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El corazón delator

Un motivo para NO ver la televisión.

El corazón delator y otros relatos extraordinarios de E.A. Poe.

Autor: Alñberto Breccia.

Editorial: Astiberri.

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Estamos ante un clásico absoluto. No es una obra cómoda, sencilla de leer y fácil de comprender en su dimensión visual. Se trata de una recopilación de relatos oscuros escritos por un maestro de maestros, Poe, que fueron dibujados hace más de tres décadas por otro genio, es este caso de la ilustración: el argentino Alberto Breccia.

Son cinco historias, cinco adaptaciones magistrales de relatos universales que adquieren de esta manera una nueva órbita. El corazón delator, William Wilson, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, La máscara de la muerte roja y El gato negro. Todo el talento de Poe, terror mental en estado puro, iluminado por un artista que dominaba las sombras, la penumbra, lo deforme y grotesco. Imposible no quedar hechizado por unas narraciones independientes que forman una cadena en lo terrorífico, eslabones de ese mundo de sombras donde coinciden la vida y la muerte, la pesadilla y la oscuridad.

Y como regalo, el manuscrito del guión de La verdad sobre el caso del señor Valdemar. Y bocetos tanto de la adaptación incluida en esta joya como de los de una versión anterior. Imprescindible siempre.

 

 

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Berlín

Un motivo para NO ver la televisión.

Berlín.

Autor: Jason Lutes.

Editorial: Astiberri.

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Los tiempos de confinamiento y sucedáneos, duros y aburridos, lo son menos gracias a obras como ésta, un monumento a la historieta de largo recorrido, a la novela gráfica o a como quiera usted llamar a la publicación definitiva de “Berlín”, el cómic total. El lector que, semi cautivo en su propia casa, rehén de las plataformas de series y de la telebasura, tiene la oportunidad de leer libros como éste, más de 590 páginas de literatura de primera calidad y bellas viñetas en minucioso blanco y negro, puede considerarse un tipo con suerte. “Berlín” es una obra maestra. Una de esas maravillas que le suceden al mundo del libro muy de cuando en cuando. Un reencuentro con el espíritu narrativo y el compromiso moral de leyendas como “Maus”, de Spiegelman, de quien toma la intensidad, la fuerza y la emoción.

“Aplicar la prohibición de manifestarse a un grupo así… casi todos los rojos de Berlín… es como intentar masticar un avispero. Escúchalo largando ahí arriba. Me recuerda a alguien. El sargento Mayor Danner, allá en las trincheras. Con sus botas y botones relucientes, mandándonos a tierra de nadie mientras se engominaba el mostacho. Y estos chicos… granjeros e hijos de granjeros… demasiao jóvenes pa haber estao allí, extraños en Berlín… Necesito comer algo, pero me dan ganas de vomitar”.

La edición integral de “Berlín” que presenta Astiberri cuenta mucho más que la decadencia de una ciudad. Lo que se desmorona es una sociedad, una cultura, una forma elevada de entender la vida. La Berlín culta, inquieta, en constante movimiento, ansiosa por leer, por escuchar música, por alimentarse de arte y creatividad, se disuelve como un azucarillo en la mediocridad de un fascismo que arrasa con todo. Los encargados de narrar tan triste historia son las personas, los ciudadanos elegidos por Lutes entre una generación que a duras penas sobrevivió a la destrucción de su forma de vida y de la ciudad que la acogía.

“Tan pronto como salimos de la estación, ese malestar que estaba creciendo en mi interior desde que decidí marcharme queda ahogado por imágenes de un padre moribundo, de una madre preocupada, una sumisa existencia de clase media. Las mismas cosas que me empujaron en su día a una existencia “bohemia”, pero de las que me siento incapaz de escapar.

Pensamientos de una cerda burguesa.

Me imagino cambiando de idea en el último minuto.

Despojándome de las exigencias de la familia; actuando como si fuera un ente completo, separado y libre es escoger.

No una mujer. No una hija. No una ciudadana de Alemania”.

Un periodista de la vieja escuela, con principios, Kurt Severing. Una artista de atormentado pasado, Marthe Müller. Una familia derrotada por las circunstancias terribles que atraviesa el lugar donde viven, acosados por el odio y la pobreza. Ellos son los protagonistas de esta novela gráfica contundente, brillante y emocionante condenada a convertirse en un clásico. Imprescindible.

Humor absurdo

Un motivo para NO ver la televisión

Humor absurdo. Una constelación del disparate en España.

Varios autores.

Editorial: Astiberri.

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Un recorrido amplio y detallado, podríamos decir que histórico, por el humor absurdo ibérico. Ni más ni menos es lo que propone este ambicioso libro, complemento perfecto de una exposición que tuvo lugar hace unos meses en el Centro de Arte 2 de Mayo de Móstoles. Yo caí derrotado ante sus encantos al ver que dentro de la muestra se encontraba una de mis portadas favoritas: aquella de Hermano Lobo con una viñeta de Gila en la que un hombre con boina pide a otro que deje de dar puñaladas a un tercero…

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“Humor absurdo” es obra de la comisaria de la exposición, Mery Cuesta, con cómplices de la categoría de Joaquín Reyes, Luis E. Parés, Gloria G. Durán, Gerardo Vilches y Desiré De Fez. Auténticos tunantes. Y es que el trabajo recopilatorio quizá finalice en La hora chanante, pero atención porque arranca en los Disparates de Goya. Así es como había que ver la expo, con la mirada amplia y libre de prejuicios, y así es como hay que leer este libro, dispuesto a desternillarte en una página y a no entender nada en la siguiente.

“El mundo, al fin, se dará cuenta del sentido humorístico de la vida y acabará siendo un gran circo, franco, sincero, desenrollado… y la gran farsa caprichosa y disparatada del mundo habrá encontrado su sincero ritmo y su estilo verdadero”. Ramón Gómez de la Serna.

Vivimos tiempos duros, que sin duda se soportan mejor con humor. Algunos se quedarán con el inteligente. Quizá por ser de provincias, aunque de adopción, me quedo con el humor gañán. Reivindico la sonora carcajada castellanomanchega ante la blandengue sonrisa capitalina. Recuerden al Fary. Y no dejen escapar esta maravilla, que tendrán que colocar en la misma estantería en que reposan “Autopista” de Perich, “Los 50 años de Forges”, las recopilaciones de La Codorniz, “Ortega y Pacheco”… y por supuesto los VHS de Faemino y Cansado. Una bendición.

Essex County

Un motivo para NO ver la televisión

Essex County.

Autor: Jeff Lemire.

Editorial: Astiberri.

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No estamos ante una obra nueva, un estreno. Se trata de la reedición integral, en un solo volumen, de tres tomos que hace ya más de una década se publicaron en nuestro país: “Historias de la granja”, “Historias de fantasmas” y “La enfermera rural” (Astiberri). Lamentablemente la recuperación de estas joyas, en forma de robusto libro de cuidada impresión y bella portada, con más de 50 páginas nuevas y un prólogo del también dibujante Darwyn Cooke, ha coincidido con el confinamiento. De ahí esta reseña: No podía consentir que esta obra maestra del cómic canadiense pasase desapercibida.

Jeff Lemire, autor galardonado con decenas de grandes premios, firma una novela gráfica rural que habla del Canadá profundo. Sitúa la acción en un pueblo imaginario, y crea una comunidad inolvidable de personajes marcados por la importancia de la familia, el trabajo y la mentira, la soledad y el dolor, el pasado y sus secretos… Los elementos de que está construida la vida. No la deje pasar otra vez. Es una delicia.

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