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El manifiesto redneck rojo

Un motivo para NO ver la televisión.

El manifiesto redneck rojo

Autores: Trae Crowder, Corey Ryan Forrester y Drew Morgan.

Editorial: Dirty Works.

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Es muy posible que usted sea uno de esos ciudadanos que no acaba de comprender todo lo sucedido en Estados Unidos con Donald Trump. Que se haya visto superado por su estupidez, su soberbia, su pelo panocha, su fata de escrúpulos a la hora de mentir, su desprecio por la democracia, su absoluta falta de talento, su apariencia de grotesca caricatura. Seguramente usted se ha preguntando si se puede ser más necio, más gañán y más impresentable no ya como presidente, o como político, sino simplemente como ejemplar de la raza humana.

Insisto. Si usted se ha visto superado por el personaje de Trump, si no entiende cómo pudo ser elegido democráticamente presidente en el país de la democracia, si no termina de creerse que alguien tan zoquete haya podido convertirse en el tipo más poderoso de la tierra… lea “El manifiesto redneck rojo”. Se divertirá como pocas veces en su vida. Y de paso, comprenderá de golpe y porrazo, que existe una parte del pueblo norteamericano que vive al margen de la civilización.

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“Soltémoslo ya, sin cortapisas: los abueletes pueden ser racistas. Bueno, en realidad cualquiera puede serlo. Pero es que ellos a veces pueden ser la hostia de racistas. Y, ya lo sabemos, podríais decirnos: “Bueno, el racismo no tiene edad”, y tendríais toda la razón. Sin embargo, a nadie se le da tan bien el racismo como a un buen vejete sureño que peina canas”.

Escrito por tres cómicos especializados en monólogos televisivos, “El manifiesto redneck rojo” es la versión en papel de sus desvaríos audiovisuales. Realmente tronchantes. Pero también desmoralizantes. Y en ocasiones hasta enternecedores. En estas páginas están todos los tópicos sobre los paletos sureños, detallados con la precisión que se exige a un buen cazador de ardillas y con el talante desmesurado del bebedor de matarratas con aspecto de whisky casero. Y, evidentemente, con un humor tan sangrante como las encías del inquilino de una caravana de sexta mano.

“Contamos con la mejor comida, la mejor música, las mujeres más bonitas y el mejor clima de este país y, aún así, tenemos que lidiar con la fama, en buena parte merecida, de paletos borrachos, intolerantes y de gatillo fácil”.

Todos los estereotipos del Sur profundo reunidos en una obra tan original como ingeniosa, que se disfruta desde la primera a la última página entre carcajadas. Algo que se agradece dentro de la colección Dirty, una sorpresa que destaca por su color rojo entre todas las portadas negras como una caperuza del KKK en una noche pantanosa de luna llena. Desengrasante de calidad.