You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: antena 3


Asco de periodistas

A veces, los periodistas dan asco. Y en esta ocasión no estoy hablando de Juan Luis Cebrián. Es un empresario, no un periodista. Estoy hablando, por poner un ejemplo, de las tertulias matinales de las televisiones. Cavernas. Nidos de fachas. Encorbatados opinadores y elegantes juzgadoras contratados a la carta. Antes de que abran la boca se sabe lo que van a decir: hablan al dictado de su medio, de sus intereses, arrean al enemigo común, y terminan como tiene que ser, cargando contra Venezuela.

Ayer mismo en Antena 3 se produjo un nuevo conato de linchamiento: un grupo de periodistas-tertulianos-asesores, embrutecidos por su propio ingenio y consentidos por la presentadora, arrinconaron desde el plató a un político de Podemos que se encontraba en el exterior. Ramon Espinar, portavoz de Ahora Podemos en el Senado y diputado en la Asamblea de Madrid, no escuchaba bien por problemas de retorno. Desde el plató, los periodistas-tertulianos-asesores se jaleban unos a otros y se descojonaban de la risa con su propio gracejo y sus golpes bajos. “¿Se cree usted que los ciudadanos son idiotas?”, repetían mientras le acogotaban con comentarios irónicos y risas.

RotoTELE_1_in_3.jpg

Un tal Luis Arroyo, consultor socialista de melena popular, sonrisa arrogante y discurso engolado, se choteó desde la distancia y la supremacía sonora: “habla, querido…”, decía, dando paso desde su supuesta superioridad intelectual al miembro de Podemos. Susanna Griso consintió el cachondeo hasta que creyó que se le podía ir de las manos. Cuando el plató comenzaba a parecer la barra de un burdel se hizo la digna, interrumpió las risas y garantizó a la víctima el derecho a ser escuchado, a visitar otro día el programa. Periodismo de calidad.

¿Y así va a ser hasta finales de junio?

Un motivo para NO ver la televisión

Manifiesto incierto

Autor: Frédéric Pajak.

Editorial: Errata Naturae.

Portada_Manifiesto-Incierto_web-350x485

Viejo amigo de esta sección, Frédéric Pajak es ilustrador y escritor. O si usted lo prefiere, escritor e ilustrador. Sus obras conceden la misma importancia a los textos, auténtica literatura, que al dibujo, hermosos cuadros en blanco y negro a toda página. Ensayos gráficos, dicen, que invitan a la reflexión, a la melancolía y a la lucha.

En “Un motivo para No ver la televisión” hemos disfrutado de “La inmensa soledad”, el libro que cuenta la historia de Cesare Pavese y Friedrich Nietzsche, huérfanos bajo el cielo de Turín. Una maravilla que se mueve entre la filosofía y la historia. Tal y como sucede con “Manifiesto incierto”, en esta ocasión con el filósofo y ensayista alemán Walter Benjamin como protagonista.

“Benjamin, a la vez marxista, nostálgico, anarquista y excéptico, está convencido de que ´la doble tarea de los intelectuales revolucionarios es derribar la dominación intelectual de la burguesía y entrar en contacto con las masas proletarias`. Se pregunta si esa tarea imposible la efectuarán escritores, pensadores y artistas proletarios o si éstos -según Trotski- solo surgirán tras la victoriosa revolución del proletariado”.

Walter Benjamin “nunca trabajó con sus propias manos”. Era un burgués de buena familia “que se enamora de la clase obrera. Mejor aún: cree que su liberación personal solo puede producirse a través de la liberación del proletariado”. Se declara interesado por la filosofía, la historia de la literatura alemana y la historia del arte. Pero también por la investigación y la traducción (Baudelaire y Proust), la teoría del arte, la sociología de las artes plásticas y la filosofía del lenguaje. Sueña con el psicoanálisis, las utopías sociales y la historia, y con asociar a Platón, Spinoza y Nietzsche. Sobrevive escribiendo “bobadas destinadas a la radio y la prensa”, y comprando y vendiendo libros, cuando en realidad ambiciona convertirse en “el crítico más importante de la literatura alemana”.

