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El nabo del misterio

Las caras del Bélmez, el sacamantecas, ¿Está realmente muerto Bin Laden?, las endemoniadas de Huesca, la relación entre vampiros y hombres lobo… Estos son algunos de los temas estrella de “Cuarto Milenio” (Cuatro), programa dirigido y presentado por un Iker Jiménez que se ha convertido en máximo representante de lo que él mismo denomina “periodismo de lo desconocido”. Si encuentra usted similitudes con el trabajo de Bieito Rubido y Francisco Marhuenda es pura coincidencia. Jiménez no está a las órdenes del PP: solo se arrodilla ante fantasmas, apariciones, leyendas urbanas, premoniciones, ovnis, profecías, espiritistas, criminales macabros y líderes de cualquier tipo de pseudociencia.

Así las cosas, lo normal es ver “Cuarto Milenio” como un programa de humor. Y considerar al equipo del mismo un grupo de “periodistas de lo desconocido” que trabajan duro para vivir del cuento. El hombre del saco, risas, psicofonías y muñecos diabólicos, carcajadas, Nosferatu, descojone… El nabo del misterio, que dirían en Mongolia.

Lo malo es cuando se vienen arriba. Cuando se salen de los temas chorras que les dan vida, esa ouija con zombis en una central nuclear soviética abandonada, y tratan de aproximarse al periodismo de verdad buscando teorías de la conspiración. Algunas no son molestas, como las que dedican a la famosa Área 51, esos marcianos de cartón piedra. Otras son algo más incómodas, como la que utilizaron la noche del domingo para inaugurar su undécima temporada: ¿Fue asesinado Félix Rodríguez de la Fuente?

Félix Rodríguez de la Fuente murió en un accidente de avioneta en Alaska el 14 de marzo de 1980. Punto. Le mató el golpe, no la serie indefinida de poderes fácticos españoles que sugiere el programa sin una sola prueba: “Estaban hasta el gorro de él y se acabó la historieta”, “Empezaba a molestar demasiado”, “España debe conocer la verdad…”, “Hay gente que no sintió su muerte, que se alegró”… Un espacio lamentable en el que el presentador dice, entre otras muchas sandeces, que “Félix es un extraterrestre, un terrestre extra”, que adivinó el descubrimiento de Internet o que fue “embajador del púlsar de la vida”. Buscan situaciones misteriosas, peculiares, intrigantes, en la vida y en la muerte de un hombre que creía en la ciencia sobre todas las cosas. Un médico, un naturalista, que se hubiera burlado de las teorías sobrenaturales y las hipótesis conspirativas de esta panda de freaks.

Cuentan que cerca de donde vivió Félix de niño hay una laguna “que irradiaba poder”, donde se bañaban brujas. En el nabo del misterio deberían dedicarse precisamente a eso, a los nabos y a los misterios. Que si videos de niños fantasmas, que si Chucky realmente existió, que si el triángulo de las Bermudas, que si Elvis vive en la parte trasera de una gasolinera de Las Vegas… Usted ya me entiende. Y deberían dejar descansar en paz a quien se dedicó a, simplemente, hacer gran televisión. Porque “El hombre y la tierra” era exactamente lo contrario que “Cuarto Milenio”.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Los afectos.

Autor: Rodrigo Hasbún.

Editorial: Random House.

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El escritor de Cochabamba Rodrigo Hasbún cuenta en este libro la decadencia de una familia de alemanes que busca refugio en Bolivia tras la Segunda Guerra Mundial. Hans Ertl, el padre, es un explorador que se propone buscar unas ruinas incas sumergidas en la selva. Su mujer y sus tres hijas soportan sus obsesiones y sus ausencias, y en ocasiones comparten sus viajes y sus decepciones. Pero no es ésta una novela de aventuras. O tal vez sí, puesto que en las apenas 140 páginas en las que se narra esta historia se suceden los giros, los personajes y los infortunios.

Monika, la hija mayor, hereda el espíritu emprendedor del padre y se lanza a la conquista del mundo. O al menos a luchar contra las injusticias que en él tienen lugar. Son los años 60 en un continente en ebullición, con grandes terratenientes y una descomunal pobreza. Militares y grupos armados andan a la greña. Son tiempos convulsos que exigen tomar partido. Hasbún lo hace, y elige el de la literatura rica y compleja que mezcla poesía e historia, personajes exuberantes en plena crisis e idealistas en busca de tesoros. Una novela original en su planteamiento, brillante en su desarrollo e imponente en su recta final.

 

Racismo periodístico

“Es fácil separar a un primo de su dinero”. Phineas Taylor Barnum, empresario y artista circense norteamericano.

