You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: Breaking Bad


Volverse malo

“Si tratas de interferir, esto se convertirá en una cuestión mucho más simple. Voy a matar a tu esposa. Voy a matar a tu hijo. Voy a matar a tu hija recién nacida”. Gus Fring en Breaking Bad.

En Toys “R” Us, un juguetería de las grandes, se niegan a vender el muñeco del profesor de química Walter White (Bryan Cranston), el protagonista de la serie “Breaking Bad”. Una preciosidad de 15 centímetros de altura, puro realismo mágico, para la que ya había preparado un hueco en mi estantería favorita: justo entre Johnny Cash y un espinosaurio. La culpa de esta enorme decepción la tiene una madre de Florida llamada Susan Schrivjer: se ha quejado a la popular tienda de juguetes de que la figura de mi héroe televisivo se pueda adquirir en el mismo lugar que las de Bob Esponja o la muñeca Barriguitas. “Si bien el programa puede resultar atractivo para los adultos, su contenido violento y la glorificación del narcotráfico hacen inapropiada la venta de esta colección junto a personajes de Disney y muñecas Barbie”, asegura Susan.

Photo-Jul-24-7-23-05-PM

“Estoy tan furioso que voy a quemar mi muñeca de la madre de Florida como forma de protesta”, ha bromeado el actor Bryan Cranston en su cuenta de Twitter. A mi no me hace tanta gracia. Ahora tendré que comprar el muñeco del profesor mediocre y aburrido que termina triunfando con la metanfetamina en el mercado negro, y a precio de oro. ¡Como si la zorra de Barbi o el puto Mickey Mouse no hubiesen narcotizado a varias generaciones de inocentes chavales!

“Breaking Bad” es una serie que deberían poner en todos los colegios, de manera obligatoria. Sobre todo en los centros religiosos, esos en los que las niñas están en una clase y los niños en otra. No existen los milagros, queridos pequeños: el profesor tiene cáncer, y sólo el dinero puede salvar su vida y dejar a su familia en una posición digna. Rezar no sirve para nada. Trabajar, tampoco. Hay que cocinar. Cristal, meta, speed, ice, tiza, vidrio, hielo, arranque… Como prefieras llamarlo. Hay que buscarse la vida, guisar la meta, ponerla en el mercado, reunir unos cuantos rulos de billetes de cien… y pagar el tratamiento, la hipoteca, y todo lo demás. Dios no existe, pardillo, existe la meth. ¡Vuélvete malo!

Exijo figuras de personajes de verdadera actualidad. Superhéroes de nuestro tiempo para niños modernos, quién sabe si futuros hipsters. Muñecos de realismo brutal, delincuentes despiadados, sin escrúpulos, en cajas con sus correspondientes accesorios y dioramas: un Blesa feliz que permanezca arrodillado, escopeta en mano, junto a los cadáveres ensangrentados de un ciervo de veinte puntas y un estafado por las preferentes de Caja Madrid. Un Rato-pulpo con tres brazos, uno para sujetar una copa de champán, otro con el que toca una campanilla y otro con el que sostiene un puñado de tarjetas black, que ríe a mandíbula batiente. Y los Pujol, una serie de varios muñequitos coleccionables encabezada por un Jordi y una Ferrusola que, encorvados, arrastran grandes bolsas de plástico con la bandera de Suiza. Les sigue una piara de hijos conduciendo ferraris.

Los niños juegan a lo que ven, y quieren parecerse a aquellos que salen en la tele. Antes los más pequeños querían ser astronautas o toreros. Hoy quieren forrarse y triunfar a toda costa, como el pequeño Nicolás, niño viejo que simboliza los deseos y sueños de una generación de adictos al dinero fácil.

P.D.1

La bicha.

B0jg6O2IgAAMFEu

P.D.2

En esto quiere convertir el PP los Parques Nacionales. Un cazadero.

B0nyqEpIcAAujhp

Un motivo para NO ver la televisión

Breaking Bad

Autores: Varios.

Editorial: Errata Naturae.

