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El consejero

La entrevista de Pepa Bueno a Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, en el programa de la Cadena SER “Hoy por hoy” fue absolutamente memorable. Por un lado a nivel periodístico: el temple, la sensatez, la firmeza y la discreción de la presentadora resultan encomiables, sobre todo en estos tiempos de entrevistadores-estrellas y grandilocuentes opinadores. Bueno consigue información valiosa, no solo titulares, en un ejercicio de periodismo prudente, impecable, implacable. Por otro lado, gracias a esa charla los oyentes pudieron saber que la sanidad madrileña está en manos de auténticos enfermos. Yo llegué a la política comido”, dijo Rodríguez en un burdo intento por justificar su apego al cargo, su negativa a dimitir. “Soy médico y afortunadamente tengo la vida resuelta”, sentenció.

I PREMIO NACIONAL DE DERECHO SANITARIO

Comido. Así dice que llegó a la política Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Pero de eso hace ya mucho tiempo, concretamente 31 años: En 1983 ya era  concejal del PP en Las Rozas. Fue incluso consejero de Telemadrid, entre 1995 y 2001. Hoy, con la tripa bien llena, se convierte en todo un ejemplo de político soberbio, irresponsable y mezquino, capaz de lo peor: acusar a Teresa Romero, la auxiliar voluntaria contagiada de ébola, de mentir, de “no advertir a su médico de atención primaria que había tratado a enfermos de ébola”. “Pero eso lo pongo yo de mi cosecha, no lo podemos demostrar”, dice.

Cuando escribo este post el diario El Mundo titula en portada: “Teresa Romero está intubada”. En rueda de prensa, la portavoz del Sindicato de Técnicos de Enfermería habla de “fallo multiorgánico”. El País titula en portada: “La enferma de ébola empeora tras un fallo respiratorio importante”.

Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, es un impresentable. Y un irresponsable: “Para aprender a ponerse y quitarse un traje (de aislamiento) no hace falta hacer un master”, dijo en Telecinco. Y un miserable: “Tan mal no debía estar para ir a la peluquería”, aseguró en Onda Cero. Su gestión de la crisis ha sido lamentable, y su discurso, sus acusaciones a la auxiliar enferma, sus excusas para no dimitir, intolerables.

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Sin cambiar de emisora, sin abandonar “Hoy por hoy”, el oyente recibe nuevas claves para entender el despropósito en que se ha convertido este país: “Si fuera por el gobierno de España todavía estoy ahí abajo”, dijo Cecilio López, el hombre que ha permanecido doce días en una cueva peruana. Abandonado a su suerte. Así se sintió el espeleólogo caído, así se pueden sentir los ciudadanos de un país sin autoridad, sin dirección, sin gobierno. Por eso estamos donde estamos. Ahí abajo.

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Un motivo para NO ver la televisión

Mark Olson.

Cd: Good Bye Lizelle.

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El que fuera líder, junto a Gary Louris, de los inolvidables Jayhawks, regresa con un disco memorable que se aproxima a los mejores trabajos de la banda de Minnesota. Olson ofrece un sonido campestre, en ocasiones minimalista, que engancha desde la sencillez de unas melodías impecables. Es un tipo sensible, este Olson, que adora la vida simple, el campo y las amistades duraderas.

La grave enfermedad de Victoria Williams, la mujer de Olson, aquejada de esclerosis múltiple, obligó al cantante y compositor a abandonar las giras y la promoción. La parte positiva de una situación en muchas ocasiones dramáticas es que el obligado retiro, en su casa-estudio del desierto de Joshua Tree, haya inspirado canciones tan maravillosas como las once que forman este disco.

“Good Bye Lizelle” es el mejor álbum de música americana del mes para la revista MOJO. Rolling Stone USA le concede cuatro estrellas. Y la radio inglesa habla de “una cascada de vida, un torrente de luz”.  Todos tienen razón. Este disco es un soplo de aire fresco que recupera al Olson más inspirado, más melódico, más optimista y atrevido.

Dictaduras buenas

El pasado sábado en La Sexta el director adjunto de El Mundo, Eduardo Inda, repetía uno de los mantras que le han situado en la cumbre del escalafón populista: “Podemos cobra dinero sucio de Venezuela”. Una frase escuchada una y mil veces que en esta ocasión sonó especialmente obscena, puesto que solo un par de días antes su periódico, El Mundo, había publicado un especial de 32 páginas sobre Guinea Ecuatorial. ¿Dinero sucio? No más que el conseguido con las mentiras del 11-M, para que usted me entienda.

