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Charranes

Han colapsado las urgencias con sus dolencias tropicales, sin duda consecuencia de esos bailes sabrosones, esas alimentaciones frutícolas y esas tórridas sensualidades, pero nuestro glorioso gobierno se lo ha perdonado. Lo que no ha conseguido el 20% de pobreza infantil, que Mariano Rajoy y sus secuaces den marcha atrás en sus recortes fraticidas, lo han logrado estos turistas sanitarios, que parecía que llegaban para realizar los trabajos que ningún español quería hacer, pero que lo que en realidad buscaban eran nuestras aspirinas y nolotiles. Una hueste de enfermizos hunos ha doblegado a un Gobierno humano, sensible y hasta cariñoso, que pretendía mantenerse firme ante la proximidad de las elecciones, y evitar que sus votantes viesen el más mínimo atisbo de electoralismo en decisiones como la de devolver la atención sanitaria a los sin papeles.

Anarquistas, perroflautas, bolivarianos y antisistema verán en este giro para con los inmigrantes irregulares simple populismo. Nada de eso. Tres años después en el PP quieren recordarnos que no son monstruos, que tienen su corazoncito, que les votemos en las próximas elecciones. Ana Mato estaba confundida, pero no pasa nada porque ha venido Alfonso Alonso a poner las cosas en su sitio. Rectificar es de sabios, es decir, de políticos en periodo electoral. Así que han diseñado una sanidad B, no podía ser de otra manera, para los forasteros. Porque devolver a estos pajarracos la tarjeta sanitaria es algo a todas luces innecesario: el efecto promocional ya está conseguido con la noticia del nuevo ministro.

El PP, con los inmigrantes. A muerte. Desde siempre. Como debe ser. Y es que por si usted no lo sabía, el símbolo del Partido Popular es un ave migradora. No una vulgar gaviota, para nada. “No es un ave carroñera, es un ave que vuela alto”, dice el popular que diseñó el logo del avechucho. Y asegura que el símbolo que adorna la fachada de Génova es un charrán. Un pájaro que no sabe de fronteras, ni de atenciones primarias, ni siquiera de tarjetas sanitarias. Un ave libre capaz de recorrer más de 70.000 kilómetros anuales, de polo a polo.

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Solidarios, pero sin derogar el decreto y sin perder la perspectiva: los españoles que pagamos impuestos estamos pagando la sanidad a los inmigrantes sin papeles, nos recuerda Alonso. Y eso no es todo… seguro que algunos inmigrantes pitarán al himno español en la próxima final de la Copa del Rey. Serán desagradecidos…

P.D.

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Un motivo para NO ver la televisión.

El árabe del futuro.

Autor: Riad Sattouf.

Editorial: Salamandra.

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Esta es la historia de un niño de angelical rubia melena, hijo de una francesa y un libio, que pasa los primeros años de su vida entre el país de Gadafi y la Siria de Hafez el Asad. Y pasa lo que pasa: Que Riad disfruta comiendo moras, oliendo el polvo y el sudor de las mujeres, siendo el centro de atención de todos… incluso de aquellos otros niños que le dicen “hijo de perro”, “me follo a tu madre”, “maldito sea tu padre” y lo peor de todo, “maldito… sea… tu… dios”.

Gracias a su paciente y bondadosa madre, el dios de Riad es Georges Brassens. Gracias a su padre, un hombre que dibuja Mercedes con las ruedas rectangulares, y navega entre ser un liberal, un hombre de dios y un radical antisemita, recorre algunos de los lugares más desolados del planeta. Su madre sufre, su padre duda y mientras, él dibuja a Pompidou con maestría.

Esta historieta autobiográfica, subtitulada “Una juventud en Oriente Medio (1978-1984)”, ha ganado el premio a la mejor obra en el Festival de Angulema de 2015, y ha vendido en Francia más de 200.000 ejemplares. Normal. Se trata de un cómic divertido, que cuenta una aventura fabulosa, y que ayuda a comprender la historia y la realidad de dos países en constante actualidad, Libia y Siria, además de su relación con Francia. Muy recomendable.

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Liderazgo

“Soy bastante modesto, no quiero decirle a la gente que soy su líder”. Pol Pot.

