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Top Chof

El programa “Top Chef” (Antena 3) arrancó la noche del miércoles como una copia, versión si usted prefiere, de “Master Chef”, el programa que triunfó semanas atrás en TVE. Calcado. Con su jurado raspa, sus concursantes vanidosos y lloricas, su apología de la competitividad y hasta su “se acabó el tiempo, las manos arriba”. No está la televisión en España sobrada de imaginación y talento, evidentemente. La diferencia entre ambos espacios es que se suponía que en “Top Chef” los concursantes eran cocineros de contrastado talento y amplio currículo, que aspiraban a convertirse en “el mejor cocinero profesional de España”. Entre estos  aspirantes de postín, un jubilado de 63 años que se cortó y dejó un reguero de sangre, y el pusilánime encargado de los fogones del Ministerio de Defensa.

Se trataba de una apuesta segura, pese al cadavérico aspecto de un Chicote demacrado que ha cambiado las cucarachas de los restaurantes de barrio por la hemoglobina de un cocinero chapuzas. “Top Chef” se estrenó con una gran audiencia: a las 23:43 horas, 3.659.000 espectadores (un 21.7% de cuota de pantalla) contemplaban cómo los concursantes cocinaban una pintada. ¿Una pintada? Sí, un ave del orden de las Galliformes y de la familia de los numídidos. Quizá la conozca usted como gallina de Guinea.

Me temo que España, con 30.000 familias teniendo dificultades para alimentar a sus hijos y dos millones de niños pasando hambre, no está para guisar pintadas. Todo lo más, para estofar gallinas atropelladas. Le explico… Cuenta el New York Times que el próximo mes de noviembre se aprobará en el estado norteamericano de Montana una ley que permitirá a sus ciudadanos recoger los animales que se encuentre atropellados en la carretera, o que mate con sus propios vehículos, para comérselos. Tan tranquilamente. Top Chof.

No veo tan lejano el día en que cuando a un español se le cruce una liebre por la carretera, en lugar de frenar, acelere a tope, impulsado por el fluir de la saliva y los jugos gástricos. Liebre con judías, con arroz…Lo malo es que la liebre es un lagomorfo en retroceso, cuya distribución se limita a las zonas agrícolas abiertas. Su sustituto natural en el menú de carretera es el gato, de menor tamaño y carne más blanca, similar a la del conejo, mucho más abundante e ideal para el ajillo o el guiso con tomate.

“Lo que no cojan los concursantes de la despensa será donado a un banco de alimentos”, dice todo digno el paliducho Chicote. ¿A un banco? Tendría que donarlo al restaurante La Camarga, en Barcelona, comedero donde la líder del PP catalán Alicia Sánchez-Camacho y la ex novia de Jordi Pujol hijo hicieron un pacto de perras: si alguna de las dos desvelaba el contenido de su comida, grabada por Método 3, debería pagar a la otra parte dos millones de euros.

¡Dos millones de euros por desvelar cuatro trafullos de una comida! Muchas perras me parecen, pero como lo cuenta El Mundo me lo creo a pies juntillas.

P.D.

Seguro que usted recuerda al tertuliano del programa “El gato al agua”, de Intereconomía, que llamó “zorra”, “guarra” y “puerca” a la exconsejera de Salud de la Generalitat de Cataluña y actual diputada autonómica del PSC Marina Geli. Esas cosas no se olvidan con facilidad, ¿verdad? Pues resulta que el individuos en cuestión, un tal  Eduardo García Serrano, no solo es un energúmeno y un facha. También es un mierda: en el juicio por injurias (atentado contra el honor y dignidad como persona), ante la posibilidad de tener que pagar los 30.000 euros que solicitaba la acusación, el valiente tertuliano ha dicho que sus insultos “se referían a la gestión política de la consejera”.

Lo dicho: además de un gañán, un mierda.

 

Un motivo para NO ver la televisión

España, tierra de terror.

Autor: Jay Allen.

Editorial: eCicero.

La editorial eCicero publica pequeños grandes libros sobre periodismo. Siempre en formato digital, en ocasiones también en papel. Es el caso de los tres artículos que se recopilan en esta obra, tres piezas fundamentales para entender en toda su miseria la Guerra Civil y para conocer mejor a algunos de sus protagonistas: la historia de la matanza de Badajoz y sendas entrevistas a Franco, en Tetúan, y a José Antonio, horas antes de ser ejecutado.

El narrador es un periodista norteamericano llamado Jay Allen. Amigo de Hemingway, Allen llegó a Europa como corresponsal de guerra para informar de números conflictos, desde los Balcanes a la Segunda Guerra Mundial, cuando se encontró con la sublevación de Franco. Analizó la Reforma Agraria, su sumergió en la revolución asturiana del 34, y conoció la miseria extremeña. El 18 de julio le pilló en Torremolinos… el 27 consiguió entrevistar a Franco:

Franco: Nosotros luchamos por España. Ellos luchan contra España. Seguiremos cueste lo que cueste.

Jay Allen: Tendrá que fusilar a media España.