Benjamin ve llegar a Hitler al poder. “Al igual que tantos otros intelectuales, vaticina una caída rápida del régimen”, escribe un Pajak que situa al protagonista de nuestra historia un 19 de abril de 1932 en el muelle de Ibiza, un lugar luminoso para un filósofo: “luz eléctrica y mantequilla, licores y agua corriente, flirteos y lectura de periódicos”.

“Soñador abismado en el paisaje”, reza el subtítulo de este libro, de medio formato y cuidada edición de Errata Naturae. Otra maravilla para leer sin prisas, disfrutando de la emotiva intensidad de los textos y la sobria belleza de las ilustraciones. Una obra de arte que garantiza el futuro del libro como objeto irrepetible, como necesidad evidente, como placer irresistible.

1459270627155

Venezuela al límite

“Delincuencia, inflación, pobreza…”, resume el periodista de Antena 3 en la promoción del programa “Venezuela, al límite”, emitido anoche por la primera cadena de Atresmedia. “¿Cuánto cuestan una barra de pan y un rollo de papel higiénico?”, le pregunta el presentador del matinal “Espejo público” en un alarde de originalidad y perspicacia informativa. El reportero responsable del reportaje responde melodramático: “Es más fácil conseguir una pistola que una barra de pan”. Estremecedor. En la parte inferior de la pantalla, un rótulo: “Los delincuentes son los amos de las calles en Venezuela”.

“Un programa imprescindible para hacer una radiografía de Venezuela”, dice otro presentador de “Espejo público” tras ver unas imágenes de la búsqueda de Iñaki de Juana Chaos. Un ejercicio de periodismo de investigación sin precedentes en el que, atención, “desvelan las amenazas del etarra a su casero” en un audio de baja calidad. “En Venezuela es muy fácil que te descubran y llamen a la policía”, dice el aguerrido reportero para justificar la mala calidad de la grabación sonora. “Tuvimos que irnos, empezaron a tomarnos la matricula del coche”, reconoce el valiente reportero.

“Orgullo”, sentenció Susanna Griso tras la promoción matinal del programa sobre Venezuela. Solo unos minutos antes uno de los subalternos de la presentadora, especializado en noticias macabras, había preguntado al sindicalista Diego Cañamero: “¿Es verdad que en Marinaleda están vendiendo aceite a Venezuela?”.

Venezuela se ha convertido en el epicentro del lado oscuro del planeta. No hay otro país con tanta miseria, con tanta violencia, con tantos etarras… con tanta relación con Podemos. Quería ver el programa sobre “el lugar más peligroso del mundo”, pero después de esta imagen no tuve estómago…

nuevolaredohoy

¿Cómo, que no es Venezuela? ¿Que es México? Mecagüen…

Un motivo para NO ver la televisión

El show de Gary.

Autor: Nell Leyshon.

Editorial: Sexto Piso.

Portada_Gary_Alta-195x300

Gary es un chorizo, en muchas de las diferentes acepciones del término. Desde ladrón de pisos a carterista en el metro. Tiene un sexto sentido que le permite localizar la llave de una caja fuerte escondida, sentir la llegada de los propietarios de una vivienda e incluso oler la presencia de la pasma. Es un mangante de primera categoría, de casta le viene al galgo, que se inicia en el mundo del hurto de la mano de su padre. Su madre, alcohólica, espera en casa sin apenas mirar a sus otros dos hijos. Estamos en el sur del Londres de los setenta y los ochenta, un lugar donde “la lluvia cae lo bastante fuerte para aguarte la sangre y las hojas embozan las alcantarillas”. Un mal sitio para crecer en la miseria y el abandono. “La cuestión, Gary, es que no te pillen. Eso es lo importante”, le dice su padre como gran consejo para el resto de su vida.

“Lo que tenemos que entender, Mandy, es que todos nacemos desnudos de gente malograda”.

“Porque alguna gente la caga. A alguna gente no le han enseñado cómo hacer las cosas”.

Nell Leyshon, autora del inolvidable “Del color de la leche” (Sexto Piso), hace que sea el propio Gary quien cuente la historia de su vida. Un narrador de lujo para una historia de miseria, decadencia y derrota. Gary tiene un gran concepto de sí mismo, se ve como un delincuente indestructible, un tipo superdotado para el delito gracias a su inteligencia y su magnetismo. No sabe que solo es un superviviente.

