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La tragedia de la información

TVE tardó una hora en informar sobre el accidente de ferrocarril que se produjo en Santiago de Compostela. Demasiado tiempo. Dos horas después, el Canal 24 Horas  de TVE utilizó imágenes de archivo de otro accidente ferrovial, concretamente del desatre que se produjo en Chinchilla en el año 2003, para ilustrar la información (ver foto) sobre Santiago. Absolutamente impresentable. BBC y CNN informaron antes que la televisión pública española. Sorprendente. Antena 3 y Telecinco emitieron la noche del choque especiales ridículos de apenas 15 minutos de duración. Vergonzoso. La Sexta ofreció el mayor despliegue, de dos horas de duración, tras emitir la serie “Juego de tronos”.

A la mañana siguiente, algunos tertulianos pedían abrir un debate político sobre el tema. No explicaban el motivo. Otros decían que “el factor humano no había estado a la altura”, o que el tren “volaba” a más de 150 kilómetros por hora. Algunos se aventuraron a decir que corría en exceso para no llegar tarde y tener que devolver el dinero de los billetes. Eran los mismos opinadores que antes de ayer hablaron de Pantoja y Cachuli, y ayer mismo de José Bretón o el caso Bárcenas. Todas las cadenas emitían, una y otra vez, en un bucle espantoso, las imágenes del tren saliéndose en  la curva. En Antena 3 y La Sexta entrevistaron a la misma persona, un joven que lloraba al contar que una prima estaba en el hospital, pero su primo y su tía no aparecían. El reportero de Antena 3 hurgó en su herida de manera repugnante, con preguntas tan dolorosas como innecesarias. Sí, cuando la niña de trece años salió del vagón por su propio pie pudo ver el cuerpo de su hermano.

Las grandes cadenas comerciales, y TVE, han ido reduciendo poco a poco sus redacciones de informativos. Menos periodistas, fuera los caros y díscolos veteranos, bienvenidos los becarios de saldo. En el día a día intentan disimular esas plantillas escuálidas con mucha opinión, imágenes ligeras de temas frívolos, y mucho, mucho deporte. Y pasa lo que pasa: que cuando hacen falta verdaderos profesionales de la información, auténticos periodistas, aparece el reportero mileurista, en prácticas, sin experiencia, obsesionado no ya por informar, sino por no meter la pata en el directo.

Desastroso el comienzo del Telediario de las nueve de la noche del jueves en TVE. El presentador, Marcos López, estaba en el lugar del accidente, pero los errores con las conexiones, con los rótulos, fueron constantes. En el resto de cadenas ofrecieron mucho periodismo urgente sobre el accidente de Santiago de Compostela, pero poco periodismo de verdad. Demasiada opinión aventurada, excesivo sensacionalismo macabro, pocos hechos contrastados. Muchas imágenes innecesarias de heridos y cadáveres. “Dejen en paz a las víctimas y a sus familiares”, suplicó una pscióloga desde las mismas vías del tren

Seis horas después del accidente, a las 2:20 de la madrugada del miércoles, la presentadora de La Sexta dio por terminada la información sobre la tragedia. Una información mediocre, si tenemos en cuenta la repetición agobiante de las mismas imágenes, los pocos datos oficiales y la pobreza del directo. Una información interesantísima, sin embargo, si la comparamos con la que ofrecían en ese momento en Antena 3 o Telecinco: absurdas repeticiones  de “BuenAgente” y “Hay una cosa que te quiero decir”. Despidieron el programa especial y dieron paso al resto de la programación de la cadena…

“Una noche soberbia”, dijo una señorita con pinta de iluminada tras recordar a las víctimas del accidente y presentar “la maquina sagrada del fuego, que elimina tu negatividad”. Un gabinete del amor, con Montse Anglada y Sandro Rey de consejeros espirituales, contactos telefónicos a 1,57 euros en red móvil. “A ver, Manuel, dime tres veces tu nombre… ahora quiero que absorbas la energía del fuego… ahora quiero que recibas la energía de la luz… No, para atender a tu madre tienes que hacer otra llamada”.

En ese momento, la BBC seguía informando de la tragedia.