You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: Clint Eastwood


El francotirador

Hacía mucho tiempo que no salía cabreado de un cine. Lo ha conseguido un hombre, Clint Eastwood, al que admiro tanto por sus películas como actor y director, como por su pasión por el jazz y el blues. “El francotirador” me parece una estafa, una cinta de 132 minutos que te señala el camino, te sugiere la verdadera historia, en el minuto 120, y te deja con las ganas. Me explico: la película cuenta la historia del más letal de los francotiradores estadounidenses, responsable de la muerte de 160 personas en la guerra de Irak. ¿Personas? En la película todos los iraquíes son “salvajes”, los “malos”. Bien, pues durante dos horas Eastwood cuenta la vida del tal Chris Kyle, un especialista de los SEAL que donde pone el ojo pone la bala. La leyenda. Un héroe que mata niños y mujeres por defender su país. Pero también un tipo atormentado que cada vez que viaja al otro lado del mundo para matar “salvajes” deja en Estados Unidos mujer e hijos. Durante dos horas la cosa consiste en disparar, matar, evitar las bombas y los disparos de los traicioneros enemigos, mostrarse solidario con sus compañeros de batalla y afianzarse como líder del país que defiende el mundo civilizado, el auténtico órden mundial.

El francotirador es un patriota. No me importa en absoluto: he disfrutados toda mi vida de patriotas USA, protagonistas de algunas de mis películas favoritas, tanto bélicas como western. Me importa que la cosa quede ahí, en el patriotismo descarado, exagerado y timorato, y no profundice ya no en asuntos fundamentales como la conciencia, la culpa o la injusticia, sino en un tema muy interesante que se limita a sugerir: los desastres mentales que produce la guerra en los veteranos, y cómo éstos son abandonados por el Gobierno que les ha enviado a la batalla. Cuando Chris Kyle regresa de su cuarta y última misión, la más dura, es un guiñapo. Ahí es donde debería comenzar la película, el tipo duro destrozado por lo que ha visto, por lo que ha hecho, incapaz de reincorporarse a la sociedad, a la familia, a la vida. Y ahí es donde Eastwood soluciona el tema en dos minutos, a fin de cuentas se trata de un héroe tejano capaz de rehacerse a sí mismo, y da por terminada la película con un catálogo de banderas cubiertas de barras y estrellas.

Cinco estrellas del New York Post, “obra maestra” para el crítico de El Cultural, “valiente Eastwood”, asegura ABC… No les crea. Es una de esas películas realizada a la medida de aquellos norteamericanos que quieren limpiar sus conciencias, justificar sus tropelías en Irak, sin un solo detalle de humanidad con un pueblo masacrado. La historia de un soldado que mató mucho, pero lo hizo en nombre de la libertad. De su libertad. Y a los demás que les jodan.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Golowin.

Autor: Jakob Wassermann.

Editorial: Navona.

golowin

“Golowin” es una una novela breve e intensa que debería ser mucho más conocida. Escrita a comienzos del siglo XX por el alemán de origen judío Jakob Wassermann, considerado por Thoman Mann “la estrella mundial de la novela”, ha sido editada ahora dentro de una nueva colección de Navona dedicada a “joyas desconocidas”: “Cuatro títulos al año, uno para cada estación, sofisticados e… “ineludibles”. Todos en tapa dura forrada en tela y en colores diferentes”. Una edición en verdad primorosa, y a un precio ajustado: 12 euros.

“Golowin” nos lleva a los tiempos de la revolución rusa. María es una aristócrata que se ve obligada a huir con sus cuatro hijos. Un penoso peregrinar en busca del marido, desafiando tanto a los prejuicios de la época como al odio a los terratenientes. En medio de esa triste escapada, en la que se cruzan con algunos personajes memorables, aparece Golowin, un pirata revolucionario con inquietudes filosófica. La alta sociedad y el bucanero frente a frente, en una buhardilla, entablando una conversación memorable capaz de cambiar las vidas de ambos.

Un libro espectacular, por la fuerza de la narración y por la capacidad para condensar gran literatura: no es sencillo reunir en apenas 118 páginas emociones tan complejas, tan inolvidables, tan bellas.