Barrio del Once.

Autor: Ernesto Mallo.

Editorial: Siruela.

El comisario de policía se llama Lascano, pero le llaman El Perro. La historia se desarrolla en la Argentina putrefacta de los setenta, con cadáveres en las cunetas y militares y ricachones compartiendo el poder. Dictadura, desaparecidos, mafias… El Perro está con ellos, pero no forma parte de ellos. Por eso queda un ápice de esperanza en esta novela negra, negrísima, que nos  recuerda los peores momentos de un país en descomposición.

Mallo es un escritor veterano que ha sido periodista y guionista antes que novelista. Curtido en mil batallas, recrea a la perfección el mundo siniestro de la policía corrupta, de la justicia corrupta, de la moral corrupta. Las descripciones son precisas, los diálogos sorprendentes. No hay fisuras en “Crimen en el Barrio del Once”, sobre todo en una segunda mitad del libro realmente soberbia. Más que una nóvela negra, la crónica de un país en uno de los peores momentos de su historia. Fascinante.

Para leer un frangmento