Negó con la cabeza, sonrió y luego, mirándome fijamente, dijo: “He dicho cueste lo que cueste”.

Escrache

Un presidente del Gobierno que miente repetida y descaradamente, incumpliendo tanto su programa electoral como su compromiso de transparencia, es el representante legítimo del pueblo. Un presidente de la Xunta que se reúne con un narcotraficante en el yate de este último es un adalid de la democracia. El presidente de un banco que quiere poner en la calle a la familia del trabajador en paro, porque no puede afrontar el 25% de la hipoteca que le falta por pagar, es un emprendedor. El rey que ama tanto España como para cobrar comisiones y tener cuentas en Suiza es un garante de las libertades. El ciudadano que por la calle llame “¡sinvergüenza!” a cualquiera de los cuatro individuos anteriormente citados es un peligro social, un acosador y un filoterrorista.

Esteban González Pons, vicesecretario general del PP, se niega a publicar su declaración de la renta pese a que la secretaria General y número dos de su partido aseguró que lo haría. Pero cuando en la puerta de su casa los ciudadanos que le votaron le llaman “jeta” se ofende muchísimo, y dice que “es indigno y que recuerda a prácticas para olvidar”.

Fernández Díaz, ministro de Interior, se pregunta “¿Quienes será los siguientes acosados? ¿Los jueces? ¿Los periodistas?”. Yo se lo puedo decir: serán los siguientes ladrones, mentirosos, corruptos, sinvergüenzas o emprendedores de cuyas hazañas tengan razón los ciudadanos.  Aunque si alguien se encuentra con Pedro J en la barra de un bar, tomándose un gin tonic premium, es posible que le llame “manipulador” y le pregunte hasta cuándo va a estar jodiendo con el 11-M.

¿Escrachear es crispar, es incitar al odio? Si usted quiere crispar a alguien, róbele la cartera. Si lo que usted busca es incitarle al odio a alguien, miéntale, estáfele y después de robarle la cartera… quítele la vivienda.

P.D.

En una adaptación libre de Forges con Haití, y tal y como recordaba ayer mismo David Trueba en El País, no nos olvidemos con todo este lío de los desahucios. Lo realmente importante.

Un motivo para NO ver la televisión

El testamento del viejo Mile.

Autor: Alberto Salcedo Ramos.

Editorial: eCícero.

Los asistentes al XIV Congreso de Periodismo Digital celebrado los pasados 14 y 15 de marzo en Huesca recibieron un librito de cuidada edición y pequeño formato, apenas 78 páginas, que cuenta la historia secreta de Emiliano Zuleta Baquero. Solo le diré que se trata de un acordeonista y cantante colombiano de música vallenata. Le llamaban “el viejo Mile”, y pasó a la historia por componer “La gota fría”.

Esta es la historia oficial. El libro cuenta la secreta. La del viejo animador de fiestas, romántico y seductor, bebedor y mujeriego. “Me gustaría hablarle de las mañitas que uno emplea para conseguirlas”, confiesa este hombre de vuelta que disfruta rascando la memoria.

Un gran historia que se convierte en una crónica espléndida. El culpable es Alberto Salcedo Ramos, periodista, también colombiano, considerado por Jon Lee Anderson como “cronista de cronistas”.

Existe, como contaba al principio, una edición en papel que aún se puede conseguir en determinadas librerías. Pero la editorial que lo lanza, eCícero, está especializada en ediciones digitales. El mejor periodismo, en formato ebook.

Una vida apasionante

Antes, los chavales querían ser futbolistas, bomberos o astronautas. Ahora querrán ser curas. La culpa la tiene el anuncio de la Conferencia Episcopal emitido con motivo del Día del Seminario que se celebra el 19 de marzo. Uno de esos clips que te ponen la piel de gallina, los testículos en el gañote y las lágrimas en el disparadero. Son apenas dos minutos y treinta segundos, primeros planos y mensajes emocionantes, que te hacen replantearte la vida. ¿Y si en lugar de trapichear con crack ingresase en un convento? ¿Y si dejase la presidencia del Santander y me hiciera predicador? ¿Y si cerrase la barra americana y me metiese monja? Yo solo le digo que, tras ver el anuncio, no sabía si correr a ingresar como seminarista o a pegarle fuego a una iglesia.

Hacen falta nuevos curas porque la actual plantilla, formada por 410.593 clérigos, se encuentra deprimida y estresada debido al exceso de trabajo, la pérdida de relevancia social y la mala imagen por la pederastia. Y por el sacerdote-heavy que ha entrado en “Gran Hermano” (Telecinco). Según un estudio de un psicoterapeuta  italiano los curas católicos sufren el síndrome de burnout, y se encuentran agotados, desmotivados, desilusionados, cansados… Más quemados que el Cristo de Krahe. Milagrosamente, el chispeante anuncio de la Conferencia Episcopal se emite al tiempo que vuelve a estar de actualidad otro brillante e imaginativo ejercicio audiovisual de temática religiosa: “Cómo cocinar un Cristo”. Javier Krahe, responsable de este sutil ejercicio de nouvelle cuisine, será juzgado en unos días por la receta. Vea usted y luego comparamos…