“Es una putada. Dejas de beber y de drogarte, dejas de vaciar bolsos y bolsillos, dejas de colarte en casas y de revolver en los cajones de las bragas, dejas de repartir droga, dejas de mangar en tiendas, empiezas a pagar tus cosas y abres una cuenta en el banco y tienes tu propia llave de casa, empiezas a dar paseos de puta mañana, a cambiarte de calzoncillos y calcetines todos los días, empiezas a decir la verdad, ¿y sabes qué pasa? Que la gente espera una tormenta. Espera que te vuelvas del revés y que todos tus secretos caigan rodando como si fueras un bolsillo”.

Gary sube y baja. Parece que rozará los cielos, pero solo asciende para caer desde más alto. “Ahora sabes mucho de mí porque has leído mis memorias, de hecho sabes la hostia, como ya te he dicho. Pero si hay una cosa que sabes de verdad (y si no, es porque no has prestado atención y necesitas que te den un cabezazo) es ésta: yo lo sé todo. Y como soy una persona que lo sabe todo, sé lo que piensas. Y sé lo que quieres”.

Termino de leer “El show de Gary” con la música que genera en los medios la muerte de Manolo Tena. Y veo puntos en común entre ambos personajes. Tipos que han apostado fuerte, que se han querido y se han maltratado, que rozaron la gloria pero eligieron los infiernos. Supervivientes, a fin de cuentas, que se jugaron la vida a la ruleta rusa. Leyshon, una de las grandes de las nuevas letras británicas, borda las memorias de un maravilloso perdedor. Vibrante desde las primeras páginas hasta la derrota final, como no podía ser de otra manera.

 

Hipnotizados

Es evidente que la televisión hipnotiza. Basta con ver las horas que dedica cada ciudadano a perder el tiempo delante del electrodoméstico: los valencianos, por ejemplo, ven una media de cuatro horas y 28 minutos de televisión al día. Hipnotiza e idiotiza. La televisión nos hace más sumisos y menos críticos, nos quita tiempo de lectura, del campo y de los amigos, y nos aleja de las conversaciones de bar y del silencio, de la realidad y la reflexión, de la vida. La televisión es una trampa: el gran negocio de unos pocos, el arma de los poderosos para narcotizarnos, la dejadez y el abandono definitivos.

La televisión hipnotiza, decíamos al comienzo de este post. Pues hasta eso es mentira. El último gran éxito de Antena 3, una de las cadenas de televisión pertenecientes al duopolio audiovisual en que se ha convertido este país, ha sido el programa “1, 2, 3 hipnotízame”. Una nueva vuelta de tuerca a la misma mierda de siempre: escenario aparatoso, formato de gala clásica, famosetes de medio pelo, Manel Fuentes como presentador… y la gran novedad de un hipnotizador. Adelgazar con hipnosis, dejar de fumar con hipnosis, dejar de beber y drogarse con hipnosis… y ahora, reventar las audiencias con hipnosis.

Captura de pantalla 2016-03-27 a la(s) 12.47.23

La farsa convertida en éxito: tres millones de espectadores, un 19,5% de la audiencia, contemplaron cómo un tipo de melena antediluviana vestido de tahúr de barco del Misisipi dejaba dormidos, es decir, poco más o menos como estaban antes, a estrellas del calibre de David Bustamante o Mario Vaquerizo. Y digo la farsa porque entre el público seleccionado por el hipnotizador para participar de manera voluntaria en el programa han descubierto a un actor, a un figurante de series como “Acacias 38”

hipnotizame-records-audiencia-envuelto-polemica_901721286_100613142_667x714

“¡Tongo!”, han aullado las redes sociales. Se la sopla: la caja ya está hecha. “Es solo entretenimiento”, se justificarán los productores mientras cuentan los billetes y preparan nuevos formatos, quién sabe si utilizando el atractivo de la cienciología, las virtudes de la homeopatía o los secretos de las caras de Bélmez. Es igual. Nos lo zamparemos de la misma manera. Estamos hipnotizados…

P.D.

