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La noche D

El comienzo prometía: una versión austera del desembarco de Normandía, con Buenafuente, Corbacho y Berto en el papel de los militares aliados que toman ¿Omaha? ¿Sword? ¿Juno? No, por la caspa, la lorza y los Speedo más bien Marbella o Torremolinos. “Es la playa del prime time”, gruñe el sargento Andreu. “El desembarco no será fácil… ¡pero vamos a tomar esa maldita playa!”, dice mientras consuela a un soldado Berto que lloriquea porque le ha entrado arenilla en los calzoncillos. Era la Noche D, la batalla por la audiencia en horario estelar de El Terrat…

Se suponía que Buenafuente estrenaba programa el pasado domingo. ¿Nuevo programa? En realidad no. Se trata del mismo de siempre, pero en prime time, en otra cadena (Antena 3) y con cuatro retoques. Nuevo decorado, eso sí, y algunos sorprendentes detalles, tanto positivos como negativos. ¿Positivos? Un horario humano, que pone el programa al alcance de trabajadores y estudiantes. ¿Negativos? Un guión nefasto, que incluye chistes que llevan días circulando en la red (el gatillazo de Froilán, con solo trece años, es del mismo día del disparo).

“Buenas noches y Buenafuente” tardó en arrancar, ofreció un par de monólogos mediocres y en ningún momento fue capaz de sorprender. Incluyó gags realmente patéticos, como el del pulpo Corbacho-Paul, por histriónico y vacío. O como el de una Arantxa Sánchez Vicario discutiendo con su madre y cantando por Pimpinela, por chabacano. O como la versión de la casa de Bernarda Alba, por excesivamente surrealista, confuso y poco gracioso.

Decepcionaron también las dos entrevistas. Ewan Mcgregor resultó más brillante que Buenafuente, Berto y Corbacho juntos. Y los tres grandes de la cocina española, Arguiñano, Arzak y Ferrán Adriá, quedaron como tres gañanes, más que como tres grandes creadores, haciendo buena la reflexión de Vargas Llosa en El País del domingo: “hablar de moda y cocina se ha vuelto más importante que hablar de filosofía o música”.

La audiencia tampoco acompañó al estreno de “Buenas noches y Buenafuente”. Con un 14% se convirtió en la tercera opción para la noche de los domingos, tras “Aida” (Telecinco) y el cine de La 1 (TVE). Me temo que no se trata de un problema de horario, sino de talento: los guiones de este nuevo programa son manifiestamente peores que los del viejo “Buenafuente”. Quizá un programa como éste exija la tensión de la actualidad, del directo, de un día a día que nos supera a todos, incluidos humoristas televisivos. Y es que no era el momento del pulpo Paul: el domingo, el animal de actualidad era el elefante.

La noche D. De decepción.

Adiós a “Buenafuente”

Buenafuente se despide esta noche, y lo hace por la puerta grande: con una parodia de “Regreso al futuro” y dejando para la posteridad un hit musical. Berto, escudero del showman de Reus, ha grabado una canción surrealista que arrasa en la red y demuestra tres cosas: el enorme talento de la gente que trabaja en las sombras del late night de La Sexta, que Berto es un icono sexual y que la mediocridad del actual panorama música es descomunal. “¡Me lo tiro!” parece la parodia simple y genial de una sociedad superficial esclavizada por el sexo, pero si la escuchamos mientras hacemos la colada o reparamos la bicicleta podría sonarnos a hit de los 40 Principales. Ya sabe, como Lady Gaga, Beyoncé o el mismísimo Justin Bieber. “¡Me lo tiro!” es el broche de oro para un programa grandioso, que deja no ya un hueco, sino todo un cráter, en las pantallas de los telespectadores con criterio. Que los hay…

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Un motivo para NO ver la televisión

Gilliam Welch

Cd: The Harrow & The Harvest.

Nuevo disco de la cantautora neoyorkina, después de ocho años sin pisar un estudio de grabación. Nueva joya para una discografía tan corta, seis títulos, como impecable, que se caracteriza por el amor a las buenas canciones y a las guitarras acústicas.

Ajena al ritmo de la industria, Gilliam pasa buena parte del año tocando en directo junto a su inseparable David Rawlings, productor de este intenso, melancólico y hermosísimo “The Harrow & The Harvest”. Folk-country norteamericano de primera calidad, muy recomendable para espíritus sensibles y guitarristas desenchufados.