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Resulta que no todas las dictaduras son iguales. Las que te contratan un suplemento de 32 páginas son, evidentemente, mucho mejores que aquellas que no lo hacen. La Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang tiene, según el especial de El Mundo, “grandes posibilidades como centro de inversión”, y “busca reanudar y profundizar sus lazos con España”. Por otro lado, según el director adjunto de ese diario, Eduardo Inda, la Venezuela de Maduro “asesina a la gente, tortura a los estudiantes y censura a los periodistas”.

Periodismo hipócrita que no vale el precio del papel, que pide a gritos que los lectores abandonen los grandes medios, que exige nuevas formas de entender la información. Hemos hablado de El Mundo, hablemos de El País. Un diario que no me ofrece lo que quiero saber, las razones por las que la cadena SER prescinde del excelente programa “Carne Cruda”, y me satura con publireportajes sobre espacios de la misma emisora que no me importan un pimiento: “El sexo calienta las ondas. “Contigo dentro”, una aventura erótica sin tapujos en la Cadena SER”.

P.D.

Según los datos de junio de OJD, El Mundo ha perdido el 16,9% de sus lectores respecto al mismo mes de 2013. El País, un 6%. En los seis primeros meses de este año Unidad Editorial, propietaria de El Mundo, ha sumado unos números rojos de 16,6 millones de euros.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Mal encuentro a la luz de la luna

Autor: W. Stanley Moss.

Editorial: Acantilado.

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El subtítulo de este libro explica a la perfección su contenido: “El secuestro del general Kreipe en Creta durante la Segunda Guerra Mundial”. Kreipe era un militar nazi, y el autor, Stanley Moss, oficial británico del Servicio de Operaciones Especiales. Moss tiene un compañero muy especial: Patrick Leigh Fermor, escritor, historiador, militar y, sobre todas las cosas, incansable viajero de insaciable curiosidad del que hemos hablado alguna vez en este blog. Juntos lideran un grupo de miembros de la resistencia que se propone dar un golpe de efecto espectacular al ejército nazi en la isla de Creta.

Narrado sin dramatismo y sin rencores, en ocasiones con gran sentido del humor, “Mal encuentro a la luz de la luna” es un espléndido libro de aventuras. Moss cuenta los preparativos, las largas caminatas nocturnas, las penurias de sus hombres escapando por las montañas, refugiándose en cuevas, confiando en la población local… Detalles sobre sus compañeros de asalto y escapada, sobre los cretenses, sobre un episodio especialmente emocionante de la Segunda Guerra Mundial. Y de regalo, un prólogo y epílogo de Iain Moncreiffe y un post scriptum del mismísimo Patrick Leigh Fermor.

Loser

Escucho en la cadena SER una cuña publicitaria de los 40 Principales: “No seas tu padre… (música ratonera)… no seas un loser… (más música ratonera)”. Quedo en estado de shock. Me prometo no escuchar jamás esa emisora, lo cual no tiene demasiado mérito puesto que nunca la escucho. Pero sigo en la SER, donde un economista depredador llamado David Taguas, ex director de la Oficina Económica de Zapatero, ofrece un máster en soberbia y manipulación. Impresentable. Minutos después hablan de la difícil situación que vive Venezuela, tema complejo para el que invitan a un especialista: el cantante Carlos Baute. Sus reflexiones están a la altura de su música: “Lo que pasa en Venezuela lo vivo entre la tristeza y la desesperación”. Suena música de baile…

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Pero lo peor no es ese soniquete. Lo peor es que en los informativos con los que he decidido informarme no incluyen la noticia del día: “El senador Granados tenía en Suiza 1,5 millones”. ¿Influye en este despiste que se trata de una exclusiva que El Mundo, diario de la competencia, publica en portada? En las noticias de las seis de la tarde siguen sin hacer una sola referencia al caso, pese a que ya se saben más cosas: “Granados admite que tuvo una cuenta en Suiza entre 1996 y 2.000, cuando ya se dedicaba a la política”.

