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Periodismo sobre cogedor

En estos tiempos en que la política, por unas u otras razones, se encuentra en entredicho, es cuando debemos recurrir al periodismo. En estos instantes en que el periodismo, por diferentes motivos, está en crisis, es cuando debemos recuperar aquel que resulta sobre cogedor. Ya lo advirtió César González-Ruano, articulista bohemio y genial. Es el periodismo al que son adictos esos profesionales sin edad ni fecha de caducidad, por supuesto sin moral ni escrúpulos, que presumen de haber hecho de la información independiente uno de los pilares de la democracia. Son esos profesionales de la vieja escuela, de puro y botella de whisky en la cajonera, a quienes debemos recurrir en los instantes de dudas deontológicas. Un faro en la noche, una referencia obligada, para que no olvidemos quiénes somos, de dónde venimos, y cuál es la principal obligación del periodista del siglo XXI: sobre vivir.

Ahí tienen a Antonio Alemany. El político Jaume Matas se está llevando todas las portadas, todos los editoriales, todas las collejas y casi toda la chirona. Pero no olviden al periodista, plumilla en la sombra, a sueldo del poder, negro de lujo, que sin grandes aspavientos, de manera discreta, recibió sobre a sobre casi medio millón de euros públicos como pago por ensalzar la figura del ex presidente en diarios como El Mundo, donde además ejercía de coordinador de opinión y escribía editoriales. El tribunal condena a Alemany a tres años, nueve meses y un día de prisión por prevaricación, falsedad en documento público y mercantil y malversación de caudales públicos. Sobre cogedor.

Si Matas fue “un modelo de Gobierno” para Rajoy… ¿Podría ser Alemany un modelo de periodista para Pedro J? ¿Cómo es posible que fallaran los controles en un periódico con fama de riguroso y veraz como El Mundo? El director de este medio resume su opinión sobre el tema en un tuit: “La única mención de la sentencia a EM indica que Alemany no habría escrito en nuestro periódico si hubiéramos sabido que le pagaba Matas”. Es decir, que de la misma manera que el Partido Popular se desmarcó de Matas diciendo que desde hace dos años no es afiliado, Pedro J asegura que Alemany no se tomó nunca un gin tonic premium, de ginebra Oxley y tónica Fever-tree con arándanos salvajes y rodaja de pepino erecto, en su piscina de Mallorca.

La condena paralela de Matas y Alemany debería hacernos reflexionar en profundidad, puesto que insinúa muchas cosas. La primera, que la corrupción es contagiosa. La segunda, que políticos y periodistas pasan demasiado tiempo juntos. Y la tercera, que todo se pega.

Un motivo para NO ver la televisión

Eric Bibb

Cd: Deeper in the Well.

Eric Bibb es un guitarrista neoyorkino con una carrera descomunal, puesto que ha sido capaz de recorrer los caminos del blues tradicional, del folk más riguroso e incluso del jazz más abierto. En sus comienzos apostó por recuperar el espíritu de los viejos bluesman del Misisipi. Más tarde ha jugado con diferentes géneros, siempre desenchufado, con la guitarra acústica como instrumento base de las raíces norteamericanas.

Con “Deeper in the Well” Bibb se acerca a su disco número 30. Son catorce canciones, grabadas por primera vez para el sello Stony Plain, en las que no ofrece nada nuevo: respeto por las tradiciones y unos enormes conocimientos musicales, que le llevan a jugar con culturas  tan diferentes como la caribeña, la francesa, la africana o incluso la española. Le acompañan Jerry Douglas, Michael Jerome Browne y Christine Balfa, entre otros. El blues acústico del siglo XXI.

Fútbol

Cuando un hombre ve más de cinco partidos de fútbol en una semana se le puede considerar intelectualmente muerto, sin vida cerebral. No es un chiste feminista, es la cruda realidad. Ahí tienen a Rajoy. Le cuento esto porque esta semana nuestra televisión está que lo tira: ni un solo día sin partido de liga. De lunes a lunes, fútbol cada tarde-noche en la pantalla. Futboleros, disfruten de esta sobredosis porque los tiempos están cambiando y lo bueno no dura siempre.

En el PP dicen que el partido en abierto es intocable, pero también dijeron durante la campaña electoral que “lo que necesita España no es facilitar el despido sino fomentar la contratación”. Y el gran Pedro J deja caer en la redes sociales una de esas noticias que hacen que El Mundo sea competencia directa de El Mundo Today: “Una televisión siria acusa al Barça de colaborar en el contrabando de armas”. Con dos cojones.