La revista del bienestar que, plagada de publicidad, regala el diario progresista, se abre con un editorial firmado por un “experto en liderazgo”. El texto, a medio camino entre el libro de autoayuda, el monólogo del psicólogo argentino y la homilía del vidente televisivo, habla de “estados de la mente”, “neurociencia afectiva” y la “reinvención de nuestros cerebros”: “No bajes tus sueños a la altura de tus capacidades aparentes, al contrario, deja que tus capacidades suban a la altura de tus sueños”, advierte el experto en liderazgo. ¿Usted no acaba de entenderlo? No se preocupe, le pondré un ejemplo… Ana Mato, seguramente la política más incompetente de la historia reciente, podría haberse hundido tras su estrepitoso fracaso al frente del ministerio de Sanidad. Pero lejos de asumir la derrota y desaparecer, tierra trágame, ha levantado la cabeza, ha sacado pecho y ha dejado “que sus capacidades suban a la altura de sus sueños”: acaba de ser designada por su partido vicepresidenta de la Comisión de Cooperación, nombramiento por el que recibirá un aumento en su nómina de diputada de 1046,48 euros mensuales.

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El liderazgo es un estado económico, no lo olvide. Líder fue Ernest Shackleton, heróico explorador polar que suelen utilizar como ejemplo los vendedores de motivación. Pero eso fue hace mucho tiempo, cuando los ciudadanos admirables y envidiados eran aquellos que contribuían a ampliar los conocimientos de la humanidad. Hoy envidiamos a la gente por su coche, su reloj o su bronceado. Y pasa lo que pasa: que llamamos a Esperanza Aguirre la lideresa. Que Pedro Sánchez cree que es el líder de la izquierda. Y que líderes estimados y respetados han sido Rodrigo Rato, Gerardo Díaz Ferrán o Jordi Pujol.

En nuestra sociedad, un experto en liderazgo equivale a un vendedor ambulante de crecepelo del Far West. Las paparruchadas que antes viajaban en una renqueante carreta arrastrada por una mula, ahora lo hacen en los asientos de cuero de un Audi 6. Porque liderazgo es sinónimo de éxito. Y éxito lo es de dinero.

Ni dios, ni patria, ni rey… ni líder. No necesitamos cabecillas, caudillos, amos… Necesitamos educación, cultura y espíritu crítico. Necesitamos nuestras propias ideas. “No esperen a los líderes, háganlo ustedes mismos, persona a persona”, dijo Teresa de Calcuta.

Un motivo para NO ver la televisión

Una infancia

Autor: Harry Crews.

Editorial: Acuarela & A. Machado.

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Subtitulado “Biografía de un lugar”, este libro habla no sólo de la infancia de un escritor muy especial, autor de libros sobre desheredados y desubicados. También describe la Norteamérica de la depresión, de la pobreza y la desesperanza, de la soledad y el vagabundeo. “La biografía de una infancia que, forzosamente, ha de ser la biografía de un lugar, de un estilo de vida que ha desaparecido para siempre”.

Harry Crews es un escritor del lado salvaje absolutamente coherente con su obra. Es decir, que escribió como vivió. Apuntándose a la sien con una pistola, bebiendo como un camello, drogándose como una mula y luchando con los marines en Corea. Puro Southern Gothic. Sus libros son un catálogo de perdedores, y su biografía muestra el camino recorrido por el autor para llegar al borde del precipicio. “El mundo en que se movía la gente de la que procedo tenía tan poco margen de error, tan poco margen para la mala suerte, que cuando algo iba mal casi siempre acababa ocurriendo algo que lo empeoraba aún más. Se trataba de un mundo en el que la supervivencia dependía del valor, de un coraje crudo nacido de la desesperación y mantenido por la ausencia de alternativas”.

Esta es la historia triste de un chico rodeado de penurias, soledad y tristeza que, mientras ojea un catálogo de Sears, piensa que aquellos que le rodean son bien distintos de la perfección que muestra el papel y la publicidad: “A casi todas las personas a las que yo conocía les faltaba algo: un dedo cortado o aplastado, una oreja medio comida, un ojo nublado por la ceguera a causa de una grapa que sobresalía en una cerca… Y si no les falta algo lucían cicatrices dejadas por alambre de espino, cuchillos o anzuelos”.