No seas un loser, dicen en los 40. Y yo pienso en Francisco Granados, el tipo del pelito engominado y la sonrisa de hurón, como loser entre los losers.

El periodista Jesús Cintona emite en su tertulia matinal en Cuatro unas imágenes demoledoras: Granados, el número tres del PP madrileño, el ex ojito derecho de Esperanza Aguirre, consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, niega en imágenes de archivo del propio programa la acusación: “No tengo ni un duro en Suiza”.

¿Se puede ser más loser? Granados, ex alcalde de Valdemoro, hace esta declaración a “Las mañanas de Cuatro” (Cuatro). Y es que el político del Partido Popular es muy aficionado a dar doctrina en los debates televisivos: es habitual en espacios como “Las mañanas de Cuatro”,  “laSexta Noche”, “El Cascabel” y “La marimorena” (13tv), “El gato al agua” (Intereconomía), “El Gran Debate” (Telecinco)

¿Recuerda el post de ayer? Chusma.

No se pierda al senador que ahorra en Suiza hablar de “sabandijas”, de “delincuentes”, de “filoterroristas”, de “señores que debería estar en la cárcel” y hasta de “tiros en la nuca”

El campo de batalla

Las redes sociales, que son quienes ahora deciden cuándo un programa de televisión es cool, ardían tras la entrevista de Ana Pastor a Esperanza Aguirre. Se hablaba de agresividad, de pelea, de disputa… ¡Zafarrancho en la pantalla¡ “Hubo más tensión que en la conferencia política del PSOE”, reconoció al día siguiente García Ferreras en “Al rojo vivo” (La Sexta). El periodismo entendido como enfrentamiento, como espectáculo circense, como pulso gitano. La normalidad no vende: de la misma manera que en “Sálvame” (Telecinco) aprietan las clavijas a invitados y periodistillas para que discutan y se insulten, la salsa de las audiencias, ya no se entiende una entrevista política sin zarpazos. Sin agresividad. El club de la lucha: los medios de comunicación convertidos en campos de batalla… virtual. Cuando se apagan las cámaras, abrazos, besos y hasta la próxima: todos estamos en el mismo barco. Y el espectáculo debe continuar.

Por eso cada día agradezco más el trabajo de Pepa Bueno en la Cadena SER. Grandes entrevistas diarias desde la templanza, la seriedad y el rigor. Periodismo reflexivo, respetuoso y creíble, sin fuegos artificiales, sin pantomimas, sin contrincantes. Bueno demuestra cada mañana que el periodismo de calidad no tiene por qué ser estridente, y que se puede hacer una excelente entrevista sin postularse como enemigo del entrevistado. Y es que puede ser educado sin ser manso, sarcástico sin resultar irritante, contundente sin parecer grosero. La búsqueda de la información, y de la verdad, no debe tener lugar en un cuadrilátero.

El plató de las tertulias de televisión poco tiene que envidiar a la pista de los mejores días del Price. “Yo no te llamo vocero a tí, ¡cojones!”, le dijo ayer mismo el Francisco Marhuenda más viril que recuerdo a Jesús Maraña después de que el director de Info-Libre dudase de la independencia del responsable de La Razón (diario con 31páginas de publicidad institucional en su suplemento conmemorativo de los 15 años de vida).

Periodismo destemplado y tabernario que dificulta la reflexión. Justo lo que menos necesitamos en estos momentos de confusión, de sumisión, de consternación y desconcierto. Por eso escuchar cada mañana a Pepa Bueno es una bendición.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Mark Growden & The New Orleans Heavies

Cd: In Velvet.

El tifón que acaba de asolar Filipinas me ha recordado el Katrina y su efecto devastador sobre Nueva Orleans, una de esas ciudades que huele a música. Y pensando en la ciudad de Louis Armstrong y de Tennesse Williams, me ha venido a la cabeza este formidable disco, un homenaje a los garitos de Bourbon Street, a los grupos de ragtime, a los músicos que inundan de jazz las orillas del Mississippi.

Mark Growden es un multi instrumentista que canta, y los New Orleans Heavies una banda formada por ocho músicos brillantes que recorren en estas aterciopeladas canciones una región donde la música reina. Arreglos exquisitos, voces templadas, muchos metales y la suave cadencia del jazz, el blues, el góspel y el soul de Nueva Orleans en este “In Velvet”, un disco con mucha clase.