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Educación

La entrevista a Buenafuente que, firmada por Juan Cruz, publicó ayer El País me gustó mucho, muchísimo. Me gustó prácticamente lo mismo que la entrevista que Buenafuente realizó a Juan Cruz en su programa de La Sexta, hace aproximadamente un año. Da gusto cuando entrevistador y entrevistado tiene feeling, cosas que contar y talento para ese género periodístico tan interesante que es la entrevista. Le diré más: me podría estar media vida leyendo entrevistas de Cruz a Buenafuente, y la otra media viendo en televisión las entrevistas de Buenafuente a Cruz. Lamentablemente no me pasa lo mismo con el fútbol, terreno en el que cada vez soy menos neutral…

Los seguidores del Atlético de Madrid, acostumbrados al fútbol de calidad incluso antes de la llegada de Panadero Díaz o Arteche al equipo, hemos hecho un hueco en nuestros corazoncitos para el Barcelona. El toque exquisito, la presión inteligente, la clase, el señorío… Por si me quedaba alguna duda, el equipo que dirige Guardiola eligió el mejor lugar de Londres para celebrar su cuarta Liga de Campeones. ¿Un restaurante con toda una constelación de estrellas Michelín, de esos para nuevos ricos? No. ¿Una discoteca de moda? No. ¿Un palacio de la familia real británica cedido por Sir Alex Ferguson? Que no. He dicho el mejor lugar de Londres: ¡el Museo de Ciencias Naturales!

Todo en la vida es cuestión de educación. Mientras unos celebran sus victorias, cada vez más escasas y locales, en el Buddha, una disco ostentosa y hortera de la carretera de La Coruña, en Madrid, otros lo hacen en un maravilloso edificio victoriano, entre estatuas de Darwin, instrumental original de Humboldt y una de las colecciones científicas más importantes del mundo.

Todo es cuestión de educación, insisto. E insisto porque leo en las páginas 28 y 29 del suplemento sobre formación y empleo de El País del pasado domingo una pieza memorable, titulada “El clásico de la educación”, que resumen a la perfección dos formas de entender la formación de los futbolistas. Es decir, dos formas de entender el deporte. No le puedo dejar el texto enlazado, pero se lo resumo en sus dos destacados: “El Barça cuenta con un centro de enseñanza desde hace más de 30 años”, “La escuela del Madrid está subcontratada con un colegio privado”.

¡Visca el Barça!

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Un motivo para NO ver la televisión

Gil Scott Heron (1 de abril de 1949 / 27 de mayo de 2011)


Periodismo Talese

La noche del lunes Buenafuente (La Sexta) entrevistó a Gay Talese. Talese es un periodista norteamericano de 79 años, pionero del llamado Nuevo Periodismo, que por razones editoriales está de moda en España: acaba de publicar de golpe y porrazo tres libros. Si eres periodista y no conoces a Talese, no has leído a Talese, no hablas maravillas de Talese o no admiras el periodismo de Talese, eres un auténtico soplapollas. Hasta hace bien poco los libros de Talese ni se había editado en nuestro país, y sólo cuatro conocían la existencia del veterano Talese. Pero eso era antes. Actualmente Talese es la máxima expresión del periodismo, del reporterismo, de la crónica y de la literatura. Talese es super extra cool. Le diré algo más: muerto Kapuscinski, Talese es Dios.

Talese y Susan Sontag

En las redacciones de periódicos y televisiones se habla de periodismo de calidad como en los bancos se habla de honradez o solidaridad. Con una ligereza y una superficialidad insultantes. No olvidemos que los mismos medios que ensalzan a Talese, que alaban su metodología rigurosa, sus análisis certeros de la sociedad, su forma de trabajar pausada y concienzuda, son aquellos que suprimen corresponsales, arrinconan el reportaje como género, promocionan la entrevista-basura y apuestan por ahorrar costes.