“El populismo puede engullirnos a los socialistas”, advirtió hace solo unos meses el concejal socialista madrileño Antonio Miguel Carmona. Un visionario. Carmona ha pasado sus vacaciones de Semana Santa en el “infierno” en que viven los refugiados situados en el campamento de Gizona en Lesbos (Grecia). Y por supuesto lo ha contado en todos los medios. Especialmente obscenas me han parecido las imágenes de La Sexta, en las que el político del PSOE jugaba al fútbol con niños, les abrazaba cariñosamente y hasta les besaba. Pornografía política.

Captura de pantalla 2016-03-27 a la(s) 12.48.31

Un motivo para NO ver la televisión

¡García!

Autores: Sergio García y Luis Bustos.

Editorial: Astiberri.

garciagarcia2

Cuesta cogerle el punto a este cómic extraño, de narración atropellada, blanco y negro áspero y superhéroe viejuno renacido en el mismísimo Valle de los Caídos. No es fácil entrar en la brutal ironía de un guión que te desconcierta, primero, y te arrastra a la sorpresa y la sonrisa, después. Es complicado, hay que dejarse llevar por la locura inicial, disfrutar con las primeras páginas de una historia esperpéntica que, tras dejarte con la boca abierta, te invita a divertirte, a establecer complicidad con el protagonista y hasta a estar de acuerdo con el análisis social que se puede leer entre líneas. El segundo volumen es un placer absoluto.

Porque “¡García!” son dos tomos de formato manejable y grosor novelesco que cuentan la historia de un país como el nuestro, en que “el pasado siempre vuelve. Con rencor”. La radio de un taxi escupe una actualidad que es la nuestra: “Nada más que dejar pasar el tiempo. Claro, que es lo que caracteriza a este gobierno dubitativo y débil que tenemos que soportar. Un Gobierno ineficaz, producto de un pacto desesperado, que ata de pies y manos al ejecutivo”. ¿Le suena?

García es un superpoli facha. Un superhombre fascista. Un tipo honrado. Una leyenda del mamporro. Y muchas cosas más. García es el auténtico renacido. ¿Una reencarnación de Roberto Alcázar, el amigo de Pedrín? Por ahí van los tiros… García es un tipo que desapareció en 1961 y que se despierta en nuestros días (“casualmente en la mayor crisis de la democracia española”), dentro de un ataúd de hierro y en el Valle de los Caídos, junto a la tumba de Franco. “Yo he cambiado, mientras usted permanecía igual, señor García”, le confiesa su envejecido jefe, “pero España ha cambiado más”.

Antonia es una periodista novata en busca de buenos reportajes. Y se tropieza con el mejor posible: políticos desaprensivos, una candidata víctima de una conspiración que ella misma organizó, las fuerzas de seguridad del Estado, una banda de mafiosos rusos, un montón de cadáveres, un torpe policía municipal que aparece y desaparece… Y un hombre a la vieja usanza, de los que se visten por los pies y desconocen el significado de la palabra “democracia”, convertido en super héroe. ¿Alguien da más?

“En este país el pasado nunca muere”, dice un personaje acodado en la barra de un bar. Y es que en este cómic negro y ancho, mucho más de lo que pudiera parecer, hay espacio incluso para la crítica social y política. “Los ministros siempre mienten”, asegura alguien en la recta final de una historia en la que “España se rompe”. Tronchante y desasosegaste. Como España misma.

Garcia_2

 

Home, sweet home

No voy a descubrirles ahora la importancia de la vivienda en la historia de la humanidad. Hace poco comentábamos en este blog el fantástico último cómic de Paco Roca“La casa”, un homenaje a su padre, a la familia, a la vida… y al hogar. Sin salir del mundo de la historieta podemos hablar de otra obra con similar título, “La casa. Crónica de una conquista”, nuevo trabajo del gran ilustrador Daniel Torres, todo un tratado de arquitectura, urbanismo, costumbrismo, antropología e historia. Desde el neolítico hasta nuestros días la vivienda ha evolucionado, pasando de la cueva o el sencillo refugio de ramas a las viviendas contemporáneas, diseñadas por artistas conceptuales que buscan prodigios tales como, no se lo pierda, el diálogo entre estabilidad y masa en suspensión.