Portada-Breaking-Bad

Comentamos en su día esta maravilla, pero merece la pena recuperarla en un post como el de hoy. Subtitulado “530 gramos (de papel) para serieadictos no rehabilitados”, este libro reune a una veintena de escritores que desmenuzan, desde diferentes ángulos, una de las mejores series de televisión de todos los tiempos. Enrique Vila-Matas, Chuck Klosterman, Greg Littman, Vince Gilligan… analizan Breaking Bad desde el punto de vista de la política, la sociología, la filosofía, la literatura, el periodismo o la comunicación. El complemento perfecto para los adictos a esta serie legendaria, la biblia para los seguidores de Walter White y compañía.

Otro motivo para NO ver la televisión

Breaking Bad. All Bad Thing.

El cómic.

Editorial: AMC.

BreakingBadComic-main

Pinchar para ver las primeras 20 páginas.

Abre los ojos y mira…me las tetas

Un buen par de tetas y una niña fallecida de manera violenta. ¿Imagina usted mejor contenido para un programa de televisión? No existe. Dos temas con chicha, de peso, nada de relleno, que aportan todo lo que el consumidor de televisión en abierto exige: carne viva y carne muerta. El sueño del programador más riguroso, del directivo más creativo. Caviar para el telespectador exigente. Y es que cuando hablamos de comunicación audiovisual hay combinados que no fallan, como sucede con la ginebra y la tónica o con Faemino y Cansado. Con tetas y muerte, un programa que pretende alcanzar la perfección ya solo necesita un detalle, la guinda, en forma de periodismo de calidad: o el toples integral de la presentadora o las declaraciones en exclusiva del abuelo paterno de la niña asesinada.

Como en Telecinco ya hicieron “¡Ay, que calor!”, imagino que en esta ocasión han querido innovar y han apostado por las declaraciones en exclusiva del abuelo paterno de la niña asesinada. En “Abre los ojos y mira”, el nuevo programa de la cadena de Paolo Vasile, la presentadora Emma García apareció el sábado muy escotada. Hasta ahí todo normal, no somos una pandilla de mojigatos. Lo que ya no me parece tan normal fue la entrevista a un pobre hombre que acaba de perder a su nieta de manera especialmente dolorosa y violenta. Pero lo que para usted y para mí es de miserables, para otros es una gran exclusiva.

“Abre los ojos” se disparó con el crimen de Asunta”, decía ayer la prensa especializada. El programa de Telecinco alcanzó su audiencia máxima con un 13,8% del que sin duda estarán orgullosos. Y es que tetas y muerte, no lo olvide, es una combinación irresistible.

Pero cuidado, porque el morbo no es exclusivo de la televisión. ABC, un periódico centenario, y con su propia escuela de periodismo, titulaba ayer a todo trapo en su portada con una frase lapidaria, de esas que nos ahorran juicios, tribunales y demás zarandajas: “Los padres de la niña se confabularon para matarla”. Justo debajo de la sentencia, y ya en tipografía menor, se acercaban a la realidad: “Los investigadores creen…”. Para engrandecer ese periodismo amarillo, un fotomontaje con imágenes de madre, padre y niña (con los ojos tapados, en la web a cara descubierta).

En ABC creen a pies juntillas en el cóctel del que estamos hablando, carne viva y carne muerta, pero no se atreven a ponerlo en práctica con todas sus consecuencias. Como son unos carcas y unos meapilas, no quieren poner las tetas. Y pasa lo que pasa: según el último OJD, en el mes de agosto la difusión del diario en cuestión cayó un 14%.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Breaking Bad.

Varios autores.

Editorial: Errata Naturae.

Anoche se emitió el último capítulo de “Breaking Bad”, una de esas series capaces de cambiar la historia de la televisión. O por lo menos de darle algo de vidilla. Porque no todo en la pantalla son miserias como las del tema central del post de hoy. Y no lo son porque, si usted tiene dinero, puede contratar un canal de pago y disfrutar de las delicatesen de AMC o HBO, por poner un ejemplo.

Dentro de su colección consagrada a series para leer, en la que ya han publicado libros dedicados a The Wire o Los Soprano, la editorial Errata Naturae edita este “Breaking Bad” imprescindible para seguidores de la serie y amantes de la buena ficción. Se trata de una recopilación de textos de veinte autores diferentes, desde Vince Gillian, el creador de la serie, hasta Enrique Vila-Matas, que analizan la serie desde los puntos de vista más diferentes y excitantes: política, sociología, comunicación, periodismo, literatura, historia de las drogas… Son 554 páginas, y 530 gramos (de papel, aclaran), que “deberían leer hasta los camellos”.