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Indignados VIP

En casa, delante de la televisión, seguro que no hay futuro”, decía Edu, indignado de 49 años, en la concentración del pasado sábado en la plaza de Catalunya de Barcelona. Poco después Edu y sus colegas fueron físicamente desalojados. Pero volvieron al día siguiente, y al otro, y continuaron exigiendo justicia y luchando por sus derechos.


La revolución no será televisada. Tenía razón Gil Scott-Heron, y tiene razón Edu: la televisión es una gota malaya que nos desaloja intelectualmente, un monstruo que nos aletarga, que nos deja sin criterio, que nos convierte en seres conformistas, superficiales e irreflexivos. La televisión es exactamente lo contrario al 15M, una invitación al pensamiento crítico, a las pequeñas revoluciones, a la solidaridad y la lucha.

Por eso resulta divertido ver cómo a muchos periodistas se les llena la boca de teatral indignación cuando hablan del 15M. Algunos, que ni siquiera se manifestaron junto a sus compañeros cuando cerraron la cadena de televisión en que trabajaban, hoy defienden la seriedad del movimiento ciudadano desde sus nuevos púlpitos. Otros lo hacen mientras preparan ERES sanguinarios que garanticen su supervivencia personal. Otros maldicen el sistema mientras intentan aplicar liquidaciones de 20 días por año a sus ya ex compañeros. Creen que la cosa no va con ellos, que no forman parte del sistema corrupto, que son indignados VIP, pero están confundidos: son parte del problema. Un periodista no ya deshonesto, que los tenemos a montones, sino simplemente conformista y dócil, puede ser tan dañino para la sociedad como un político inepto, un juez corrupto o un banquero podrido.

El 15M nos está quitando las telarañas. Y el periodismo no debería quedar al margen de la limpieza. Ampliemos los lemas indignados: “Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos, banqueros… y medios de comunicación”, “Periodismo real ¡YA!”, “Le llaman información, y es propaganda”…

La insoportable levedad del periodismo

Juan Luis Cebrián llevaba años esperando este momento. “José Luis Rodríguez Zapatero debe abandonar su patológico optimismo y anunciar cuanto antes un calendario electoral creíble”, escribe el miembro de la Real Academia Española en la portada de El País. Cebrián pide elecciones, lo que significa una sola cosa: que Rubalcaba ya está listo para enfrentarse a Rajoy. El director del periódico, Javier Moreno, apoya a su consejero delegado llevando a esa misma portada un editorial titulado “Fin de ciclo”, y tuiteando un pedrojotil “Zapatero debe convocar elecciones cuanto antes”.

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Un motivo para NO ver la televisión

Seasick Steve

Cd: You Can´t Teach An Old Dog News Tricks.

El californiano Seasick Steve se llama en realidad Steven Gene Wold, lo que no le impide toca la guitarra como si estuviese bajo la lluvia, escondido en un puente, rodeado de sombras y ratas. Es auténtico. Cuenta que construye sus propios instrumentos, que sueña con afinaciones nuevas y que grabó su primer disco a la edad en que otros se retiran del negocio. Seasick Steve toca para los homeless, arrastra el blues y duerme a pierna suelta.

“You Can´t Teach An Old Dog News Tricks” es su quinto disco, un trabajo realizado con la colaboración de toda una estrella: John Paul Jones, el bajista de Led Zeppelin. Quizá por eso suena de mil formas diferentes, desde la intensidad de un solitario bluesmen en una esquina de Chicago a la energía de una banda a lo White Stripes. Sin olvidar a J.J. Cale. Otra delicada e intensa joya.

 

Perraflauta

Dice Paolo Vasile que Belén Esteban, ex mujer de Jesulín de Ubrique y reina de la telebasura, es la precursora del 15-M. “Vaticina su concepto, porque dice cosas de sentido común… Representa a la mujer que protesta, inconformista”, asegura el Consejero Delegado de Telecinco sin perder la compostura. Voy a proponerle, querido lector, un complejo ejercicio de reflexión. Conteste sin pensar: ¿Y si Vasile no fuera un necio y estuviera en lo cierto? ¿Podría ser Stéphane Hessel un farsante y Belén Esteban la musa de los indignados? ¿Es la madre de Andreita quien ha propuesto, mediante sus desafíos a la razón y sus menosprecios a la inteligencia, un pragmatismo ético capaz de elevarse por encima de la teórica de las ideologías que nos permita, utilizando la acción cotidiana, poner en marcha unos nuevos valores morales?

Por un lado, un redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 93 años, miembro de la resistencia francesa, superviviente de dos campos de concentración nazis, que exige algo tan demodé como la imaginación y el compromiso: “Crear es resistir, resistir es crear”. Por otro, una postmoderna heroína, de sinuosa picota y edad indefinida gracias a la cirugía, capaz de resumir todo el desencanto de la sociedad en una  frase tan hermosa como contundente: “¡Andrea comete el pollo, coño!”. ¿A quién respeta más la oligarquía económica y financiera? ¿Quién es capaz de movilizar a esta sociedad anestesiada? Stéphane Hessel ha vendido cuatro librillos de escasas 40 páginas a 5 euros ejemplar. Belén Esteban superó el 11 de febrero de 2011 el 54,9% de la audiencia televisiva de nuestro país enfrentándose a la máquina de la verdad, con un minuto de oro visto por más de 5.366.000 espectadores.

Belén Esteban es una máquina de crear consignas sociales. “¡Yo por mi hija MA-TO!”, quizá la más brillante y radical de todas ellas, demuestra el brutal compromiso, la enorme responsabilidad de una mujer exasperada (niega la esperanza, pone en entredicho el futuro) que no puede confiar ni en un poder ni en un dios. Desde los grandes medios de comunicación de masas, cuna de una posible insurrección pacífica basada en la anulación del intelecto, Esteban parece esgrimir argumentos violentos (¡MA-TO!) e intereses particulares, que en realidad son metáforas de la resistencia. “Sois responsables como individuos”, señaló Sartre en una soflama que Esteban reescribe como reflexión íntima: “Gracias a Dios mira como estoy, de puta madre”.