Walden

En España la casa es muy importante. Nos gusta comprar, no alquilar. Yo soy más de cabaña, como Thoreau (en la foto). Pero cada uno es cada uno… Ahí tiene al amigo Francisco Granados, ex secretario general del Partido Popular madrileño: acabamos de saber que uno de los empresarios vinculados a la trama Púnica le construyó un chalet de lujo en ValdemoroIncluía jardín con cascada que cae en una piscina forrada en cuarcita dorada, sauna integrada, tres chimeneas, cromoterapia y aromaterapia…. Y todo en una España en la que desde que comenzó la crisis se han producido más de 600.000 desalojos hipotecarios.

Tras el éxito de la casa de Bertín Osborne, refugio de famosetes en busca de tintorro y prime time, solo era cuestión de tiempo que se abriesen las puertas de otros hogares cool a las cámaras de televisión. “A mí me encanta que me copien, al final, siempre se comparará”, ha dicho un crecidito Bertín a Europa Press. Y en eso llegó Susanna Griso, la reina de las mañanas (con permiso de Ana Rosa), para darle una vuelta de tuerca a los programas de viviendas, anfitriones y entrevistas.

“Dos días y una noche” (Antena 3) va de eso. De famosetes que se muestran muy humanos, muy sencillos, muy normales, acogiendo en sus casas a la exitosa presentadora. Hablan de la vida, del amor, del trabajo, ya sabe usted… Si Bertín ha compartido salón y cocina con españoles de la categoría intelectual de Jesús Janeiro, Arévalo o Carmen Martínez Bordiú, Griso no ha querido quedarse atrás conviviendo con talentos del calibre de Raphael, Cristina Cifuentes o Sergio Dalma. ¿Imaginación? Cero. ¿Talento? Ninguno. ¿Originalidad? Ni un ápice: “Dos días y una noche” es solo una adaptación de “Sleeping with the stars”, espacio de contrastado éxito en Europa. El programa que demandaba la parrilla española, sin duda alguna.

“En ´Dos días y una noche` podréis verme hasta en camisón”, dijo Griso en “El Hormiguero” (Antena 3) a modo de reclamo. Excitante, ¿verdad? Pues ni con esas. Más de lo mismo, de lo de siempre, de esa televisión anodina basada en el presentador de moda, el famoso de medio pelo, y las conversaciones convencionales. Es decir, el entretenimiento de perfil bajo. Ningún riesgo. Ninguna novedad. Combustible para que siga rodando un duopolio televisivo muy poco exigente, pero muy rentable, que se limita a mantener engrasada la maquinaria de su negocio audiovisual. Un aburrimiento para nosotros, un chollo para ellos.

Un motivo para NO ver la televisión

La cabaña de Heidegger.

Autor: Adam Sharr.

Editorial: Gustavo Gili.

9788425228377

Este libro, sabiamente subtitulado, “un espacio para pensar”, habla de la relación entre la persona y el lugar. Y lo hace a través de un filósofo alemán, Martin Heidegger, que en verano de 1922 se mudó a una cabaña de 6 por 7 metros en las montañas de la Selva Negra, en el sur de Alemania. Durante cinco décadas el autor de “Ser y tiempo” disfrutó de la intimidad emocional e intelectual del pequeño edificio, en el que escribió algunas de sus obras más importantes. Adam Sharr, profesor de arquitectura en la Newcastle University, analiza en esta obra “la configuración” de la cabaña, “su construcción, cómo llegó a construirse, la disposición de sus tres habitaciones y cómo se utilizó”.

Heidegger estaba convencido de que la cabaña le ponía en contacto con la existencia. Tengo la sensación de que con el paso del tiempo, las personas sensatas, esas que no son excesivamente ambiciosas y van desprendiéndose de los bienes materiales, buscan la sencillez. La vida simple. El retorno a la naturaleza. En lo que a vivienda se refiere, a ver si usted me entiende, justo lo contrario al chalet de Granados en Valdemoro.

“Cuando el viento, al cambiar de repente, murmura algo en las vigas de la cabaña y el tiempo amenaza con volverse desagradable”, escribe Heidegger en una de las frases en las que intenta reflejar la intensidad de su relación con la montaña. “El pensador como poeta” termina, no podía ser de otra manera, con una poesía…

Los bosques se extienden

Los arroyos saltan

Las rocas permanecen

La niebla se difunde

 

Las praderas esperan

Brota la fuente

Los vientos viven

Bendiciendo a las musas.

Heidegger 2