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principes del pueblo

Belén Esteban ha donado 6.000 euros, parte de los beneficios obtenidos cediendo su imagen a una marca de sartenes, a una asociación de niños con parálisis cerebral. Y lo ha hecho de la manera más discreta posible en un personaje de su grandiosidad mediática: grabando el generoso momento en vídeo y colgándolo en su página web. El docu reality casero, que tiene como banda sonora el “God Save The Queen” de los Sex Pistols, se llama “Así es Belén Esteban” y no tiene desperdicio…

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¿Así es realmente Belén Esteban? Las imágenes, que pueden resultar de una obscenidad repugnante o de una ternura vomitiva, pretenden mostrarnos el lado humano de la princesa del pueblo. La recauchutada verdulera, que vive del chisme, el insulto, la mentira y el trapicheo de intimidades, se convierte, por arte de magia, en un ser generoso y sensible. Tanto como para grabar esos momentos de abnegación y altruismo y convertirlos en campaña de marketing.  En estos tiempos de escepticismo y falta de valores  la Esteban, como todas las princesas, tiene que someter su imagen a un constante proceso de lavado y planchado: sus intervenciones en televisión le han forrado el riñón, de acuerdo, pero también le han convertido en uno de los personajes más odiados de España. La cuenta de Facebook “Un millón de firmas para prohibir a Belén Esteban salir más en la TV” sobrepasa ya las 400.000 adhesiones.

A estas alturas es posible que el cinismo más brutal no consiga escandalizarnos lo más mínimo. Recuerden que vivimos en un país sembrado de fundaciones, en el que los filántropos primero desgravan y luego entregan el talón. Por eso les confieso que prefiero la gente que va por la vida a pecho descubierto, como Emilio Botín. Don Emilio no engaña a nadie con actitudes humanitarias: compra bancos (hace unos días compró 318 oficinas, ¡318!, al RBS en Reino Unido) y si tiene que hacer donativos, se los hace a Ferrari. Con personajes así es comprensible la actitud de Cayo Lara, Coordinador federal de Izquierda Unida: “jamás invitaría a mi casa a Emilio Botín”.

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Belén Esteban y Emilio Botín, dos formas extrañas de entender la vida. Admiro, en cualquier caso, su forma estoica de enfrentarse a las cámaras, al mundo. Me recuerdan a Epicteto, ese filósofo griego que siempre estuvo contento en su miseria: “Estoy en el lugar en que la Providencia ha querido que estuviese; quejarme por ello es ofenderla”.

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Un motivo para NO ver la televisión

Stevie Ray Vaughan


Hoy se cumplen 20 años de la muerte de Stevie Ray Vaughan, el orgullo de Texas, el guitarrista blanco de blues más grande de todos los tiempos. El helicóptero que después de un concierto le llevaba a Chicago se estrelló el 27 de agosto de 1990. El dueño de “Number One”, la Stratocaster del 63 de la que salían chispas, dejaba este mundo en el mejor momento de una carrera repleta de momentos memorables. Todo el mundo debería escuchar “Texas Flood”, un disco de 1983 que supone la cumbre del blues tejano, mezcla de técnica y feeling, de innovación y genialidad.

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andreita, las fresas y el tomate

Como una loba defiende a su camada. Así, con uñas y dientes, ha protegido durante años Belén Esteban la intimidad de su hija. “Yo por mi Andreita mato”, llegó a decir, en la enésima adaptación de su frase favorita. La quiere tanto, tanto, tanto que, como cualquier madre, quiere para ella lo mejor que puede ofrecerle: la televisión. Una mina, hija. Ninguna preparación, poco curro y mucha pasta. Dicho y hecho. Hace sólo unas horas la niña, de nueve años, fue desvirgada, televisivamente hablando, en “El programa de Ana Rosa” (Telecinco). Buena elección. Belén Esteban no podía haber escogido mejor madame para gestionar con garantías la pérdida de la honra audiovisual de su pequeña. La prueba del pañuelo fue un éxito (Andreita no había pisado un plató jamás), y la princesa del pueblo y la reina de la hipocresía disfrutaron juntas del histórico acontecimiento.

