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Lo veo muy negro

TVE ha cancelado “¿Cómo lo ves?”, el programa que presentaba Carlos Herrera. Solo se han emitido seis entregas por razones absolutamente obvias: no alcanzaba la audiencia esperada y recibía unas críticas demoledoras. ¿Quién pudiera imaginar este fracaso? Nadie, después del éxito obtenido por Bertín Osborne.

Osborne y Herrera representan y defienden los principios fundamentales de la España de bien. Esa España con una honradez y una formalidad, amiga de las tradiciones y la religión, de la buena mesa y los buenos vinos, de las mujeres hermosas y los caballos andaluces, de los trajes elegantes y las monterías, de la feria de Abril y los buenos puyazos (usted ya me entiende). Esa España que tiene clase y orden, que huele a machote y chulito, que sabe a jamoncito bien cortado y puro de cien pavos. Esa España nuestra donde se vive como en ningún sitio.

¿Alguien dijo caspa? Envidioso…

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Un motivo para NO ver la televisión

Los gansos de las nieves

Autor: William Fiennes.

Editorial: Errata Naturae.

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Subtitulado “Mi viaje migratorio al gran norte”, este maravilloso libro de viajes y pájaros narra la aventura del británico William Fiennes siguiendo por Estados Unidos la migración de los gansos de las nieves. Fiennes abandona la comodidad de su castillo en Broughton para superar definitivamente una larga enfermedad y encontrar respuesta a una existencia sin sentido. Todo comienza con la lectura de un libro infantil: “La gansa blanca”, de Paul Gallico. Un libro que le acompaña desde Texas, donde los gansos pasan el invierno, hasta el Círculo Polar Ártico, donde se reproducen.

“Tendemos a volver a casa. Las aves migratorias no viajan por placer. Se desplazan entre las zonas de invernada y las de cría porque el eje de la Tierra no es perpendicular al plano de su órbita alrededor del sol. Migran en respuesta a la inclinación y a las estaciones y a los suministros variables de comida que existen a causa de ellas. En cualquier especie, un individuo que permanece dentro de un entorno familiar tiene más posibilidades de encontrar agua y alimento, de eludir a los depredadores y la congelación, que otro que se aventure en territorio desconocido. Puede que la añoranza haya evolucionado como una manera de decirle al simio que vuelva a casa”.

“Los gansos de las nieves” es un libro de viajes escrito por un hombre que sabe mirar, que consigue ver, que se relaciona con gente interesante, y que presta atención a los detalles. Y también un ameno manual de ornitología, sobre todo en lo referido a los grandes viajes migratorios. Pero es mucho más que todo esto, puesto que cuando has terminado su lectura, con una sonrisa de satisfacción en los labios, te das cuanta de que sabes cosas que jamás imaginaste sobre trenes, auroras boreales, leyendas vikingas y hasta de deportes como el Curling o profesiones como los bañadores de chocolate. Fiennes escribe de maravilla, con esa sencillez abrumadora del que se recrea en lo que ve y no en contarlo de manera deslumbrante. Es un narrador hábil, eficaz y brillante. No sobra un solo adjetivo, una sola descripción. Cada párrafo es necesario, y se convierte en un placer. Un título que no debería faltar en ninguna buena biblioteca pajarera y/o viajera.

“Me dijo que la radio de la camioneta se había quedado atascada en la cadena de country y western y que más me valía apagarla y escuchar a los pájaros. Las temperaturas habían superado ya los cero grados y las tormentas de nieve eran historia. Había barnaclas canadienses en las charcas derretidas de la tundra cercanas al aeropuerto y las primeras gaviotas argénteas habían llegado del sur. Deje a Ruth en la terminal y conduje solo por la carretera que llevaba a Goose Creek”.