Impecablemente vestido, sonriente y parlanchín, tremendamente anecdótico, Talese se mostró encantador con Buenafuente. Con un Buenafuente que le hizo una entrevista nefasta, por superficial, en la que repitió las mismas preguntas que le habían hecho a Talese en otros medios a lo largo de los últimos días. Poco periodismo: ni una alusión al momento que vive la profesión, a la actualidad política… “Con la de gente tan poco interesante que hay por el mundo, cuando pasa por aquí alguien como usted hay que aprovecharlo”, dijo Buenafuente a modo de despedida, inmediatamente después de haber desaprovechado la ocasión.

Leí “Retratos y encuentros”. Y en estos momentos estoy sumergido en las fascinantes historias mafiosas de “Honrarás a tu padre”. Me gusta Talese, su forma de contar las cosas, su minuciosidad a la hora de describir personajes y situaciones, su capacidad para otorgar a los detalles categoría dramática, la elegancia con que incorpora la información al texto…

Talese es tan buen periodista que en España posiblemente estaría en el paro. O dormitando en una corresponsalía. O en una redacción editando textos ajenos. Ningún medio financiaría su forma de trabajar. Con ese dinero podrían pagar a una docena de tertulianos, a seis viejas glorias de la columna, a tres o cuatro entrevistadoras decadentes, a un par de prolíficos pelotas…

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Un motivo para NO ver la televisión

Todos hablan de un Bob Dylan que acaba de cumplir 70 años, pero pocos le escuchan en sus casas, en sus coches o en sus Ipod. Su voz es nasal, su música obsesiva, sus canciones montaraces. Dylan no está cómodo en unos tiempos superficiales y digitales que no son los suyos. Dylan vagabundea sin rumbo por las calles: es una reliquia analógica, un raro trilobites con sombrero tejano, el superviviente de una época que interesa tanto como pueda interesar un anuncio de Levi´s. Dylan es más joven que Talese, pero juega en la misma liga: la de los grandes genios que fascinan más como mitos que como fuentes de placer o inspiración.

Dejemos de hablar de Talese y de Dylan. Escuchemos sus canciones, leamos sus libros, sigamos su ejemplo.

Estas son, hoy y para  mi,  las 5 mejores versiones de canciones de Dylan…

malamadre & Co

Durante la agobiante campaña promocional que TVE ha dedicado a la ceremonia de los Goya, su presentador, Andreu Buenafuente, advirtió de la necesidad de ir al servicio antes de que comenzase la retransmisión. Por aquello de la ausencia de publicidad en la televisión pública y el ritmo frenético previsto para la gala. Un consejo a tomar muy en serio, puesto que venía de uno de los accionistas de La Sexta, la cadena del buen cine nacional, el de Chuck Norris, Steven Seagal y Jackie Chan. El presidente de la Academia del Cine y los suyos parecían tenerlo todo calculado con precisión cinematográfica. Por tanto, una vez aliviada la vejiga y vaciado el vientre podía sentarme a disfrutar de la gran fiesta del cine español…

… si no hubiese sido por un pequeño detalle: el Atlético de Madrid y el Barcelona estaban jugando a esa misma hora. ¡Malditos peliculeros! No respetan nada. Menos mal que en TVE Carlos del Amor, ese periodista-protagonista de la información cultural, ya había advertido de que lo bueno estaba al final. Es decir, 160 minutos después del comienzo de una fiesta gremial que, al no ser mitómano, me interesa tanto como el congreso nacional de reumatología.

¿Se puede amar el cine y pasar de los Goya? Yo creo que sí. Disfruté mucho, muchísimo con “Celda 211”, pero no me interesa demasiado saber quién es el mejor director de producción o la mejor interprete femenina de reparto; me ruborizan los elogios, las palmaditas y las vanidades; y el glamour me produce sarpullidos.