“A ver si ahora resulta que por ser Andrea Janeiro Esteban se tendría que quedar encerrada en una cueva…”, dijo una Ana Rosa que no comprende que entre estar en una cueva y en un plató de televisión (en horario escolar) hay un sinfín de alternativas. Algo tendrá que decir el defensor del menor, que hace unos meses tuvo que actuar de oficio por considerar que se estaba “atentando gravemente contra la intimidad de una menor”. Y eso que por aquel entonces Esteban se limitaba a hablar de las intimidades de su hija: si su padre le pagaba la pensión, si la visitaba, si celebraba su cumpleaños…

“¡Ahora ya sabemos la razón por la que su madre no dejaba que le viésemos la cara!”, dicen en los programas del corazón, burlándose de una niña que no les parece suficientemente guapa. Se ha abierto la veda. El bautizo mediático de la hija de Jesulín de Ubrique y Belén Esteban sitúa a la niña en el candelabro. ¡Tiembla Paquirrín!

No puedo estar más de acuerdo con el Wenceslao Fernández Flórez que, en “El malvado Carabel”, escribió aquello de “los niños son mendigos por intuición”. Y por tradición familiar, añadiría yo. Es una de las consecuencias de la actual miseria social y audiovisual. No encuentro diferencias entre la madre y el niño rumanos, que piden limosna en un semáforo, y la pareja formada por Belén y Andreita, recorriendo los platós a cara descubierta. Bueno sí, una: la cifra que recaudan al final de la  jornada.

Niños. Carne fresca para unas cadenas de televisión que devoran famosetes a un ritmo frenético. Piensen que anoche, sin ir más lejos, una de estas fábricas de excrementos dio a luz una criatura que algo tiene que comer. Telecinco, como no, es responsable de emitir en lo que llaman “access prime time” (las 9.30, para que usted me entienda) un nuevo programa presentado por Carmen Alcayde y dos señoritas más. Se llama “Fresa ácida”, pero la verdad es que más que una fruta parece una hortaliza. Concretamente un tomate.


Carmen Alcayde, inolvidable presentadora del infecto “Aquí hay tomate”, no puede evitar que el espíritu de aquel programa sobrevuele cada segundo de “Fresa ácida”. Me temo que no saben hacer otra cosa. “Somos las defensoras del pueblo”, aseguran muy ufanas las agresivas chicas, convencidas de que su programa es periodismo y se dedica a la denuncia. Me troncho. Porque lo cierto es que se limitan a burlarse de las personas mayores (“ancianolescentes”, les llaman), sobrevolar en helicóptero la casa de Ronaldo, y asegurar que en la liga española hay más de diez jugadores homosexuales. “Se me va a salir una breva”, dijo la presentadora rubia, subiéndose el vestido, en el momento más inteligente del programa. La última miseria de Telecinco.

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P.D.

Podría dedicar esta postdata a Jaime de Marichalar, humillado sin piedad por una de las grandes instituciones españolas: el museo de cera. Sólo un día después de que se hiciera oficial su divorcio, su figura ha dejado la sala taurina, el limbo donde reposaba tras su “cese temporal de la convivencia”, para pasar definitivamente a los almacenes junto a “otras figuras en desuso”. Pero no me gusta hacer leña del árbol caído. Además, algo me dice que la república ha ganado un seguidor.

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Un motivo para NO ver la televisión

Those Darlins

Cd: Those Darlins.

Kelley Darlin, Jessi Darlin, Nikki Darlin tienen poco más de veinte años, escriben sus propias canciones y  tocan respectivamente bajo, guitarra y ukelele. Se consideran una banda pop. Son Those Darlins, la última sorpresa de la música norteamericana. Su primer disco suena sorprendentemente original y fresco, sin duda gracias a la enloquecida mezcla de pop indie, rock, punk y músicas tradicionales.

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perdidos

¿Dónde está Zapatero? Perdido. Quién sabe si leyendo el Deuteronomio, preparando la  comparecencia en el Congreso o tachando ideas de su hoja de ruta. No está, seguro, dando la cara en televisión. Ahí está Rajoy, un líder de la oposición que se anticipó una vez más al presidente del Gobierno al desayunar con Ana Pastor en TVE. Tras su intervención se confirmó lo que muchos sospechamos: Rajoy es lo mejor que le puede pasar a Zapatero. “No hay ser humano que resista la publicación de sus conversaciones privadas. Por honrado que sea. Y los políticos no somos perfectos, somos humanos, tenemos nuestros sentimientos”, dijo cuando Pastor le preguntó por el hijoputa. El de Esperanza Aguirre, digo.

