Lejos del bosque

Lejos del bosque

Autor: Chris Offutt.

Editorial: Sajalín.

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La perfección. En los ocho relatos que forman este “Lejos del bosque” no encontrará un adjetivo de más o una palabra de menos, no se enredará en tramas inverosímiles, no dejará de sorprenderse con los entornos, con las escenas, con los personajes. El autor cuida a estos últimos, perdedores de manual que, pese a su enorme desubicación, jamas pierden su dignidad, su humanidad. Hombres y mujeres cargados de cicatrices por los que el lector no puede dejar de sentir empatía. Protagonistas gloriosos de relatos que no muestran una sola fisura: se devoran de una sentada, duelen como bofetadas en una noche helada, y se quedan con el lector para siempre devorándole lentamente las entrañas.

“Era una cabaña de una sola estancia, con un lavabo, una cocina de leña, un retrete y un colchón. En el centro había una estufa, también de leña, manchada de escupitajos de tabaco. El único mueble era un sofá andrajoso. Las paredes estaban cubiertas de estantes llenos de cosas que había ido encontrando en el bosque.

Una docena de egagrópilas de cárabo junto a un revoltijo de cornamentas. Una colección de alas de aves clavadas a la pared. En uno de los estantes habituales huesos blanqueados por el sol y en otro, treinta o cuarenta mandíbulas. Una pila de cráneos: mapache, zorro, ciervo, doce marmotas. Cientos de plumas incrustadas en las hendiduras de las paredes y en los nudos de la madera. Había tantas plumas que me dio la sensación de estar dentro del pellejo revertido del cárabo”.

Leer a Offutt es sencillo. Es un escritor que le tiene tomada la medida al drama rural, a la Norteamérica abandonada a su suerte, a cómo entablar una relación profunda con el lector gracias a los sentidos. Las descripciones del cuento del cárabo hacen que podamos sentir en la punta de los dedos sus silenciosas plumas, que podamos oler su carne cuando comienza a pudrirse, que lloremos imaginando sus desvencijados huesos. Y así con todas y cada una de las ocho narraciones de este libro, poco importa que hablen de un tipo que sale en busca de su cuñado y regresa con un cadáver robado, de un enterrador que echa de menos la cárcel o de una pareja que trata de ganarse la vida boxeando pese a que nunca antes ha boxeado. “Gente recia”, se titula el último relato. Gente recia creada por Chris Offutt, orgullo literario de Kentucky, para deleite de los degustadores de dramas protagonizados por personajes que jamás te dejan indiferente (les odiarás, les llorarás, les sufrirás, les amarás) en entornos desolados. Simplemente brillante.

Pincha para leer el primer relato.

Whitman

Whitman

Autor: Tyto Alba.

Editorial: Astiberri.

Whitman

Todo esta en Walt Whitman. Todo lo que realmente me interesa, me conmueve y me recuerda quién soy y dónde estoy. Aquello que me humaniza y me hace más curioso, más humilde, mejor. Por eso la publicación de una historia ilustrada sobre el poeta norteamericano solo puede ser recibida como una gran noticia. Sobre todo al conocer que está firmada por Tyto Alba, un artista que de alguna manera se está especializando en originales biografías (Fellini, Picasso, Frida Khalo, Balthus…).

“Whitman” no es una excepción entre la obra de Alba. Se trata de un perfil diferente, que se centra en un periodo concreto de la vida del autor de “Hojas de hierba”: el viaje que realizó, durante la guerra de Secesión, en busca de su hermano. Un viaje que le hizo comprender la realidad del conflicto, la brutalidad de las batallas, la necedad de un conflicto fratricida. Whitman visitó numerosos hospitales y conoció a cientos de heridos, a los que acompañó en momentos de una dureza indescriptible. Hombres gravemente mutilados, abandonados a su suerte en el campo de batalla, moribundos… víctimas de otros hombres como ellos. El neoyorkino, impactado por semejante espectáculo, abomina de los políticos (“Inseparables de su charlatanería y sus malditos partidos… Bien vestidos, podridos, miserables e indómitos”) y confirma su apuesta por el pueblo (“Jóvenes heridos y exhaustos, oriundos de la tierra, jóvenes, queridos y verdaderos herederos de ella”).

Añada a esta buena historia los textos del poeta, seleccionados con sensibilidad y criterio, y las brillantes acuarelas de un dibujante en su mejor momento. Tendrá un libro inolvidable que se sufre, y se disfruta, desde la primera a la última página.