¿Dispara Messi con fuego real? No, son fuegos artificiales. En el fútbol español la verdadera noticia, la chicha, no está ni en los goles de Messi, ni en el ego de Mouriño, ni en el amarillismo de Pedro J. Está en la deuda. Los clubes deben a Hacienda 752 millones de euros, 150 millones más que hace cuatro años. Si usted es charcutero, y no paga a la Agencia Tributaria, en cuatro días tiene las cuentas embargadas y a la policía llamando a la puerta de su casa para decomisarle las barras de choped. Sin embargo, si usted es presidente del Atlético de Madrid, el equipo más endeudado de España (120 millones de euros), le mandan a la policía, sí, pero para poner orden en las entradas y salidas del estadio, y le darán una palmada en la espalda cuando, siendo tan sumamente moroso, se gasta 40 millones en Falcao.

¡Plof! Esto huele a burbuja. Y eso que el 85% de la deuda de los equipos está aplazada, en virtud de diferentes acuerdos alcanzados por los dirigentes de los equipos con la Agencia Tributaria. Que sea el charcutero quien pide el aplazamiento…

P.D.

Hablando de plofs y charcuteros: Jaume Matas condenado a seis años en el primer juicio del “caso Palma Arena”. ¿Amnistía o quince días en chirona? Se admiten apuestas.

La cosa no termina ahí. Antonio Alemany, periodista, ha sido condenado a tres años y nueves meses por prevaricación, falsedad, malversación de caudales públicos y tráfico de influencias. Entre 2003 y 2007 Alemany recibió casi medio millón de euros de Matas, como pago por escribirle los discursos y alabarle en el diario El Mundo. Por una u otra razón, este Pedro J es la salsa de la profesión…

 

Un motivo para NO ver la televisión

Alí y Nino

Autor: Kurban Said.

Editorial: Libros del Asteroide.

La faja publicitaria de este libro podría tener un efecto contrario al buscado: que algún lector potencial se asustase al leer frases como “El libro más importante de la literatura de Azerbaiyan” o “Ambientada en Asia a principios del siglo XX”. Tranquilos. “Alí y Nino” es nada más y nada menos que una historia de amor, de corte clásico pero con una sorprendente modernidad en sus planteamientos, reflexiones y conclusiones. Y una excelente traducción: “Todas las tardes, las muchachas van a la fuente. Todas las tardes, al fondo de la plaza, están sentados los hombres jóvenes, y así es como nace el amor en Oriente”.

“Alí y Nino” es la historia de amor entre el aristócrata musulmán Alí y la princesa ortodoxa Nino. Pero también un libro de aventuras y de viajes, de conflicto y de convivencia, de supervivencia y de tolerancia. “Aquí estamos, los representantes de los tres mayores pueblos del Cáucaso: una georgiana, un musulmán, un armenio. Nacidos bajo el mismo cielo, soportados por la misma tierra, distintos y a la vez uno: como las tres personas divinas. A la vez europeos y asiáticos, recibimos de Occidente y de Oriente, y a los dos damos”.

Un gran cuento, con una pareja protagonista y varias culturas actuando como extras, que fascinará a quienes disfrutan con Las mil y una noches, pese a no derrochar sexo y fantasía. Y tener lugar durante la primera guerra mundial en Bakú, ciudad a orillas del Caspio próspera gracias al petróleo. Buena culpa la tiene el ambiente exótico, tan rico como la encrucijada de nacionalidades que circulan por estas páginas inagotables: musulmanes, armenios, cristianos, judíos… Conviven a duras penas, luchan por lo que consideran suyo, y hasta tienen tiempo para el humor: “Entonces mi padre se levantó, me cogió la mano y dijo, con una voz súbitamente temblorosa y ahogada: ´Pero una cosa te suplico: ¡No te metas en política! Haz lo que quieras, pero nada de política`”.

Una pequeña obra maestra.

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Lagarteran@s

“Me disfrazaría de lagarterana”, reconoce en una lamentable entrevista promocional Carlos Cuesta, presentador de “Una mirada a El Mundo”, programa que estrenó anoche la cadena Discovery como homenaje póstumo al sueño audiovisual de Pedro J Ramírez. Alguien podría pensar que, con tan sensual declaración de intenciones, Cuesta se adhiere a determinadas costumbres libertinas que, en cuestión de vestuario, consiente su empresa. De ninguna manera. Lo que en realidad quiere decir el travestido presentador es que está dispuesto a hacer cualquier cosa para triunfar. ¡Ah, el éxito! ¿De cuantas infamias se compone un éxito? Se preguntó Balzac…

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