Una biografía dura y triste, absolutamente imprescindible para aquellos que adoramos a ese maravilloso perdedor llamado Harry Crews.

¿Quien es este señor?

José Antonio Sánchez. ¿Quién es este señor? se preguntará el lector de este blog, acostumbrado a codearse con intelectuales, artistas, filósofos, poetas y pensadores. Pues es el nuevo presidente de RTVE. Y un chuleta importante. A esta última conclusión se llega con facilidad tras analizar su comparecencia, el pasado martes, en la Comisión Mixta para el control parlamentario del ente público. Cuando le preguntaron por las razones del cambio de Oriol Nolis como presentador de los informativos del fin de semana de La 1, Sánchez respondió de la siguiente manera: “¿Qué es esto? No se de qué me habla… ¿Qué cargo tenía este señor? ¿Quién es este señor?”. En Bluper, una nueva web de televisión, aseguran que “según fuentes internas de TVE, el nuevo director de informativos habría insinuado entre sus más cercanos que en TVE había “mucho catalán”.

El desprecio hacia el periodista es evidente. El desprecio hacia los ciudadanos, también. TVE es una televisión pública y sus responsables, les guste o no, se rigen por códigos diferentes que los responsables de Antena 3 o Telecinco, cadenas privadas. La soberbia se la tienen que dejar en casa. En la imágen, Sánchez es el de la izquierda…

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¿Quién es este señor?, Insisto. Pues el tipo que ya estuvo al frente de TVE hace años, concretamente cuando un jefe de informativos llamado Alfredo Urdaci se burló de todos los españoles deletreando las siglas de un sindicato. Ha vuelto, y más arrogante si cabe: Si las acusaciones de manipulación en su anterior etapa se limitan al famoso “Ce, Ce, O, O”, Sánchez aseguró el martes “sentirse satisfecho”.

¿Quién es este señor?, reitero, a riesgo de ponerme pesado. Pues el individuo que justifica la ausencia de Pablo Iglesias, el político de moda, en la televisión pública española. Primero, negando la mayor: “Se le ha dado mucho tiempo, hora y pico, según he leído en un informe. Y si no ha salido más es porque no lo habrán considerado los profesionales. Si tiene que ser entrevistado lo será. Siempre mirando criterios profesionales”. Segundo, burlándose de los ciudadanos al asegurar que “ha sido entrevistado dos veces”. Faltaría más: hace un año en 24 Horas, y en Europa 14 con motivo de las elecciones de mayo.

¿Quién es este señor? Pregunto por última vez. Pues el que fuera director general de Telemadrid entre julio de 2011 y octubre de 2014. Es decir, el hombre de Aguirre que hundió tanto la audiencia, como el prestigio, como la economía, de la televisión de los madrileños. El hombre que fue ya director general de RTVE entre julio de 2002 y abril de 2004, periodo especialmente negro, con Aznar como presidente, en el que la manipulación de la información fue tan habitual y escandalosa. Este es José Antonio Sánchez, el actual presidente de RTVE. Para que usted lo sepa.

En esta imágen, Sánchez sigue siendo es el de la izquierda…

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Seguimos en TVE. Auténtico servicio público: ¿Con qué se cura una enfermedad que no existe? Con sustancias sin efecto alguno.

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Más TVE. ¿Quién dijo que el líder de Podemos no sale en la tele pública? Aquí lo tiene: “Compañera sentimental de … PABLO IGLESIAS”. Más claro el agua…

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No tengo palabras para hablar de la dimisión de Ana Mato

 

Nada es lo que parece

Final de la Champions entre Real Madrid y Atlético de Madrid. En el minuto 121, con el partido decidido a favor de los merengues gracias a un contundente 3-1, Cristiano Ronaldo marca de penalti el cuarto gol de su equipo. Enloquece. Se quita la camiseta, pone cara de increíble Hulk, y tensa su cuerpo mostrando un catálogo de músculos solo comparable al del Aznar playero. ¿La reacción animal de un futbolista de raza diseñado para ganar? ¿La exhibición desproporcionada de una estrella descerebrada, de un deportista gañán? ¿La explosión física de un atleta perfecto? ¿Una desafortunada ostentación de fuerza y poder? Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Se trataba de una maniobra premeditada, estudiada, medida. Cuestión de marketing: CR7 se desnudó, tensó su torso y se dirigió a una cámara concreta, de cine, que se dedica al rodaje de “Ronaldo, the movie”, una película sobre la vida del futbolista portugués.