Dice Iker Jiménez, el hombre que dirige y presenta “Cuarto Milenio” (Cuatro), que ha “sentido la marginación” y ha sufrido “el racismo periodístico”. Y lo dice en la presentación de “Cuarto Milenio: la exposición”, es decir, en la exhibición pública de algunos de los objetos y personajes que han protagonizado el exitoso programa de televisión. Ya sabe, lo normal: una réplica de la casa de las caras de Bélmez, el fantasma de Raimundita, Nosferatu, el Yeti, el Hombre Elefante, el Diablo Pazuzu… Por solo 12 euros, una auténtica ganga, usted podrá contemplar 500 piezas escalofriantes (ver foto). Y a la salida puede comprar merchandising, ¡los auténticos productos oficiales de la nave del misterio! Captura de pantalla 2015-04-14 a la(s) 18.29.39

Así las cosas, en plena cumbre de la charlatanería mediática, con programa consolidado en la tele y medicine show itinerante, ¿Qué puede enojar al bueno de Iker Jiménez hasta el punto de denunciar “marginación” y “racismo periodístico”? Primero analicemos las palabras del gran comunicador: “Mi vida ha sido una lucha. Puedes decir que ahora que si éxito en la radio, puedes verte en la tele, pero todos los que estamos en el gremio lo sabemos. Puedes estar aquí (arriba), luego aquí (abajo)… Es el camino lo que me importa. Por tanto, esa incomprensión yo la he vivido. Yo he sentido la marginación. La gente habla del racismo, yo he sentido el racismo periodístico. También he sentido las miradas de insuficiencia. Hay mucha gente que no va a creer lo que hacemos, lo que representamos, ojo. Por eso, esa reticencia va a estar. Aunque curiosamente yo lo que me encuentro en la calle es el afecto, a favor. La incomprensión ha ido gradualmente descendiendo bastante, aunque siempre habrá ultras que lo que yo planteo no quieran ni soñarlo que se plantee. Soy un duro enemigo para ellos. Yo resumiría que mi vida hasta aquí para llegar a contar esto ha sido una lucha, pero qué lucha tan hermosa. No conozco otra lucha tan hermosa. La incomprensión siempre tiene que estar para que tú mejores. Yo me he equivocado a veces, pero lo que nunca he hecho es mentir, engañar a mi público”.

Miradas de insuficiencia. Incomprensión. Y racismo periodístico, ahí es nada. Periodistas aburridos, de los que contrastan las informaciones, recorren encapuchados los cementerios, las catacumbas y las actuaciones de bandas siniestras. Llevan antorchas y sogas en las manos. Buscan a periodistas incomprendidos, de esos que aseguran que el SIDA fue creado en un laboratorio, que creen que media cáscara de coco puede ser el cráneo del Yeti o ven en las caras de Bélmez un misterio indescifrable que debe ser estudiado en el siglo XXI. Periodistas que no conocen otra lucha tan hermosa.

El problema de Iker Jiménez es el problema de muchos de los grandes triunfadores de la televisión comercial. Y es que una vez que se han forrado, quieren también prestigio. Puede parecer lógico: una vez que ya tienes la pasta, solo te falta el reconocimiento. Lo malo, la gran putada, es que te has hecho rico haciendo “Gran Hermano”, “La Voz”, “Sálvame”… o “Cuarto Milenio”. En estos casos deberían asumir que el prestigio es cosa de otros mundos, de brujería, del lado oscuro y los fantasmas. Del más allá, para que usted me entienda.

P.D.

El hundimiento

Tranquilo, querido lector, no se deje engañar por el título. No voy a hablar del recorte de 10.000 millones en sanidad y educación que anuncia Rajoy. Antena 3 estrenó el pasado domingo, seguramente por aquello de que quien da primero da dos veces, la serie “Titanic”, escrita por Julian Fellowes, creador de Downton Abbey. Unieron los cuatro capítulos de la misma, le añadieron publicidad y los emitieron la misma noche. El resultado fue una interminable agonía que consiguió que el telespectador con la tensión arterial correcta deseara con todas sus fuerzas el hundimiento inmediato del barco, y la muerte de protagonistas, guionistas, director y hasta de los programadores de Antena 3. Incluso el especial que le dedicó al tema “Cuarto Milenio” (Cuatro), con su propia teoría de la conspiración (“las premoniciones rodean el hundimiento del buque”), resultó más entretenido, por surrealista y chusco.

El próximo día 15 se cumplen cien años del siniestro, que se saldó con la muerte de 1.517 personas y con el “insumergible” RMS Titanic descansando a 4.000 metros de profundidad. El peor desastre marítimo de la historia en tiempos de paz. Un tema fascinante, por la grandiosidad del proyecto y la épica de la tragedia, que ha inspirado cientos de libros, una docena de películas y numerosos documentales. Lógico que los medios de comunicación, tan amigos de celebrar aniversarios, le dediquen tiempo y espacio.

Iker Jiménez habló en su programa especial “Supercherías Titanic” de “sorprendentes profecías, supuestas conspiraciones que hablan de un posible atentado contra el barco, paralelismos increíbles con el Costa Concordia o leyendas como la existencia de una momia en las bodegas del transatlántico”. Tontás, que dirían los de Muchachada Nui.