“No somos tan importantes”, dijo Alex de la Iglesia, que prometió un discurso épico, en un momento hiperrealista del mismo. Y habló de ombligos, de que la gente del cine tiene posters de ombligos en sus casas. No son los únicos: los periodistas, sin ir más lejos, tenemos también ombligos grandes, muy grandes. Y con pelotillas. Los blogs, no sé si se ha dado cuenta, son ombligos digitales cargados de electricidad estática. Atraen más roña que si fueran analógicos. Volvamos al cine…

La noticia es que fue un gala digna, impecable en muchos aspectos (realización, guión, presentación), imagino que muy interesante para los ombligos, perdón, para los profesionales, de la industria cinematográfica. Pero también creo que fue una gala larga, interminable, para quien disfruta viendo cine pero no sabe los nombres de los actores, ignora las tripas del mercado y está cansado del ombliguismo rampante. ¿La sorpresa final? Almodovar. Tras mucho suplicar, Dios bajo a la tierra, se reconcilió con la Academia y asistió a los Goya para que el público se levantara de sus asientos y Alex de la Iglesia chupara algunos planos más.

En cualquier caso, parece que el cine español recupera la salud y se sobrepone a los malos tiempos. Buenas noticias. La culpa no era de la gente del cine, ni muchísimo menos. La crisis del cine era consecuencia de la debacle económica, y por tanto se debía, como muy bien ha comentado Rouco Varela (cardenal arzobispo con nombre de actor porno, por cierto), a “causas espirituales” y “ético morales”. Ya sé que lo normal sería no dar ninguna importancia a las palabras de un cardenal arzobispo, o por lo menos no más que a las de los líderes de otras sectas religiosas, pero la verdad es que tienen gracia. Me las imagino dentro de un guión de Azcona, o en una película de Berlanga. Humor surrealista. O en una entrevista a Bigas Luna. Él fue quién dijo que “hacer cine es jugar a ser Dios”. Es decir, a ser Almodovar.

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P.D. 1

Curry Valenzuela tiene problemas con el ordenador durante su programa. ¿Y cómo cree que lo soluciona? ¿Esperando al final y avisando a los informáticos, como haría todo el mundo? De ninguna manera. Tirando el portátil al suelo. Grandes males, grandes remedios. Supongo que influye en tan violenta decisión que el ordenador no es suyo, que es de todos los madrileños (Telemadrid es, aunque no se lo crean, una  televisión pública). Y todo en riguroso directo.

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P.D.2

Lo mejor del fin de semana, con mucha diferencia y sin ninguna promoción por parte de TVE, fue la emisión de “Nómadas del viento”. Una maravilla. Una película documental sobre las aves migratorias absolutamente recomendable. Al ser televisión pública en estado puro, es posible que hayan querido que pasase desapercibida…

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Un motivo para NO ver la televisión

Los amantes.

John Connolly.

Tusquets.

Charlie Parker ha perdido su licencia y trabaja en un bar de Portland. Podría ser el comienzo de una vida tranquila, pero el pasado siempre regresa para atormentarle, para meterle en líos, para rodearle de muertos. En este caso se trata de la memoria de su padre, un policía que en un momento de locura mató con su arma reglamentaria, y aparentemente sin motivo alguno, a una pareja de adolescentes. Horas después se suicidó pegándose un tiro en la boca en el garaje de su casa. Su hijo comienza a hacerse preguntas, a entrevistar a los camaradas de Will Parker, a mirar por el retrovisor.

Como de costumbre, la última novela de John Connolly juega con lo indescifrable. Seres que vienen del más allá, muertos que regresan a la vida, un maligno todopoderoso y quién sabe si eterno… “Los amantes” arranca con solvencia, y discurre de manera frenética gracias a la incorporación a la trama de un periodista que pretende convertirse en biógrafo de Parker. Otra gran historia policiaco-gótica del maestro Connolly. Las dudas surgen con el final, un tanto decepcionante no por no cerrarse (volverán los ángeles negros) sino por no estar a la altura emocional del resto de la trama.