Audiovisualmente hablando, el vídeo de la Conferencia Episcopal es muy superior: mayor presupuesto, buenos actores, iluminación celestial, un guión divino… La cinta del cantautor con ínfulas de Adriá se grabó en 1978, en condiciones precarias y con bajo presupuesto (ni siquiera la mantequilla era francesa), y eso se nota en el resultado final, no demasiado apetitoso. En cualquier caso, nunca sabremos hasta dónde pudo llegar este revolucionario de los fogones, cuya ambición era deconstruir la tradicional cocina de monasterios y conventos. Una pena, sobre todo para unos paladares, los nuestros, que cansados de los dulces de clausura se han perdido las pechugas de novicia a la plancha, el espíritu santo escabechado, el caldo de hueso de santo o el steak tartare de brazo incorrupto de Santa Teresa. Rico, rico.

El Centro Jurídico Tomás Moro (CJTM) acusó en 2004 al cantautor y a la productora de Canal + que entonces emitió el vídeo, de un delito contra los sentimientos religiosos en virtud del artículo 521.1 del Código Penal, y presentó una “querella criminal por escarnio de las creencias religiosas”. Sí, ha leído bien: sentimientos religiosos. A Krahe y a la productora Montserrat Fernández se les impuso fianzas de 192.000 y de 144.000 euros respectivamente, y serán juzgados el próximo día 28 en el Juzgado de lo Penal número 8 de Madrid. Espero que abra una puerta para juzgar y enchironar a otros blasfemos, como mi vecino, un madridista que desde hace años hace escarnio de las derrotas de mi atleti y se burla de mis sentimientos rojiblancos.

Todo esto está sucediendo en la España de 2012, seis siglos después de la muerte de Tomás de Torquemada. Esa España con casi cinco millones de parados en la que, hablemos claro, el que no tiene trabajo es porque no quiere: “Yo no te prometo un gran sueldo, te prometo un trabajo fijo”, dice el primer individuo que aparece en el anuncio de la Conferencia Episcopal. ¿Prometen un trabajo fijo? Las colas del INEM tendrán que trasladarse a las puertas de parroquias y sacristías. Y en esos confesionarios, donde los curas dormitaban mientras ojeaban revistas de monaguillos en pelotas, ahora sellaran las tarjetas de renovación de demanda de empleo.

¿Quedarán plazas? Seguro. Uno de los lemas de la campaña es “La certeza de que has sido elegido”. ¿Que usted no tiene vocación? ¿Que le falta la fe? No me sea pejigueras…. A ver si lo que pasa es que es un vago redomado. “No te prometo que vayas a tener grandes lujos, te prometo que tu riqueza será eterna”, insisten. La riqueza eterna no será, me temo, como la del tío Gilito, sino algo… digamos que más espiritual. En cualquier caso, y a modo de sentencia, dice: “Te prometo que alimentarás al mundo”. Volvemos a Krahe y su Cristo al horno.

P.D.

Mientras escribo este post, la red escupe informaciones sobre la iglesia. Una decena de menores fueron castrados en 1950 por la iglesia holandesa para reprimir su homosexualidad. Una monja es la primera acusada por la fiscalía por el robo de bebés. Muchas campañas tiene que hacer la Conferencia Episcopal…

 

Un motivo para NO ver la televisión

- Capitán Dadis, de Jon Lee Anderson.

- Ellas, de José Martí Gómez.

- Groenlandia, de Ander Izaguirre.

Editorial: eCícero.

Tres títulos, los tres primeros, de una editorial que nace con las ideas claras: libros electrónicos breves de no ficción. El mejor periodismo, aseguran, y el mejor periodismo ofrecen con tres títulos de otros tantos autores que, con menos 100 páginas, cuidadas ediciones y ajustados precios, vienen a ocupar un vacio editorial.

Jon Lee Anderson escribe un perfil perfecto del dictador guineano Moussa Dadis Camara, capitán del ejército que tomó el poder con la promesa de “limpiar la nación” y dejar paso a la democracia. Las cosas no fueron exactamente así. El periodista viaja hasta Conakry y hace una descripción magistral del personaje, del país y de la compleja situación social y política.

Martí Gómez es un tipo muy interesante. Lo asegura  Enric González en el prólogo, y lo dirá cualquiera que lea las entrevistas que dan forma a este libro. El autor huye del protagonismo, y demuestra que para extraer información de alguien no es necesario ni atosigarle ni incomodarle. Solo es necesario ser un gran conversador.

Finalmente, un viajero llamado Ander Izagirre reúne cuatro historias que son otras tantas aventuras, una por Groenlandia y las otras tres por Islandia. Reportajes repletos de información, pero con espacio para la ironía y el buen humor, que nos recuerdan aquellas piezas que publicaban los suplementos dominicales en su época dorada.

Tres libros minúsculos con periodismo enorme, con textos brillantes y necesarios, de esos que cada día cuesta más trabajo encontrar en la prensa diaria.