Sabíamos que Zapatero consulta el antiguo testamento. Ahora sabemos que la vida interior de Rajoy no es menos intensa: “Los demás también son de Dios”, confesó a Ana Pastor. ¿Les ha quedado claro? Somos de Dios. O de Satán, o de Carabanchel, como decía Santiago Segura en “El día de la bestia”. Ante pensamientos de tal profundidad, me perdí. Aunque cuando me quedé definitivamente sin rumbo fue al ver el comienzo de la última temporada de “Perdidos” (Cuatro), la serie que ocupa estos días la atención de todos los medios de comunicación. Dicen que se trata del comienzo del final. El desenlace. Los medios de comunicación afines a Cuatro, foros y webs freaks, suplementos culturales… Todos aseguran que “Perdidos” ha inventado un nuevo lenguaje televisivo. Que jamás una intriga había llegado tan lejos. Que ha creado escuela. Que se trata de “la serie total”. Que televisión, internet y literatura se dan la mano.

Recuerdo que me fascinó el comienzo de “Perdidos”. La isla, el accidente del vuelo 815 de Oceanic, los diferentes perfiles de los pasajeros, su instinto de supervivencia… Parecía una versión moderna, libre y enloquecida de “Robinson Crusoe”, rodada con grandes medios, actores aceptables y un guión que prometía muchas y excitantes sorpresas. Pero un buen día, aquel en que un oso blanco apareció de pronto en la selva tropical, una mosca se me poso detrás de la oreja. Y nada volvió a ser igual. Después llegó el maltrato de TVE a la serie: cambios de fecha de emisión, episodios amontonados, desorden… “Perdidos” dejó de parecerme interesante en el momento en que la estructura narrativa y la trama comenzaron a ser anárquicas, enrevesadas, interminables, rocambolescas.

Que me perdonen los “losties”, pero a estas alturas me importa un pimiento si la serie se desarrolla en el pasado o en el futuro; si la isla es una isla, la sede de la cienciología o la segunda vivienda de una familia extraterrestre; si John Locke es el jefe, Jesucristo resucitado o un vendedor de seguros de New Jersey. Creo sinceramente que todo el interés generado por el final de “Perdidos” se ha conseguido mediante un guión repleto de preguntas sin respuesta, un juego de saltos en el tiempo (presente, futuro y pasado como posibilidades imaginarias a representar), una gran inversión publicitaria y una brutal campaña de marketing. ¿Qué puede contar una periodista que ha sido invitada a Hawai para presenciar el rodaje de la última temporada de la serie? Sólo cosas buenas, sobre todo si habla en una emisora o en un periódico de la misma empresa que la cadena que emite la serie.

El final de “Perdidos” será una desilusión. Es imposible desenredar semejante madeja. Pasan los años y el duelo por la noción del tiempo, esa batalla entre física y filosofía que mantuvieron Einstein y Bergson, sigue siendo algo relativo. Como relativo es el éxito de una ficción cuya realidad difícilmente puede superar las expectativas creadas por el marketing.

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P.D.1

Quién no parece perdida es una Belén Esteban que tiene muy claro su objetivo: Pedro J. Ramírez. Duelo de titadines. Perdón, de titanes. El Mundo le dedica páginas y maledicencias a la ex de Jesulín: en uno de sus famosos reportajes de investigación aseguran que se le está cayendo la nariz. Esteban soluciona el enredo disparando sobre el director del periódico con solvencia y precisión: “que se preocupe de lo que le graben a él y deje a los demás en paz”.

P.D.2

“¡Viva España!”, dice el Rey como colofón a su visita a Líbano. “¡Viva España!”, le responden a gritos y con sincronía circense los militares desplazados a ese país. Viendo esas imágenes en el Telediario (TVE) un servidor no puede evitar pensar en el pasado. El NODO y esas cosas. El día antes, viendo “El hombre y la tierra” de Rodríguez de la Fuente, me sucedió lo mismo. El pasado se funde con el presente y nos aleja del futuro. O quizá nos adelante un futuro que cada vez es más pasado. O puede que… Otra vez el tiempo, como en “Perdidos”, caminando hacia atrás, en busca de Einstein y Bergson.