Se repondrá en televisión el “Titanic” de Cameron y DiCaprio, y en cines, 20th Century Fox ha estrenado una versión remasterizada en 3D. Minucias. Si a usted de verdad le interesa la historia de este colosal transatlántico debe hacer dos cosas. Primero, comprar la revista National Geographic del mes de abril, con la portada, un excelente reportaje y un desplegable dedicados al barco siniestrado. Segundo, seguir la programación especial que ha diseñado  National Geographic Chanel, el canal de televisión de la sociedad geográfica. A partir de mañana miércoles, y hasta el próximo domingo, emiten cada noche un documental sobre el Titanic presentados por el cineasta James Cameron y el oceanógrafo Robert Ballard: “James Cameron vuelve al Titanic” (Miércoles 11, 22.35 horas), “Salvar al Titanic” (Jueves 12, 22.35 horas) y “Titanic: Caso Cerrado” (Viernes 13, 22.35 horas).

Un auténtico espectáculo

P.D.

Sobre el recorte del Gobierno en sanidad y educación, solo un tweet leído ayer: EL GOBIERNO DECLARA LA GUERRA AL PUEBLO.

¡Vaya timo!

“La superstición, la pseudociencia y la anticiencia no son basura que pueda ser reciclada: se trata de virus intelectuales que pueden atacar a cualquiera hasta el extremo de hacer enfermar toda una cultura”. Mario Bunge.

En 1996 se aprobó en España un real decreto que prohibía los llamados “productos milagro”. No se refería al gobierno de un Rajoy que ha prometido sacarnos de la crisis y acabar con el paro, sino a otro tipo de timos: la parafernalia diseñada para estafar al consumidor con objetos de propiedades beneficiosas indemostrables: pulseras del equilibrio, collares antiestres, cremas adelgazantes…Por entre 30 y 42 euros puede comprar una pulsera Power Balance que, según los fabricantes, aumenta la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio del portador. El príncipe Felipe, Pablo Motos, Belén Esteban, Leire Pajín, Sara Carbonero o, cómo no, Iker Jiménez, son algunos de los ilustres panolis que se han calzado el cacho de plástico con propiedades mágicas.

Pardillos. En Estados Unidos Power Balance ha sido denunciada por publicidad engañosa, y deberá pagar 42 millones de euros a los consumidores que les denunciaron. En España, como de costumbre, no hemos estado a la altura, y después de habernos vendido más de 300.000 pulseras les hemos sancionado con unos ridículos 15.000 euros.

La televisión no podía quedar al margen de estos  esperpentos a medio camino entre la magia, la seudociencia y la simple estafa. Ahí tienen al gran Iker Jiménez, con su pulserita en la muñeca y su programa en Cuatro. “Cuarto milenio” es un clásico de la telebasura, con sus hombres del saco, sus sábanas santas, sus psicofonías, sus apocalipsis, sus alienígenas y demás tontás.

La última de estas memeces audiovisuales es “Más allá de la vida” (Telecinco), un programa de espiritismo presentado por, vaya por dios, Jordi González, el mismo de “La Noria”. Invitados famosetes acuden al esperpento, imagino que cobrando jugosas cantidades, para recibir mensajes de familiares y amigos fallecidos. Como el e mail, pero de ultratumba. Y con una médium británica que está haciendo el agosto con el tercer mundo televisivo: su programa “Depois da vida” (TVI) arrasa en Portugal.

Para librarnos de toda esta mierda de la superstición y la pseudociencia recomiendo, como para casi todos los males, leer. Editorial Laetoli tiene una colección que se llama, sin demasiada sutileza, “¡Vaya timo!”. Está dedicada a temas como la inmortalidad, el creacionismo, la sábana santa, el tarot, la religión o la homeopatía. Les propongo el próximo título: la telebasura.

Un motivo para NO ver la televisión

Martin Dressler

Autor: Steven Millhauser.

Editorial: Libros del Asteroide.

Florentino Pérez y el Pocero son dos aficionados, dos juntaladrillos, si los comparamos con el gran Martin Dressler, hijo de un humilde neoyorkino vendedor de tabaco llamado Otto Dressler. Martin es un hombre hecho a sí mismo que, partiendo de unas modestas modificaciones en el negocio familiar, comienza a crecer. Botones de hotel, recepcionista, secretario del director… Antes de cumplir los treinta ya es dueño de una cadena de restaurantes. Después será propietario de una cadena de hoteles. Ha nacido un visionario de los negocios, una leyenda de la construcción, un soñador urbano. Poseído por la pasión por los negocios, tiene una ambición sin límites: es el representante perfecto del sueño Americano. Un visionario.

Este libro habla de la creación de ese imperio, y de la relación del protagonista con el trío Vernon, una madre y dos hijas que se convierten en compañeras inseparables de Martin. Un viaje a través del éxito, y la soledad, que culmina con la creación del Grand Cosmo, un proyecto faraónico con doce niveles subterráneos, un sótano y treinta pisos, que abre sus puertas el 5 de septiembre de 1905. Es la obra cumbre de un Dressler que acaba de cumplir los 33 y parece un viejo. “Un nuevo concepto de vida: cultura, comercio y confort”, rezaba la publicidad de esta ciudad dentro de la ciudad. La fascinante mezcla entre lo material y lo espiritual, entre el poder y el amor, entre el deseo eterno y la insatisfacción permanente. Impresionante retrato de la soledad del triunfador.