Intercambio de talentos

Dan Coyle es un escritor norteamericano que recorre el planeta en busca de ingenio. Acaba de publicar un libro, “Las claves del talento” (Zenith), en el que cuenta cosas muy interesantes que ha aprendido durante ese viaje, como por ejemplo que la inteligencia no es un don innato o de origen genético. El talento hay que trabajarlo. “Práctica y repetición”, asegura. Una vez conseguido, el talento  se parece a la energía: no se destruye, sólo se transforma. Y entonces va de un lado para otro con la agilidad de una comadreja. Seguramente por eso anoche la televisión echaba chispas al sufrir un sunami de neuronas: el intercambio de papeles, energías y genialidades entre Buenafuente y Wyoming.

Andreu presentó “El intermedio” y Wyoming presentó “Buenafuente”. Y el invento funcionó. Sin apenas chirridos, de una forma absolutamente natural, con equipos perfectamente engrasados que simplemente intercambiaron piezas maestras. Y detalles, como los chistes de Falete. Las teorías de Coyle son ciertas. El talento es lo que cuenta, y dónde, cómo y cuando tenga que desarrollarse es anecdótico.

“Ya conocen a Wyoming… ahora conocerán a un tipo divertido”. Así arrancó Buenafuente. Parecía feliz el de Reús. Motivos no le faltaban: por un día iba a terminar de trabajar a una hora decente. Además, los miembros del equipo de Madrid le recibieron con los brazos abiertos, con algunos buenos chistes y un montaje divertido sobre el Zapatero corredor. Y le permitieron ironizar sobre su superioridad física e intelectual. Sólo sobraron algunos minutos de encuestas callejeras, puro y lamentable relleno.

“Buenas noches Barcelona… Ja sóc aquí. ¡Otra plaza conquistada!”. Así comenzó Wyoming. Parecía contento el de La Prospe. Acababa de madrugada, pero ya saben que los viernes no curra. “A estas horas estoy en casa viendo anuncios de mujeres desnudas”, reconoció. El arranque del programa fue espectacular: parecía que llevaba toda la vida presentando el programa. Y el resto resultó simplemente brillante. “¡Que suene un pedo muy grande!”, reclamó para cerrar el monólogo. Y cuando explotó la ventosidad (¡peeeeeeeef!), sentenció: “Bienvenidos al humor inteligente”.

Andreu al frente de “El intermedio” y Wyoming de “Buenafuente”. Una ingeniosa vuelta de tuerca laboral que dinamitó las rutinas, limpió algunas telarañas, estimuló la creatividad de los miembros de ambos equipos y, sobre todo, sorprendió a la audiencia. Sensaciones frescas en una noche con magia. E inmejorables noticias para La Sexta, que a diferencia del Real Madrid al menos tiene dos jugadores para un mismo puesto: humorista con talento.

P.D.1

Pepa Bueno avisó demasiado tarde de la dureza de las imágenes de un atentado en Somalia. Lo hizo en el segundo “pase”, cuando ya nos habíamos horrorizado viendo en los titulares a varias personas agonizando en charcos de sangre. Sólo advirtió de lo brutal que era el tema cuando, minutos después, desarrolló la información. Si el despiste hubiese  tenido lugar en otras cadenas, no dudaría ni un segundo de la mala intención de los editores: les enganchamos con la masacre y les advertimos después. Quiero pensar que en la televisión pública fue simplemente incompetencia.

P.D.2

Se acumulan los momentos patéticos en las comparecencias de Zapatero ante la prensa. Sus declaraciones cuando le preguntaron su opinión sobre la retirada de los crucifijos de los colegios fueron tibias, imprecisas, vacilantes, torpes, patéticas. “No hay nada de momento, hasta que la ley de libertad religiosa en su caso aborde el tema. E insisto, abordaremos el tema buscando el consenso, la pluralidad y el espíritu de la Constitución”, balbuceó el presidente del Gobierno.

Un motivo para NO ver la televisión.

El próximo día 13 se celebra en Madrid el concierto benéfico Light of day. Es difícil encontrar una causa mejor, la investigación contra la enfermedad del Parkinson, y un cartel más excitante: Marah, Jesse Malin, Willie Nile, Joe D´urso y Los Madison. Se celebra en una sala pequeña (Ramdall, calle Ferraz 38) y las entradas ya están a la venta en ticketmaster.

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