P.D. 3

Silvia Barba, redactora de TVE, presenta la gran noticia que abre la sección de deportes del Telediario. Barba de paseo con tres jugares del Sevilla: Palop, Negredo y Navas. “Los tres han aceptado la invitación de TVE para ver si es tan difícil bailar sevillanas como meter un gol”, dice, y les lleva a un tablao a dar palmas. ¡Qué gran idea para un informativo! ¡Qué planteamiento periodístico tan original! ¡Qué satisfacción produce comprobar que en los telediarios de la televisión pública se acumula tanto talento!

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Un motivo para NO ver la televisión

Reckless Kelly.

Cd: Somewhere in time.

Los tejanos Reckless Kelly regresan con un gran disco y una gira que puede traerlos a España. El quinteto de Austin ha grabado doce canciones intensas para un octavo cd en el que mantienen el nivel que los convirtió en banda favorita de Steve Earle. Letras y composiciones muy cuidadas, actitud rocanrolera, y uno de los mejores directos del mundo de la Americana. ¿Los cowpunks más grandes de Tejas?

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La princesa del pueblo (y el Ondas)

La omnipresencia de Belén Esteban en televisión durante estas fechas tan señaladas ha eclipsando el resto de sucesos navideños. Ni Papá Noel, ni reyes Magos, ni reyes Borbones, ni hostias. La de San Blas se sobra y basta para sostener sobre sus hombros el peso de toda una cadena, Telecinco, definitivamente agotada. La ex de Jesulín de Ubrique se operó el careto, presentó las campanadas, protagonizó un especial en la tarde del sábado (“Belén Esteban da la campanada”) y se ha convertido en la comidilla de  todas las tertulias. La Esteban eleva la audiencia y el prestigio de los programas de Telecinco… imaginen cómo será la audiencia y el prestigio de los programas de Telecinco.

El decadente especial, presentado por la no menos decadente María Teresa Campos, fue tan cutre como cabía esperar: un fétido making off de las campanadas aliñado con actuaciones e invitados marginales. “¿Por qué ha elegido Versache? Porque Versache está muerto y no puede quejarse”, dijo del traje de Belén Esteban su compañero de baile, un Jorge Javier Vázquez que iba vestido de pingüino orondo. Los pingüinos orondos tampoco podían quejarse, pero nadie tuvo el mal gusto de recordárselo. “Bailamos la conga, que es lo peor”, insistió el galardonado presentador, empeñado en dejar claro que, intelectualmente hablando, estaba muy por encima de esa horterada de programa.

Una extraña pareja, el Ondas y la princesa del pueblo. En Nochevieja ganó TVE (50,8% de audiencia), pero Telecinco marcó paquete (21,2%) de cara a futuras campanadas, y humilló y dejó descolgados a sus rivales privados: Antena 3 (3,3%), La Sexta (2%) y Cuatro (1,3%). El futuro de las retransmisiones de la noche de fin de año se presenta fascinante, ¿verdad?

Tengo que confesarles una bajeza: me alegro tanto del éxito de Belén Esteban como del fracaso de Los Manolos, la apuesta de Cuatro para “las uvas”. Lama y Carreño son el ejemplo perfecto de esa televisión zafia y machista que tanto gusta a gente como… ¿Berlusconni? Tienen mucho futuro estos Manolos.

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PD.1

Estamos hartos de publicidad. Eso parecen sugerirnos las audiencias, que aseguran que, en su primer día sin anuncios, TVE dobló en número de telespectadores a las cadenas privadas (23.1% frente a 11.3% de Telecinco, un 11,2% de Antena 3…). El debut de la televisión sin cortes destrozó al resto de grandes cadenas. Algo que, si bien no garantiza nada, se convierte en un dato a tener en cuenta en los primeros pasos de esta nueva televisión pública.

Y hablando de publicidad… El 3 de enero escucho en La 1 de TVE: “ya a la venta el nuevo DVD con la primera temporada de la serie Águila Roja”. Este anuncio ¿no es publicidad? Se trata de un producto de la propia cadena, pero ya saben lo que se considera publicidad: la divulgación de anuncios con carácter comercial. Les recuerdo que los DVD de “Águila Roja” se venden a un precio de 29,95 euros.

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Por cierto ¡FELIZ AÑO NUEVO!

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