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Nada es lo que parece. Rubalcaba comparece ante los medios tras la dolorosa derrota electoral del PSOE en las elecciones europeas. Y con firme voz varonil, todo digno, hace una feroz autocrítica que finaliza con esta frase: “He elegido la opción de irme…”. Pero en realidad quiso decir lo que había afirmado sólo tres minutos antes: “Seguiré como secretario general hasta que el partido decida quién me sustituye”. Es decir, que piensa marcharse sin irse y, para que queden claras sus intenciones, torpedea las primarias para controlar la sucesión. Que está por el cambio, vamos.

Nada es lo que parece. Hacienda ha llegado a la conclusión de que la familia Mato-Sepúlveda recibió 477.000 euros en cohechos de la trama Gürtel: dinero efectivo, participación en empresas y pagos de viajes, fiestas y regalos para él, sus hijos y su mujer. ¿Responsabilidad moral de la ministra? ¿Dimisión? No, por dios… La cantidad no declarada a Hacienda no supera el límite para considerarse delito. La responsable de Sanidad recibió regalos por su condición de esposa y, por tanto, se le deben computar a Jesús Sepúlveda, responsable electoral del PP durante años.

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¿Nada es lo que parece? Rita Barberá no se considera “una ratita de la política”. ¿Acaso no le gustan los diminutivos?

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¿Nada es lo que parece? El ministro del Interior Fernández Díaz elige el Valle de los Caídos para “meditar”. Un miembro del Gobierno de España se retira a un mausoleo fascista, en coche oficial y con escoltas, para encontrase a sí mismo. Pues eso.

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Un motivo para NO ver la televisión

Huida del corredor de la muerte.

Autor: Edward Bunker.

Editorial: Sajalín.

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Cuando creía haberlo leído todo de Edward Bunker, mi escritor con antecedentes penales favorito, cuando ya no esperaba nada más del género carcelario, cuando pensaba que sabía todo sobre la sórdida vida intra muros… llega editorial Sajalín y edita esta maravillosa “Huida del corredor de la muerte”. Se trata de una colección de relatos de diferente tamaño, desde unas pocas páginas a media novela, con unos protagonistas inolvidables: los inquilinos más duros, más golpeados y ultrajados, de la prisión de San Quintín, aquellos a los que llaman “muertos vivientes”. Folsom era El Hoyo. Soledad la Escuela de Gladiadores. Y San Quintín la Casa de Drácula, “una masa de cemento y acero en rápido crecimiento en una península del condado de Marin, con vistas a una parte de la bahía de San Francisco”. La sede del corredor de la muerte.

¿Es posible fugarse de la antesala de la muerte, del lugar previo a la ejecución? Seguramente no, pero de cualquier modo merece la pena intentarlo. “Estar en el corredor de la muerte tenía una parte surrealista, algo onírico, algo increíble”, escribe Bunker en el fantástico relato que da título a este libro. Añada a esa historia la de un negro que, tras cometer un delito leve y acabar con sus huesos en la trena, ve cómo su vida se complica y su condena aumenta. “Dios, que vida más jodida la de un hombre negro y fuerte en Estados Unidos si era pobre, y los únicos que no eran pobres eran aquellos que cantaban y bailaban para los blancos, o que se encargaban del correo”.

O esa otra en la que un convicto sólo piensa en vengarse, en hacer justicia a un amigo: “Voy a matar a uno de esos cabrones hijos de puta”, dice un Eddie Johnson que se muere por matar. Y así hasta seis relatos que nos devuelven a Bunker, un escritor salvaje capaz de dar los mejores consejos (No cometas el crimen si no puedes cumplir la condena) y también los peores (El subidón de adrenalina al acabar un robo con éxito era mejor que el sexo, mejor que las drogas). Un libro póstumo repleto de maldad, de rencor y de violencia, protagonizado por hombres sin futuro. Digno del mejor Bunker.