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Diario del río Misisispi

Diario del río Misisipi.

Autor: John James Audubon.

Editorial: Nórdica.

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John James Audubon (Les Cayes, Saint-Domingue, 1785 – Nueva York, 1851) es el autor del libro que todo aficionado a la ornitología sueña con tener un día en las manos: “The birds of America”. Una obra grandiosa, bellísima, insuperable. Quizá la más ambiciosa de cuantas se han dedicado a las aves, sin duda la más espectacular. Cuando cumplió 18 años, Audubon abandonó Francia y se instaló en Kentucky. Doce años después, tras consolidar sus conocimientos ornitológicos y sus técnicas como artista y taxidermista, se propuso dibujar todas las aves del norte de América. Un proyecto brutal, una aventura descomunal a la que dedicó los mejores momentos de su vida: en seis años de trabajo duro de campo reunió 300 dibujos con las aves a tamaño natural. Tenía 41 años cuando comenzó a buscar dinero para publicar su obra, algo que consiguió gracias a un ingenioso sistema de financiación colectiva. Recaudó 115.640 dólares, cifra que hoy equivaldría a dos millones de euros, y pudo garantizar a cada suscriptor cinco juegos de impresiones cada uno o dos meses en un periodo de publicación que iría de 1827 a 1839. Benditos afortunados.

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“Birds of America” es el libro más caro del mundo: en 2010 la casa de subastas Sotheby´s de Londres vendió un ejemplar de esta obra, de 90 por 60 centímetros y con las ilustraciones en blanco y negro coloreadas a mano, por 11,5 millones de dólares.

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Le cuento todo esto porque el interesantísimo libro que hoy nos ocupa, el diario de Audubon en busca de aves por el río Misisipi, no incluye ni una mínima biografía del artista. Bien editado, con un texto emotivo y trepidante y 64 ilustraciones diminutas (es imposible acercarse, ni remotamente a los originales, pese a que en este caso el tamaño sí importa), carece de una biografía mínima o una jugosa introducción que ayuden al lector no pajarero a entender la grandeza del autor y su importancia histórica. En cualquier caso, una obra fundamental para naturalistas, un clásico de la literatura de viajes, un objeto hermoso hasta decir basta. Imagine esas láminas a tamaño natural, con colores vivos, en una reproducción perfecta. El sueño de todo ornitólogo.

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El final

El final

Autor: Attila Bartis.

Editorial: Sexto Piso.

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En la portada, una vieja Leica M3 cuelga de su correa. Permanece suspendida en el tiempo. Es eterna. Reclama toda mi atención: no puedo dejar de observarla, de analizar los detalles y terminaciones, de admirar su diseño atemporal. Identifico su legendario Summicrom (seguramente un 50 mm f2). Si se balancease, sería el mejor péndulo de hipnosis. Un objeto perfecto. El símbolo eterno de la fotografía entendida como visión infalible, como belleza poética, como arte y memoria. Porque la fotografía no solo es luz, también es tiempo. Y a fin de cuentas del tiempo es de lo que habla este maravilloso libro del húngaro Attila Bartis, escritor y fotógrafo, autor de dos interesantísimos títulos (El paseo y La calma) publicados en su momento también por la editorial Sexto Piso.

“Si de verdad iba a ser fotógrafo, lo que querría fotografiar es lo que no se ve.

Solo se puede fotografiar lo visible, dije yo.

Qué va, hijo, me contestó. Lo visible es solo una herramienta. Al igual que lo es la cámara fotográfica. Pero para poder fotografiar lo invisible hace falta que no nos demos cuenta de que tenemos una cámara fotográfica entre las manos.

Sí, eso estaría bien, dije.

Para lograrlo se necesita una máquina que sea perfecta . Una que no se nos adhiera, que se nos una como si su lente fuera nuestros ojos y el carrete nuestra memoria. Y una copia jamás podrá ser perfecta”.

“El final” no es solo una declaración de amor a la fotografía. Es mucho más que eso. Es la historia de un hombre, de una familia, de un país e incluso de un continente a lo largo del siglo XX. La Hungría comunista que se sobrepone a la posguerra, el Budapest áspero que regala imágenes en blanco y negro, la llegada del amor y del dolor, de personajes zarandeados que se lamen las cicatrices. Un gran escritor en su mejor momento. Un libro monocromo, grises sobre negro, absolutamente inolvidable.

Pinchar para leer las primeras páginas.